Amigos, ¿creen que son aliados de las mujeres? Consideren la vasectomía

Es la autora de OK Boomer, Let's Talk: How My Generation Got Left Behind.

Amigos, ¿creen que son aliados de las mujeres? Consideren la vasectomía
‘En el centro de esta división no está el dinero ni la oportunidad ni nada lógico. Es el sexismo'. Foto: Jan Scheunert/ZUMA Wire/REX/Shutterstock

Los hombres estadounidenses han recorrido un largo camino, cariño. Pasan más tiempo que nunca con sus hijos. La mayoría de ellos dice que quiere matrimonios igualitarios y un mejor equilibrio entre el trabajo y su vida privada. Dos tercios de los padres casados tienen una esposa que trabaja fuera del hogar y contribuye a los ingresos familiares, y aproximadamente cuatro de cada 10 de esos hombres tienen una esposa que gana más que ellos. Entonces, ¿por qué, en lo que respecta a la planificación familiar, las mujeres hacen todo el trabajo y los hombres tan poco? Para decirlo con más precisión: ¿por qué no hay más hombres estadounidenses que se hacen la vasectomía?

La brecha en materia de anticoncepción es una de las desigualdades de género más notables y persistentes. Si bien casi el 100% de las mujeres estadounidenses toman medidas, en algún momento de su vida, para prevenir el embarazo, la gran mayoría de ellas asume esa carga sola. Menos de una de cada 10 confía en el uso del preservativo, un método anticonceptivo que requiere la participación de los hombres. Y solo uno de cada 10 hombres casados o con pareja se ha sometido a una vasectomía; el porcentaje de los hombres solteros es mucho más bajo.

Es difícil entender por qué. Las vasectomías suelen estar cubiertas por el seguro, por lo que el costo no es el factor principal. Tampoco lo es su riesgo, ya que las vasectomías son sumamente seguras. Tampoco lo es el tiempo ni el dolor: las vasectomías son simples procedimientos ambulatorios. La recuperación es tan mínima que los urólogos han considerado el mes de marzo como la “temporada de vasectomías”: los hombres agendan la operación para que coincida con el March Madness, para poder sentarse en el sofá con una bolsa de chícharos congelados en la entrepierna, mientras ven el juego de básquetbol.

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Para los hombres que ya han tenido hijos o que saben que no quieren tenerlos, la vasectomía es el método anticonceptivo más seguro, fácil y eficaz. También es más segura y fácil de revertir que la ligadura de trompas. Permite que los hombres tengan mayor control sobre su propia fertilidad. Y les da a los hombres con parejas femeninas la oportunidad de compartir más equitativamente el trabajo de la planificación de sus familias. Pero para muchos hombres, e incluso en las conversaciones sobre planificación familiar y derechos reproductivos, la vasectomía sigue siendo un tema secundario. Existe una presunción intrínseca de que las mujeres asumirán casi toda la responsabilidad reproductiva, a pesar de que para reproducirse (al menos a la antigua) siempre se necesitan dos.

La cuestión de por qué las mujeres son las que hacen casi todo el trabajo para prevenir los embarazos no deseados, cuando un embarazo accidental requiere tanta participación de los hombres como de las mujeres, ha cobrado nueva importancia gracias a las preguntas sobre si la vacuna contra el Covid-19 de Johnson & Johnson en Estados Unidos, y la vacuna de AstraZeneca en Reino Unido y Europa, aumentan el riesgo de coágulos sanguíneos. Tras una pausa para evaluar la evidencia, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos consideraron que la vacuna de Johnson & Johnson era segura, pero señalaron que en un muy pequeño número de casos había un riesgo ligeramente elevado de coagulación sanguínea en mujeres menores de 50 años. La Agencia Europea de Medicamentos ha recomendado que no se aplique la vacuna de AstraZeneca a los jóvenes.

Esto llevó a muchas mujeres a preguntarse: ¿qué pasa con la pastilla?

La pastilla anticonceptiva sigue siendo muy segura, pero también conlleva un alto riesgo de formación de coágulos sanguíneos, un riesgo mayor que el de la vacuna contra el Covid-19. Dicho esto, los dos no son necesariamente comparables. Los coágulos sanguíneos relacionados con la pastilla suelen producirse en las piernas y en ocasiones en los pulmones, no en el cerebro, y suelen ser tratables.

Y ningún método anticonceptivo está exento de tener defectos. Los métodos hormonales, como la pastilla, la inyección de Depo-Provera y el DIU hormonal, entre otros, provocan efectos secundarios entre los que se incluyen el aumento de peso, los cambios de humor, las náuseas y, quizá lo más ofensivo, la disminución del deseo sexual, lo que en cierto modo anula el propósito de utilizar anticonceptivos para poder mantener relaciones sexuales por placer sin riesgo de embarazo. Como dato anecdótico, muchas mujeres que conozco son firmes defensoras de una amplia gama de opciones anticonceptivas, pero personalmente rechazan los anticonceptivos hormonales debido a sus efectos secundarios. Y los métodos no hormonales no son necesariamente la solución: el DIU de cobre, que no contiene hormonas, puede provocar abundantes sangrados y fuertes dolores menstruales. (Cuando hace años le pregunté a mi propia doctora por el DIU de cobre, me dijo que me lo pusiera solo si estaba conforme con sangrar y tener dolores durante el próximo año).

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Una respuesta a la pregunta de por qué los hombres no asumen su parte justa de la responsabilidad de la anticoncepción es obvia: muchos hombres tampoco asumen la responsabilidad del embarazo, por lo que hay muchos menos incentivos para que tomen la iniciativa para prevenirlo. Y ciertamente es algo bueno que las mujeres tengan la facultad de controlar sus propias capacidades reproductivas sin tener que depender de sus parejas masculinas.

Otra respuesta es bastante obvia a partir de la lista anterior: sencillamente no hay opciones de anticoncepción hormonal o de otro tipo, médica y temporal, para los hombres. Los preservativos, a diferencia de los anticonceptivos hormonales, pueden evitar la transmisión de enfermedades. Pero precisan de un uso perfecto cada vez, algo así como la esponja anticonceptiva y el diafragma, ninguno de los cuales es precisamente un método anticonceptivo popular en 2021. Muchas personas descubren que experimentan una disminución de la sensibilidad con los preservativos, y requieren interrumpir lo que muchas parejas quieren que sea un momento espontáneo y sensual; no son un método en el que la responsabilidad recaiga solo en el hombre en una pareja heterosexual. Aunque existen múltiples medicamentos en el mercado que permiten que los hombres sigan teniendo erecciones hasta una edad avanzada, no hay ninguna pastilla masculina ni ningún DIU masculino, lo que dice mucho sobre lo que los hombres demandan y lo que las empresas farmacéuticas creen que van a utilizar.

Pero la relativa falta de opciones médicas para los hombres que desean controlar su fertilidad no es la historia completa. La opción anticonceptiva más popular entre las mujeres estadounidenses no es ninguna de las opciones hormonales, sino la ligadura de trompas. Y hay un corolario masculino: la vasectomía.

Sin embargo, las mujeres tienen aproximadamente el doble de probabilidades de ligarse las trompas que los hombres de hacerse la vasectomía, a pesar de que la ligadura de trompas es más invasiva, más riesgosa y más difícil de revertir.

En el centro de esta división no está el dinero ni la oportunidad ni nada lógico. Es el sexismo: la expectativa de que las mujeres no solo asuman la tarea de la reproducción, a menudo dañando permanentemente nuestra salud y siempre arriesgando nuestras vidas, sino que también asumamos el 100% del dolor y el riesgo de evitarla. En cuanto a los hombres, bueno, ellos solo se unen para la parte divertida.

Esta división ha existido en nuestras relaciones íntimas durante milenios, así que no es de extrañar que muchos hombres no se hayan inmutado y que muchas mujeres no lo piensen dos veces. Pero la preocupación sobre la vacuna contra el Covid-19 (sumamente segura) ha abierto una nueva línea de conversación sobre quién asume qué riesgos y por qué cuando se trata de la anticoncepción. Esa conversación debería ampliarse más allá de las preocupaciones sobre la pastilla anticonceptiva (también sumamente segura, si no 100% apreciada). Los hombres deberían preguntarse por qué no se levantan en armas ante su falta de opciones anticonceptivas. Más de ellos deberían realizarse vasectomías. Y las mujeres que esperan la igualdad en casa deberían preguntarse si la están consiguiendo si el costo físico de planificar sus familias recae sobre ellas solas.

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