La(s) soledad/es lésbica(s)
Rosa flaminga

Psicoterapeuta feminista, lesbiana tropical, me especializo en los avatares de la vida lésbica para resistir la discriminación y violencia sin que estas me sean ajenas, pues son parte del día a día.

La(s) soledad/es lésbica(s)
Foto: Pixabay

La existencia lésbica varía según quien la experimenta en un momento determinado de su trayectoria de vida, a través del filtro de contenido simbólico imperante en el contexto.  

Devenir lesbiana conlleva contrastar experiencias lésbicas entre las mujeres con diferentes corporalidades, momentos históricos, niveles socioeconómicos y educativos, menciono esto con la finalidad de poner en relieve que la(s) lesbiandad(es) fluctúa(n), muta(n) y a veces, en una suerte de camuflaje se oculta(n) hasta resultar(nos) desconocida(s).

La manera en que la propia lesbiandad se nos revela es misteriosa, para algunas es muy claro desde sus primeros años de vida, para otras, los primeros indicios llegan muy entradas en la edad adulta. 

En ese devenir lesbiana, las jóvenes y las no tan jóvenes caminan sus primeros pasos con cierto grado de soledad.

Lo común es que, cuando se habla de las soledades, estas se atribuyen a una suerte de fallas personales, como problemas en la socialización, fobias sociales, afecciones emocionales o personalidades introvertidas. 

De alguna manera la sociedad sanciona la lesbiandad y a las lesbianas visibles al mismo tiempo que infunde miedos, señala y culpabiliza a las mismas por el aislamiento que viven. 

Con una perspectiva mas amplia se pude señalar que la discriminación antilesbiandad tiene un papel muy importante tanto en la percepción subjetiva y colectiva de aislamiento como en la exclusión sociocultural. 

Hasta el momento he identificado cuatro condiciones que favorecen la(s) soledade(s) lésbica(s):

  1. El borrón lésbico, entendido como la omisión sistemática de la presencia enunciativa, física, histórica y/o política de las lesbianas. 
  2. La invisibilidad lésbica, es decir, la poca o nula presencia física o narrada de las lesbianas y sus aportaciones impidiendo la configuración de una colectividad. 
  3. La permanencia en el clóset, entendida como la imposición de la discreción, disimulo u ocultamiento, es decir, mantener en secreto el rasgo identitario de sexualidad lésbica. 
  4. El amor romántico heteronormado que se filtra e impone la vinculación amorosa y erótica de manera exclusiva a las relaciones de pareja, limitando y subestimando las conexiones amorosas con una misma y con otras lesbianas para acompañarnos en la vida colectiva. 

Estos cuatro fenómenos sociales son expresiones de discriminación antilesbiandad, es decir, maneras de omitir y/o limitar la incorporación de lesbianas en los ambientes familiares, educativos, laborales, comunitarios, recreativos e institucionales, la participación ciudadana y su articulación a los movimientos feministas y/o LGBTIQ+. 

Como un ciclo vicioso que se repite por inercia, la(s) soledade(s) lésbica(s) son a la par, proceso(s) y resultado(s) de discriminación y violencia antilesbiandad, para interrumpir el ciclo podemos comenzar por conocer a profundidad nuestra propia experiencia para luego transgredir las fronteras de la(s) soledade(s) lésbica(s) impuestas. 

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