La gratitud, el estado ideal para recibir
Regresando al amor

Psicoterapeuta familiar sistémica, escritora, meditadora y activista por la equidad de genero. Su práctica está encaminada al reconocimiento de la herida emocional infantil para el desarrollo integral del adulto consciente. Instagram @rominalcantar

La gratitud, el estado ideal para recibir
Foto: Pixabay

Hoy te propongo que dediquemos el día a sentirnos simplemente agradecidos. Cierra los ojos por unos instantes e intenta recrear en tu mente un suceso por el cual te puedas sentir realmente pleno. Recuerda que la mente no sabe qué está sucediendo y qué te estás imaginando, entonces aprovéchate de ello para que realmente puedas sentir y experimentar un estado de gratitud y de plenitud. 

Lo que acabas de sentir debe ser la meta constante y consciente, pero cada vez, dependiendo menos de sucesos externos pasados, presentes o futuros. En la medida que logres permanecer en ese estado de gratitud, aún cuando no tengas nada en tu vida que lo motive, entonces cosas maravillosas empezarán a pasar en tu vida. 

¡La gratitud es la emoción que nos ayuda a estar listos para recibir lo que deseamos! 

¿Sabes por qué? Porque si agradeces lo que tienes, tu cerebro entiende que ya lo recibiste.

Pues muy simple, vuelve a cerrar los ojos y siente lo que te produce estar realmente agradecido. La gratitud hace que tu cuerpo se mueva en mil direcciones, todas positivas, por cierto, pues al sentirte en este estado todo en ti empieza a acomodarse para tu bienestar. 

Primero que todo, la energía del corazón se expande y este empieza a latir armónicamente. Con esa armonía, tu cerebro se empieza a sincronizar y vibrar coherentemente. A esta sincronía se le llama coherencia cardiaca, donde tu mente y corazón entran en sincronía. 

Entonces todas tus hormonas entran en movimiento. Tus niveles de cortisol, la hormona del estrés se empieza a equilibrar  e inmediatamente la oxitocina, o la hormona de la felicidad y el bienestar se empieza a producir. Los niveles de dopamina también empiezan a secretarse y a generar en ti una sensación de bienestar total. 

La gratitud te conecta con la fuente y es la clave de la abundancia. Una vez logramos crear un patrón consciente de gratitud incondicional, entonces dejamos de buscar logros externos para poder sentir dicha emoción de plenitud constante. 

Lo mejor de todo es que no nos cuesta nada ejercitar constantemente nuestra capacidad de sentir gratitud. Si todos los días nos despertamos con esa emoción dentro de nosotros, y nos aferramos a ella lo más que podamos, sintiéndola, realmente experimentándola, entonces poco a poco nos iremos convirtiendo en ella, lentamente nos iremos alejando de los patrones de dependencia físicos y nos acercaremos más y más a la abundancia real, la plenitud interior. 

Las personas agradecidas no dan por sentado aquello que poseen, pero no dependen de reconocer que lo tienen para sentirse completas y llenas. Viven la experiencia de la vida desde la humildad y el agradecimiento propios de quien comprende que detrás de los programas mentales, detrás de la “realidad” relativa e inestable que esta en frente de sus ojos, subyace algo mayor, una realidad con infinitas posibilidades que se materializa cada vez que conscientemente la reconocen con verdadera gratitud. 

Una mirada integradora e inclusiva nos permite trascender el juego de la causa y el efecto con todas sus liberadoras consecuencias. Y entonces, experimentamos la íntima y silenciosa gratitud tan solo por el hecho de ser conscientes de esa inteligencia mayor que late tras las apariencias de la vivencia vital cotidiana.

Te invito a que realices este ejercicio diario de coherencia cardiaca, si quieres una guía para hacerlo, revisa en mis redes de Instagram.

¿Estás listo para vivir constantemente la emoción? 

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