2022: El año para elegir una mujer
Decidencias

Escritora y periodista independiente. Feminista. Ha publicado en medios como Chilango, Animal Político, Emeequis, Quién, Cambio, Esquire, entre otros. Coautora de Amar a madrazos, Los Nadie, A mí no me va a pasar y Siempre estuve en riesgo. Twitter: @baronesarampant

2022: El año para elegir una mujer
Foto: Pixabay

Recuerdo que iniciando mi vida laboral me invitaron a una entrevista, el puesto era mñhé pero tenía un buen salario para alguien recién egresado de la universidad.

Yo empecé a trabajar entrando a la universidad y poco a poco fui juntando mis fichitas para llenar el temible currículum para buscar empleo.

Me entrevistaron y la conclusión fue devastadora. El señor que me entrevistó me dijo que estaba sobrecalificada y que además preferían un hombre para el puesto.

Así de claro era: puedes hacer el trabajo, pero queremos un hombre (un hombre –según– menos calificado que yo). Este no era un asunto de capacidades, se trataba de penes y vaginas, claramente.

Claro que no obtuve el empleo.

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Las mujeres no hemos tenido las mismas oportunidades desde nunca, no importa cuánto te hayas esmerado en la escuela o lo sobresaliente que puedas ser, la respuesta es y ha sido una negativa en múltiples ocasiones.

Desde hace tiempo, con toda esta ola del feminismo, he puesto en la mira elegir a una mujer cuando está en mis manos hacerlo. Puede que la toma de mis decisiones esté sesgada, pero he decidido intentarlo firmemente siempre que puedo.

Siempre me boleaba los zapatos con el señor de la esquina de mi casa, pero descubrí que atravesando había una chica. Una bolera en un mundo de hombres. Después de descubrirla, decidí bolear mis zapatos con ella. Claro que no lo hace mal, debo decir que lo hace muy bien, pero seguramente no la eligen por ser mujer.

Lo hice también con mi último tatuaje, tengo una serie de cuentas que sigo en Instagram de tatuadores y la encontré a ella. Sus trazos eran buenos y también vi que iba empezando. La elegí a ella por ser mujer y no me defraudó.

Lo he hecho también con los libros. He elegido leer las voces de las mujeres, tal vez da igual en su registro de ventas, pero conocer sus voces no es igual: los temas sobre los que escriben, la textura de sus narrativas, la forma en que declaran sus letras que es una mujer la que está escribiendo. Las quiero leer a ellas muchas veces.

A veces tenemos la opción y a veces no la tenemos, pero si rascamos un poco podríamos tener esa opción y considerarla.

Empieza el año y no hemos salido de esta temporada de pandemia y sus estragos, se vienen mil decisiones por tomar y, entre esas cosas, elegiremos a las personas que les daremos trabajo en el día a día: elijamos a una mujer.

No lo pensemos como que le quitamos el trabajo a alguien, pensemos que lo redistribuimos para que ellas tengan una oportunidad más por todas esas veces que no han sido elegibles.

No ser elegible es uno de los sentimientos que más me rompen el corazón como mujer. Me pasó en la escuela, me pasó en el trabajo, en las relaciones amorosas y en el menosprecio de las miradas a las que no complaces por ser una mujer.

Pienso en mí y también en ellas. No hemos sido elegidas y este puede ser el año en que las elijamos de mil maneras y les podamos decir muchas veces: Órale, ¡va!

Abrirles camino nos toca a todos aunque no lo hayamos pensado así. Las estadísticas tienen que cambiar, los hábitos y las costumbres, también y no debe ser una moda, tiene que tener un propósito y un significado.

No pido que no reflexionen sobre una decisión importante y que nos abalancemos con una decisión apresurada e impulsiva. Toda decisión se debe de analizar y debe estar bien pensada, sin embargo, que lo consideremos ya es una oportunidad para las mujeres.

Si se tiene la posibilidad y una mujer da los resultados esperados y algo más (tal vez mucho más), entonces sí, este 2022: elijamos a una mujer.

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