Prende tu luminiscencia
Espacio mindfulness

Es escritora –cuatro libros publicados y dos en camino–, periodista, cantautora –más de 160 canciones–, experta en respiración, yoga y meditación. Dirige el Yomu Institute, es mamá de tres hijos y pionera en el arte de materializar ideas innovadoras. Es la creadora y fundadora del sistema Enciende tu corazón para inspirar la alegría en el despertar de la conciencia. Instagram: @cynthiazakofficial

Prende tu luminiscencia
Foto: Pixabay

Ecosistema perfecto que habla, escucha, siente, percibe, recibe, este organismo donde respiro, el cuerpo milagroso lleno de luminosas oportunidades que no podemos dejar pasar.

El templo de mi alma, el espacio donde se organiza el oxígeno, con inteligencias perfectas ubicadas en la cabeza, el corazón y los intestinos, pero que se expanden en todos los poros, la epidermis y la dermis, los chakras y los 72 mil nadis que corren por las venas.

Con sus variaciones e historias, todos los cuerpos funcionamos de la misma manera y de igual modo tenemos todo el potencial para sanarnos, desapegarnos del sufrimiento, encontrar los puntos brillantes que nos sostienen, las raíces que se entrelazan con las de los demás y la oportunidad de volar alto, sin límites.

Aunque no lo veas emitimos luces, somos bioluminiscentes, seres capaces de emitir luminiscencia. Algo que investigadores curiosos comprobaron científicamente hace años luego de confirmar que los humanos emitimos una frecuencia de luz demasiado tenue para ser identificada con la vista, pero muy poderosa cuando vemos con todos los sentidos.

Según el estudio, el brillo que emitimos está mil veces por debajo de la sensibilidad de nuestros ojos, brillamos con un resplandor que cambia a lo largo del día dependiendo de los estados emocionales, de los pensamientos, de la condición física. A primera hora de la tarde es cuando más luz emitimos y se reduce al caer la noche. Las partes del cuerpo que más luminosidad emiten son las más expuestas al sol, las mejillas y la frente son las más brillantes.

Físicamente emitimos luz porque nuestro cuerpo despide radicales libres que se mezclan con proteínas y lípidos para producir fulgor y los cambios en el metabolismo impactan en esta bioluminiscencia.

Emocionalmente más brillamos cuando más alto vibramos, cuando creamos coherencia entre nuestro cerebro y el corazón, cuando nos lanzamos al servicio y entendemos que todo lo que pensamos impacta en el mundo.

Es la hora de encenderte 

Vas a prender las luces de tu mente, enchufar el corazón en campaña de gran conquista emocional, sacudir ese polvo y telarañas de rincones corporales olvidados para que tu bioluminiscencia sea un espectáculo inolvidable.

Autobendecirte para encenderte, un viaje al corazón del misterio, del misticismo más puro de conexión con lo divino y sagrado que ilumina por dentro.

-Respira y frota tus manos.

-Pásalas por todo tu cuerpo como si te untaras protector solar.

-Mientras lo haces invoca tu bioluminiscencia y siente cómo todo tu organismo empieza a brillar desde adentro.

-No te olvides de tus órganos, tejidos, huesos y músculos, sin dejar de lado las glándulas, sangre, fluidos y sistemas interiores.

-Ahora enciende tu luz, la llama de tu corazón y reconecta desde los pies con las raíces de todos los seres que comparten este planeta contigo. 

-Mantén la luz encendida repitiendo este mantra: mi luz es un faro para mí y para los demás.

-Practica la meditación de autobendición que encuentras en este link.

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