No gracias, YosStop
Decidencias

Escritora y periodista independiente. Feminista. Ha publicado en medios como Chilango, Animal Político, Emeequis, Quién, Cambio, Esquire, entre otros. Coautora de Amar a madrazos, Los Nadie, A mí no me va a pasar y Siempre estuve en riesgo. Twitter: @baronesarampant

No gracias, YosStop
Yoseline Hoffman, conocida como YosStop. Foto: Captura

Quisiera no escribir su nombre porque estoy en contra de que le den foro. He seguido el caso de Ainara y siempre lo comento con una de mis amigas.

Mi amiga es esa con la que puedo hablar de feminismo sin juzgarnos, exponer nuestras dudas y nuestros puntos de vista, clarificar cosas que no entendemos y también ponernos a investigar.

Si yo tuviera que elegir quién me hable de temas como feminismo, violencia contra las mujeres, feminicidio o por el estilo, sin duda elegiría a una de mis amigas.

Nosotras escuchamos a las personas en las que confiamos, las que, por ejemplo, en su oficio de periodistas, activistas, abogadas, aliadas, feministas y un largo etcétera han hecho de su trabajo un compromiso y de forma espontánea tienden a la sororidad. 

De la sororidad y la empatía se habla mucho, pero no son cosa de todos los días, cuando suceden, resulta que presenciamos un pequeño milagro, uno de los buenos, uno de esos que te apachurra el corazón mientras late fuerte.

Lo dicen hasta las consignas en las marchas: “A mí no me cuida la policía, me cuidan mis amigas”. Las estadísticas dicen que cuando tenemos un problema, antes que los padres, recurriremos a las amigas y esto también es cierto cuando elegimos a las amigas para que te cuiden cuando tienes una cita con un alguien que conociste en Tinder y crees que todo bien pero que si pasa algo y se sale de control tu amiga estará atenta al teléfono porque te quiere, le preocupas y porque si hay que ir por ti, esa amiga lo hará

Esta es una época complicada para tener amigas, tomar una postura es lo que hace que haya roces, desacuerdos y algunas veces la amistad se diluye en espacios y distancia. 

Es por eso que a la amiga que quieres escuchar la tienes que cuidar, ojalá no se vayan nunca

Pienso si Yoseline Hoffman (YosStop) sería una de esas amigas a las que quiero escuchar y la respuesta es NO.

Pienso si hubiera yo aguantado esa verborrea y catástrofe de perorata de sus videos y lo cierto es que solo vi el episodio llamado Patética generación y no volvería a dar play nunca a ningún espacio donde ella hable. 

Ella se creó ese personaje de abeja reina, la que hace bullying en el salón, la que basurea a las otras personas con una superioridad moral que solo le da su corta mirada llena de odio. Ella daría el discurso del salón, usaría palabras bonitas y su rostro resultaría conmovedor, inmediatamente se voltearía para reírse de alguna compañera o señalar a otra con un comentario denigrante.

¿Hay que tener cuidado de las personas? Sí, sobre todo de aquellas que capitalizan la desgracia.

Ella no se tentó el corazón para hablar de lo que le sucedió a Ainara, capitalizó una violación y aprovechó para llamarla “puta” y “prostituta pendeja”. ¿Ahora va a referirse diferente a cualquier mujer? Tal vez sí, tal vez no de forma auténtica y de corazón, pienso que el principal valor de gente como ella es su poder de guardar silencio.

Umberto Eco hablaba de las legiones de idiotas: “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban solo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los idiotas“. 

Porque el problema es que lo que diga alguien como YosStop sí afectará a los demás. Lo hizo en el caso de Ainara y seguro lo ha hecho múltiples veces. Me preocupa ella hablando, me preocupa más sus destinatarios. ¿Qué clase de persona eres para idolatrarla, apoyar sus contenidos, likearlos o disfrutarlos? La invasión podría ser más grande de lo que pensamos. 

Lo que ha pasado sobre el caso Ainara es digno de análisis. Pensaba en que es una consecuencia de lo sucedido en el MeToo, cuando una mujer ha sido víctima y ahora está preparada y decidida a compartirlo, también a pedir justicia

El acceso a la justicia para las mujeres en un país como México es un sueño casi inalcanzable y de ello conozco un par de casos que necesitarían un par de páginas para contar, sin embargo, lo que ha sucedido con el proceso de Ainara nos da un atisbo para pensar en la instauración de justicia.

Pero hay que ver la actitud de YosStop al salir del penal de Santa Marta Acatitla, quizá la juzgo con mala saña, pero su mensaje era: estoy feliz, agradecida con los que me apoyaron, “sí les voy a dar entrevistas pero no en este momento”. Traduzco: la libré, estoy agradecida con los que me apoyaron aun sabiendo que lo que hice estuvo mal pero no lo alcanzaron a ver, claro que voy a dar entrevistas –como rockstar o un personajazo– permítanme capitalizarlo.

El días siguientes, las notas en los medios señalaban que, a través de un representante, YosStop pedía 35 mil dólares por una entrevista, incluso 50 mil dólares en un conocido programa de espectáculos en la televisión.

¿Está lista para hablar de lo que le dictan los cursos que está obligada a tomar en su sentencia?

Seguramente lo veremos y podremos hacer un análisis. 

Lo que tengo claro por el momento es que no, no la escucharía ni le confiaría nada como una amiga.

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