El paraíso de la piratería
HÍBRIDO

Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_

El paraíso de la piratería
Foto: Documental "Steal This Film".

La piratería está fuera de control. No es una frase sensacionalista, es una realidad. Fuera de control, nada ni nadie puede controlarla. De acuerdo con cifras del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), 85% de los mexicanos ha consumido algún producto pirata. Para que quede más claro: ocho de cada 10.

Esta situación solo se ha agravado con la nueva normalidad, y es que, frente a las restricciones para permanecer más tiempo en casa, las personas han buscado acceso a contenidos en internet de forma ilegal. Muso, una empresa de tecnología con base en Londres, reportó que el tráfico en sitios de piratería en línea aumentó durante la pandemia, en forma de streaming y de descargas ilegales. En 2020, subió 41.4% en Estados Unidos y 42.5% en el Reino Unido.

Una investigación del Observatorio Nacional Ciudadano afirma que la piratería en México es un delito que se ha normalizado, y que debido a esta aceptación social las autoridades prefieren asignar recursos a delitos que se consideran más urgentes. En mi opinión, la piratería también es resultado de la desigualdad social y de la inequidad en el acceso a bienes y servicios. ¿Qué tanto la permiten –o incluso la fomentan– los propios gobiernos?

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En la conferencia matutina del lunes 21 de junio, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció el proyecto de los Tianguis del Bienestar, donde se vendería toda la mercancía decomisada por el gobierno, pero también aprovechó para hablar de una reforma administrativa que permita al Estado tomar estos productos y distribuirlos entre las personas más pobres a precios bajos.

La piratería es un delito que mata”, expresó Francisco Rivas, director del Observatorio Nacional Ciudadano, durante un foro en línea en 2020. De acuerdo con el estudio Piratería en México. Diagnóstico de la oferta y de las acciones institucionales, publicado por esta fundación, el crimen organizado es uno de los grandes controladores de la piratería en México, pero además hay “vínculos fluidos entre integrantes de partidos políticos y autoridades locales, que negocian y acuerdan con los gremios de comerciantes”.

En nuestro país hasta los aguacates están ligados al narco. Si este fuera el principio moral para dejar de consumir piratería, también tendríamos que dejar de comer guacamole, y de paso, condenar a miles de familias de agricultores a la pobreza. En Uruapan, conocida como “la capital mundial del aguacate”, se registraron 297 asesinatos en 2018, y de enero a noviembre de 2020, sumaron 2 mil 229 las víctimas de asesinato en Michoacán, atribuidas a la guerra entre cárteles.

Aunque México adquirió compromisos internacionales para proteger la propiedad intelectual e hizo reformas a la Ley Federal de Derechos de Autor, la Ley de Propiedad Industrial y el Código Penal Federal, los delitos cibernéticos también aumentaron en el último año. De acuerdo con información de la firma de asesoría ClarkeModet, las bajas penalidades –de mano de la tecnología– son un factor que permite que los infractores sigan evadiendo cualquier mecanismo de protección.

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La piratería también funciona como un placebo. Existen millones de personas que nunca van a tener una pieza original, o un artículo “de marca”, pero al menos podrán tener una imitación. Tal vez no puedan pagar el boleto del cine para toda la familia, pero les alcanzará para comprar una copia pirata en el tianguis, o buscarla en Cuevana, y verla todos juntos en la comodidad del hogar.

Mientras se siga tratando el acceso a la información como un privilegio, habrá una oposición. Existirán activistas y hackers dispuestos a romper con esto y exhibir a las élites. En junio, el hacktivista de Anonymous, Christopher Doyon, fue detenido en nuestro país y deportado. Después reveló que fue entregado ilegalmente desde México, donde él afirma que tenía asilo político y era un refugiado humanitario. Pero, así como él, siempre surgirán otros, generando movimientos subterráneos o una tecnología blockchain o una deep web.

Lo que para nada se ve bien es que personas con solvencia económica, acceso a contenidos e incluso privilegios, usen, aprueben y hasta condonen públicamente el consumo de piratería. Eso raya en el cinismo. Si por alguna razón la consumieron, que no la promuevan y que mejor se queden calladitos. Es absurdo, por ejemplo, que afuera de la Cineteca Nacional se permita la venta de películas que este mismo recinto está exhibiendo.

Si como dice el IMPI, ocho de cada 10 mexicanos hemos consumido piratería, los despliegues de virtud cuando las personas dicen “me voy a esperar para verlo de forma legal” no son más que palabras. Siempre habrá gente que no tenga para pagar 10 plataformas de streaming diferentes para ver todos los contenidos “de forma legal”. ¿Entonces cuál es la opción? ¿Privarse del entretenimiento? ¿Quedarse fuera de toda conversación? ¿Meter al 85% a la cárcel? Estas no son soluciones realistas, y mientras no las haya la piratería seguirá fuera de control.

BREVES

La cuarta edición del festival Todos los caminos llevan al sur se realiza de forma virtual hasta el 4 de julio a través de la plataforma de Cinépolis Klic, donde títulos como La mami o Hijo de monarcas se exhibirán de forma gratuita.

Para los que aún no están enterados, la Cineteca Nacional ya tiene una sala virtual y se puede acceder a ella desde casa a través de su sitio oficial. Entre las opciones se encuentran dos películas mexicanas interesantes: Leona y Los días más oscuros de nosotras.

Como era de esperarse, la entrada de la plataforma HBO Max a México no trajo todos los contenidos que han estrenado en otras partes del mundo. A la espera de que algunos de éstos aun sean incluidos, la serie The Flight Attendant es una opción entretenida que mezcla misterio y comedia.

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