Una brecha que arde y lacera
Ángel Guardián
Una brecha que arde y lacera
©Angélica Escobar/La-Lista.

Maltrato, abuso, discriminación, desprecio… ningún término alcanza a describir ni un poco todo lo que padecen las mujeres en cada barrio o colonia del país, o de la región, o del continente.

Por eso lacera, arde realmente, un reporte basado en datos, muy materialista, pues, de que a los países de América Latina y el Caribe les va a costar casi siete décadas cerrar la brecha de género.

Esta semana, el Foro Económico Mundial (WEF) presentó su reporte Global Gender Gap Report, el que dice que, en la región, en promedio el ingreso económico de las mujeres es apenas el 60% del que perciben los hombres.

Sobra decir que, en el caso de México, en promedio a una mujer le pagan 6 pesos cuando a un hombre le pagan 10 por el mismo trabajo y en las mismas posiciones.

De acuerdo con el reporte, en América Latina y el Caribe se obtiene una calificación de 72.1% en cuanto a la paridad en la región, un score similar al registrado el año pasado. Es decir, a pesar de la pandemia, no se ensanchó la brecha. Eso, por lo menos, es una buena noticia.

Sin embargo, persisten los rezagos. La brecha es de 28.9% y, previo a la pandemia, se observaba una mejora en el ritmo en que se cerraba. Pero ahora, esto no se emparejará sino hasta dentro de 68.9 años.

A nivel global, las cosas están peor pues la pandemia sumó una generación más a las que no verán la paridad de género en todos los países del mundo. Previo a esta crisis sanitaria, la brecha de género se cerraría en 99.5 años. Pero por efectos de ella, ahora tomarán 135.6 vueltas del sol.

En cuanto a México, el WEF señala que, en 15 años, la posición del país en cuanto a brecha de género pasó del lugar 75 al 34; es decir, hubo una mejora sustancial en cuanto a la calidad de vida de las mujeres, su salud, la participación en política y su aporte a la economía y fuerza laboral. Sin embargo, hay retos y, para alcanzar la paridad, al país le tomarían por lo menos 45 años alcanzarla.

El problema, a la vista de lo que hemos visto en años recientes (con feminicidios, degradación del tejido social, ataques a las organizaciones de apoyo por parte del gobierno, menos recursos para programas… etc.), es que la brecha parece ampliarse, en lugar de cerrarse. Más allá de los discursos y los datos, al parecer México sigue siendo uno de los peores lugares del mundo para ser mujer.

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