De buenas intenciones están llenos los panteones
Política consciente

Licenciada en Relaciones Internacionales. Consultora en imagen pública y estratega en comunicación. Actualmente produce y conduce el programa The White Table para MMoodtv. Cofundadora del colectivo TÚ x México. Twitter: @anapatam_mx

De buenas intenciones están llenos los panteones
Foto: Instagram / Mariana Rodríguez

En días pasados fuimos testigos de la tremenda polémica que desató Mariana Rodríguez, esposa del gobernador de Nuevo León, Samuel Garcia, al tomar a un bebé del DIF y llevárselo por un fin de semana a su casa. En este tiempo compartió varias publicaciones del bebé en sus redes sociales. 

Hubo muchos comentarios en contra, ya que se violaban los derechos del menor, pero también muchos otros a favor de este tipo de acciones, ya que estos niños necesitan recibir atención y que la gente se de cuenta que hay muchos bebés en condiciones de orfandad esperando ser adoptados. Lo cierto es que esta acción dio como resultado un aumento en el número de padrinos visitantes a los centros del DIF después de la publicidad que ella le dio.

Sin lugar a dudas, la acción de Mariana Rodríguez fue buena, llena de buenas intenciones. 

Un principio de derecho, sobre el cual se sustentan las leyes, indica que “un particular puede hacer todo aquello que la ley no le prohíbe”, es decir, usted puede hacer todo lo que no este prohibido en la ley. En cambio, un funcionario público, un representante popular, un gobernador, un presidente de la república o incluso sus cónyuges que también ocupan un cargo en el gabinete solo pueden hacer lo que dice la ley que pueden hacer. Esto no quiere decir que limiten sus actividades, quiere decir que tienen que seguir una serie de procedimientos para poder hacer las cosas bien, porque de lo contrario el mensaje se va confundiendo y así su buena intención. 

Esta acción tiene muchas consecuencias ante la ley, lo primero es que esa figura no está contemplada y si lo hizo alguien, ¿por qué no lo van a poder hacer los otros? Llevarte un bebé a tu casa por un fin de semana, como si fuera una mascota. Es por esta razón que la ley es clara y señala que los gobernantes solo pueden hacer lo que la ley dice. En cambio, cualquier otra persona puede efectivamente hacer lo que le nazca, siempre y cuando no este prohibido por la ley. Todo radica en la concepción de la ley.

Otro ejemplo como estos son las conferencias mañaneras, donde el presidente todos los días dice lo que a él le parece, justificando que “él también tiene el derecho”. Esto habría que acotarlo, sí tiene ese derecho como ciudadano, pero cuando ha dejado de serlo y es el presidente tiene obligaciones, y a esas se tiene que someter.

Con este ejemplo, la mayor parte de los gobernadores del país están haciendo todo lo que les da la gana, y es por eso que las dos terceras partes del territorio del país están sumergidas en un maremágnum de desgobierno.

Con buenas intenciones empiezan todas estas acciones que terminan descomponiendo el Estado de derecho.

El presidente Felipe Calderón no tenía derecho a sacar al ejército –sin un plan preconcebido y sin una fecha de retirada– a combatir el narcotrófico, y henos aquí en un tobogán que parece interminable. Y cuando los actuales en el gobierno se quejaban del ejército en las calles, hoy vea usted al ejército en los aeropuertos, las carreteras, los puertos, las construcciones, los trenes, los autobuses, los barcos. Empieza así, con la buena voluntad de hacer lo que justicieramente “nos parece” que se debe hacer. 

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