México, segundo país en AL con más crímenes de odio por diversidad sexual y de género
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Reportero egresado de la UNAM, formó parte de los equipos de Forbes México y La-Lista. Con experiencia en cobertura de derechos humanos, cultura y perspectiva de género. Actualmente está al frente de la Revista Danzoneros. X: @arturoordaz_

México, segundo país en AL con más crímenes de odio por diversidad sexual y de género
Foto: Anna Shvets/Pexels.

El combate contra las agresiones por razones de diversidad sexual o identidad de género no se limita a tratar de erradicar un grito homofóbico en los partidos de futbol o incluir más pronombres en los discursos políticos. Es urgente que se garantice la seguridad e integridad de las personas sin importar su sexo, preferencias sexuales o su identidad.

Este jueves se registró un ataque contra integrantes de La Tianguis Sexodisidente en la Glorieta de Insurgentes. Esto resultó en al menos tres heridos. Ante ello, la Dirección General de Diversidad Sexual y Derechos Humanos en la Ciudad de México aseguró que atendieron a las personas agredidas a través de las instancias correspondientes.

Aunque hoy en día la agenda de la comunidad LGBTTTIQ ha ganado terreno, todavía hay graves pendientes, como garantizarles un tránsito tranquilo sin un asesinato o una desaparición. A pesar de la pandemia de Covid-19, de 2020 a la fecha el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio de la Fundación Arcoíris detectó al menos 131 atentados en contra de personas lesbianas, gay, bisexuales o trans.

Aunado a ello, de 2018 a abril de 2021, el Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación registró 182 quejas por presuntos actos de discriminación contra personas de la diversidad sexual y de género.

México continúa siendo un lugar riesgoso para expresar las preferencias sexuales y de género, ya que según el Observatorio de personas trans asesinadas, entre 2008 y septiembre de 2020, este país figura como el segundo de América Latina con más crímenes de odio por la orientación sexual e identidad de género (528), solo por detrás de Brasil (1,520).

Las herramientas de las instituciones de seguridad local no solo deberían de estar destinadas a la prevención y protección de las víctimas de casos como este, sino que también se debería reforzar las acciones para modificar la conducta y actitudes homofóbicas que persisten en la población, por más mínimas que sean.

¿Cuántos de nosotros hemos hecho el intento de eliminar la palabra “puto” de nuestro vocabulario? Quizá no entenderemos la urgencia de estos cambios hasta entender el temor de quienes no pueden caminar con tranquilidad por la acera por expresar quienes son. Las actitudes más mínimas pueden hacer la diferencia, sobre todo para el desarrollo de las personas más jóvenes. Es cierto que se requiere un trabajo institucional y de sociedad, pero también a nivel individual.

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