Recibir dictadores es inconstitucional
Ciudadano Político

Provocador de ciudadanos, creador de espacios de encuentro y conocimiento. Exservidor público con ganas de regresar un día más preparado. Abogado y politólogo con aspiraciones de chef. Crítico de los malos gobiernos y buscador de alternativas democráticas. Twitter: @MaxKaiser75

Recibir dictadores es inconstitucional

El presidente de México viola el artículo 89, fracción X de la Constitución al recibir en nuestro país, como jefes de Estado, a los dictadores de Venezuela, Nicolás Maduro, y de Cuba, Miguel Díaz Canel. Esta fracción constitucional ordena (no sugiere) al titular del Ejecutivo a observar los principios normativos de “respeto, protección y promoción de los derechos humanos y la lucha por la paz y la seguridad internacionales” al dirigir la política internacional.

En el caso de esos dos países, diversas organizaciones internacionales, medios de comunicación internacionales, así como organizaciones y medios de comunicación de ambos países han documentado ampliamente la violación sistemática y brutal de los derechos humanos de su población, en especial de aquellos que son críticos a ambos regímenes, y son señalados como enemigos por sus gobiernos.

También está documentado que en ambos países se violan los más mínimos principios de libertad y el ejercicio más elemental de la democracia. Así, el jefe del Estado mexicano, garante de la Constitución de nuestro país, y representante de toda una Nación, viola estos principios al recibir a estos dos mandatarios y darles trato de aliados de nuestro país. No pueden ser aliados de México dos jefes de Estado que abiertamente ejercen el poder en sus países de forma adversa a nuestros principios constitucionales.

 ¿De dónde surge la “confusión” del presidente de México?” El señor Andrés Manuel López Obrador cree que la Constitución mexicana es un documento que contiene sugerencias para el titular del Poder Ejecutivo. En especial, si se trata de un presidente muy popular y querido, como él se considera. Así, la fracción X del artículo 89 puede ser leída por él de manera parcial, es decir, le gusta cuando dice que se debe respetar la autodeterminación de los pueblos, y por eso dice con risa burlona “yo no me meto”. Pero, según él, no hace falta hacerle caso a la parte que establece que está obligado, también, a promover los derechos humanos en la conducción de la política internacional. 

En su visión del Estado de Derecho y los principios constitucionales pueden someterse a las preferencias ideológicas propias y de su partido. Por eso considera que, como jefe de Estado, puede escoger a sus aliados internacionales, no por los principios que adoptamos todos los mexicanos a través de nuestra Constitución, sino por las inclinaciones personales y las estrategias electorales de su partido. 

La buena noticia es que existe otro órgano del Estado mexicano que puede analizar la política exterior desarrollada por el Ejecutivo y hacer extrañamientos directos, con consecuencias legales. Esta es una facultad exclusiva del Senado de la República, establecida en la fracción I del artículo 76. La mala noticia es que este órgano está dominado por miembros de Morena y sus aliados, que, en lugar de cumplir con su facultad constitucional, corrieron en su momento a tomarse una foto con Nicolás Maduro, y seguro lo harán también con el dictador cubano.

Esto no es solo un agravio directo a nuestra Constitución y una controversia política nacional. La selección de malos aliados en la esfera internacional implica consecuencias directas en la población, en todos nosotros, porque genera desconfianza y cierra puentes con las democracias desarrolladas, con las que deberíamos generar todo tipo de alianzas. Así, al abrazar a dictadores como aliados, el señor López Obrador nos afecta a todos, no solo desde el plano social y político, sino desde las vertientes económicas y de seguridad internacional.

Es momento de levantar la voz al unísono, y recordarle al señor López Obrador que la votación del 2018 lo convirtió en jefe del Estado mexicano y presidente de todos los mexicanos, y no en el dirigente de una corriente ideológica, que puede imponernos a todos. 

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