Xavi, herencia y tradición
Alioli

Es periodista y analista de datos. Ha colaborado en medios como Reforma, Chilango y Tec Review. Fue coautor del libro Ayotzinapa, la travesía de las tortugas, publicado por la editorial Proceso. También es hincha incondicional de los Leones Negros. Twitter: @ridderstrom

Xavi, herencia y tradición
Xavi Hernández. Foto: David Borrat/EFE.

Luego de unas intensas negociaciones con los dirigentes del Al-Sadd catarí –en las que no participó el presidente Joan Laporta– y de pagar su cláusula de rescisión, el FC Barcelona logró fichar al exmediocampista Xavi Hernández para que vuelva a casa y dirija a un equipo irreconocible.

Laporta, poco partidario de Xavi debido a que este se sumó a la campaña del opositor Víctor Font en las pasadas elecciones del club, fue reticente y prefirió alargar la estancia de Koeman en la ciudad Condal. Cuando el agua le llegó al cuello, no hubo más que retractarse y confiar en el de Terrassa. Antes había sopesado la opción de sumarse a la nueva tendencia de la élite europea y contratar a un técnico alemán. Thomas Tuchel, Joachim Löw, Jürgen Klopp, Hansi Flick o Julian Nagelsmann estuvieron en la lista, pero su fichaje no pudo concretarse.

El presidente parece acorralado y dubitativo en la toma de decisiones, y es notorio el vacío que dejó Johan Cruyff como consejero. La afición manifiesta su malestar dejando de asistir al estadio, y el equipo, anárquico y lastrado por las lesiones continuas de jugadores clave, no tiene sangre ni claridad mental para encarar los partidos importantes. Hay consenso en la dirección y aun entre los hinchas: solo un mito como Xavi puede devolver algo de ilusión a un club tan deprimido.

Cuando vuelva a casa, más allá del calor de su gente, encontrará viejos amigos, un presidente que le guarda algo de rencor, y un momento futbolístico en el que el físico de los jugadores se sobrepone a la técnica individual: o sea, la antítesis del ideario blaugrana. Aunado al cambio de paradigma en el juego, hay una ristra de opositores que aguarda con ansias el colapso de su proyecto. De acuerdo con ellos, su manera de ver el futbol no calza con este tiempo y eso lo hará pasarla mal; aunque Xavi pueda contar por cientos los partidos en que se emparejó a rivales mucho más veloces y altos que él, y a la mayoría los haya superado con su profundo conocimiento de los engranajes del juego.

El egarense es un manual andante de estrategia, un obsesivo de la posesión del esférico y tiene memoria paquidérmica para recordar partidos y jugadores. Es, también, el heredero de dos tradiciones: la del futbol asociativo de Luis Aragonés y Vicente del Bosque en la Selección Española, y la del futbol total de Michels, Cruyff y Guardiola en Barcelona. Sus entrenadores apreciaban su exquisita técnica y su inteligencia táctica y emocional, que lo hacían potenciar las virtudes de sus compañeros y paliar sus carencias. Y lo más importante: sabía traducir las ideas del entrenador para que el equipo las expresara. Con ese bagaje, estaba cantado que tomaría el banquillo cuando dejara los campos. Ahora, con el talento de la Masía (aún por madurar) y los jugadores extranjeros que comparten conceptos, sabe que el vestuario estará dispuesto a escucharlo pacientemente y aprender.

En cuanto a su traductor en el campo, ¿será que habla holandés o castellano?

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