Limar los bordes
Alioli

Es periodista y analista de datos. Ha colaborado en medios como Reforma, Chilango y Tec Review. Fue coautor del libro Ayotzinapa, la travesía de las tortugas, publicado por la editorial Proceso. También es hincha incondicional de los Leones Negros. Twitter: @ridderstrom

Limar los bordes
Foto: fcbarcelona.es

La ventana de fichajes de invierno no depara sorpresas. Quienes recurren a ella lo hacen para apuntalar al equipo en caso de lesiones largas; pero el clima económico actual y el hecho de que los jugadores han vuelto una práctica común agotar sus contratos para marcharse libres en junio (lo cual obliga a sus clubes a intentar venderlos en enero para tener algún beneficio económico) invitan a pensar que este será un mes ajetreado, especialmente en Barcelona.

Porque Xavi Hernández, naturalmente, pidió fichajes, y el presidente Joan Laporta lo escuchó y puso en marcha el engranaje administrativo para intentar consumarlos. Tras las incorporaciones de Dani Alves y Ferrán Torres, el técnico egarense tiene dos prioridades para cerrar su plantilla de cara al tramo decisivo de la temporada: un central de envergadura que pueda dar descanso a los titulares y un 9 experimentado que acepte cobrar poco. En el primer caso, suena Matthijs de Ligt, inconforme con su papel en la Juve, aunque llevarlo al Camp Nou en enero sería descabellado. Y como 9, luego de descartar a Edinson Cavani y de enrocarse la opción de Álvaro Morata, suena la cesión de Anthony Martial, delantero físico y polivalente del United.

En la memoria de los culés más veteranos está la cesión de Edgar Davids, desde la Juventus, en enero de 2004 por seis meses. Entonces el equipo estaba casi tan hundido como ahora, y Laporta, en su primer mandato, cumplió la petición de Frank Rijkaard. Ambos se encomendaron a ese mediocampista de corta estatura que era tan agresivo como fino. Con su participación, el equipo remontó cinco posiciones en la tabla, quedó subcampeón detrás del Valencia y se clasificó para la Champions League de la temporada 2004-05. Aquello supo a gloria porque el equipo, al fin, levantaba la cabeza. Así que Laporta quiere repetir la fórmula. Necesita acertar en invierno para ganar credibilidad en verano, donde se esperan los fichajes más deslumbrantes.

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Pero antes de poder inscribir a cualquier nuevo jugador, el área administrativa debe cuadrar el fairplay financiero y para ello busca desprenderse de tres de los fichajes más controvertidos de la era Bartomeu: Philippe Coutinho, Ousmane Dembélé y Samuel Umtiti. Lo de Coutinho y Dembélé es de antología: el club dilapidó solo en ellos los 222 millones de euros que dejó Neymar en las arcas con su fichaje por el PSG en 2017, y no lograron generar simpatía ni llenarle los ojos a la hinchada culé. Y el caso de Umtiti, que pidió un incremento salarial luego de haber ganado el Mundial de 2018 con Francia, es chirriante porque volvió con la rodilla muy dañada y desde entonces ha mermado su condición física y su valor de mercado.

El brasileño saldrá cedido al Aston Villa por lo que resta de temporada; de Dembélé ya no se espera una ampliación de contrato, pero sí que algún equipo cometa la locura de llevárselo en enero; y a Umtiti se le busca club aunque él siga empecinado en convencer a Xavi de ser titular.

Enero es un respiro en el Camp Nou y, por ahora, la nueva junta directiva ha demostrado ser mejor gestora que la anterior.

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