A reconstruir
Alioli

Es periodista y analista de datos. Ha colaborado en medios como Reforma, Chilango y Tec Review. Fue coautor del libro Ayotzinapa, la travesía de las tortugas, publicado por la editorial Proceso. También es hincha incondicional de los Leones Negros. Twitter: @ridderstrom

A reconstruir
Foto: fcbarcelona.es

En el FC Barcelona todo lo que podía salir mal lo hizo. El 2021 fue un annus horribilis que obligó al club entero a pasar por cambios profundos y, al final, el cuerpo técnico, la plantilla y la directiva fueron totalmente distintas a las que había en enero. Nadie en la élite sufrió tanto. Y pese a los cambios, el ambiente en el Camp Nou luce igual que antes; porque sin importar la cantidad de veces que los directivos intentaron recomponer el rumbo, al club los atraviesa una profunda crisis financiera y moral de la que aún no se vislumbra salida.

Los mayores hitos del año fueron la partida de Lionel Messi al PSG en calidad de agente libre, el obligado retiro del Kun Agüero por problemas cardíacos, y la eliminación en la ronda de grupos de la Champions League. El club deberá jugar nuevamente la Europa League luego de 21 años y la hinchada está tan descontenta que vislumbra un futuro catastrófico en la segunda competencia continental aun a pesar de que los rivales son teóricamente más asequibles comparados con el pedigrí azulgrana.

La directiva está cargando con un costal pesadísimo de deudas y solo demuestra parsimonia ante los conflictos. No han podido apuntalar la plantilla tanto como Xavi lo exige (por ahora solo hay dos refuerzos), ni han cerrado nuevas alianzas con patrocinadores que los ayuden a subsanar las cuentas. De los derechos televisivos ni hablar, porque siguen en una digna lucha contra Javier Tebas y sus decisiones arbitrarias.

Otro problema heredado es la renovación de Ousmane Dembélé. El jugador y su representante estiraron hasta las últimas consecuencias el plazo que el Barcelona estipuló y ahora el tiempo está a favor del francés. En las negociaciones se han manejado cifras muy alejadas de la capacidad financiera del club, lo cual demuestra lo desapegado que el jugador está de la realidad. Hay desesperación pero también resignación y un plan para paliar su hipotética marcha.

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Aún hace falta recuperar a jugadores clave y todo pinta que cuando mengüe la ola de contagios que ha mermado a la plantilla, Xavi Hernández podrá implementar mejores estrategias. Porque la plantilla podrá haber cambiado mentalmente con la llegada del nuevo entrenador, pero sigue siendo limitada. Ferrán Torres, flamante fichaje, debe superar una factura en el pie derecho, pero a su vuelta servirá de comodín en la delantera. Dani Alves, que no podrá ser inscrito hasta el tres de enero y jugará una vez superado el Covid, aportará veteranía a un carril derecho huérfano de efectivos. Y la no tan descabellada petición de Álvaro Morata por parte de Xavi vislumbra una remodelación que pretende convertir de nuevo al Barcelona en la columna vertebral de la selección.

Por ahora reina el caos, aunque no debería ser eterno. Al Barcelona le toca reconstruir para sortear los golpes y en esa reconstrucción deben quedar patentes las verdaderas capacidades de liderazgo de Joan Laporta y el ingenio táctico de Xavi.

Quizá el 2022 no será glorioso para el club, pero se puede trabajar para que sea benévolo.

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