Enamorada de un narcisista
Caleidoscopio

Es licenciada en Ciencias de la Educación, cuenta con la maestría en Terapia Integral Familiar, colabora en varios programas de radio en México y Estados Unidos, así como en el periódico El Imparcial. Da conferencias y cursos, es autora de los libros Atrévete a brillar y Levántate, sacúdete y vuela. Twitter: @deniseramosm

Enamorada de un narcisista
Foto: Geralt/Pixabay

Las personas narcisistas viven enamoradas de sí mismas, se creen el centro del universo, se sienten grandiosas, especiales y únicas, mientras perciben a los demás como inferiores, como simples objetos que pueden usar y desechar a su antojo.

Una mujer de 29 años me contó su experiencia como pareja de un hombre narcisista:

“Cuando lo conocí me deslumbró su inteligencia, parecía que siempre tenía todas las respuestas, sabía exactamente lo que yo quería escuchar y eso es lo que me decía. Al principio se comportó humilde, sensible y empático. Parecía que realmente estaba interesado en mí. Pensé que me había ganado la lotería y aunque durante el noviazgo vi algunos focos rojos, como su forma descortés de tratar a los meseros y la forma en que presumía su dinero y sus logros, los ignoré y me casé con él. Ya casada empecé a darme cuenta de que mis deseos y necesidades pasaron a segundo plano, mientras los de él se volvieron prioritarios.

Poco a poco me fui olvidando de mis sueños y anhelos, me anulé completamente y empecé a vivir para él. Mis necesidades dejaron de importarle. Yo tenía que mantener vivo su ego a base de adulación y halagos constantes a su persona. Pensaba que si me dedicaba a hacerlo sentir especial y a hacerle culto a su personalidad entonces él me amaría, pero sucedía totalmente lo contrario: entré más amor le daba, más importante se creía y más se alejaba de mí. Me empecé a acostumbrar a su indiferencia, pues él ya no me daba nada, solo quería recibir. Cuando lo contradecía o le hacía alguna crítica constructiva, se enojaba mucho y dejaba de hablarme por varios días. Jamás se responsabilizaba por sus errores y siempre encontraba a quién culpar por sus faltas. Con tal de no perderlo, yo dejé de ser asertiva y empecé a ser sumisa, empecé a quedarme callada, comencé a decir ‘sí’ cuando quería decir ‘no’, dejé de ser yo misma y acepté mi papel de subordinación ante un rey.

Un día me vi al espejo y ya no me reconocía, mi cabello lucía resquebrajado, tenía unas ojeras gigantes debajo de los ojos, mi piel había perdido su brillo, me veía vieja, encorvada y así me sentía. En ese momento algo surgió dentro de mí, era un sentimiento de ira ante la injusticia. Decidí hacer valer mis derechos y exigir respeto.

Cuando pedí lo que necesitaba, él me dijo que era una malagradecida y que no lo merecía. Se fue y nunca regresó. Lo perdí a él y me recuperé a mí misma“.

Lo único que vale para persona narcisista son sus objetivos y está dispuesta a hacer lo que sea para conseguir lo que quiere. Abre bien los ojos y no ignores los focos rojos, porque al principio el narcisista te encanta, pero después te destruye.

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