Gordofóbicos, pero con luces encendidas
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Es jefe de información en Imagen Noticias con Yuriria Sierra en Imagen Televisión. Ha colaborado en Nexos, Proyecto 40 y Dónde Ir.  IG y TW: @alanulisesniniz

Gordofóbicos, pero con luces encendidas
Foto: Freepik.com

Anoche se iluminaron los edificios del gobierno de la Ciudad de México con los colores que recuerdan el Día Mundial de la Obesidad. Las autoridades lanzaron comunicados donde nos reiteran los riesgos y subrayan que es un problema de salud. Como si eso fuera lo único a su alcance para poner manos a la obra y asegurar servicios médicos que ayuden a la población que la padece. Eso es lo único, porque asumen que el resto del trabajo depende de cada persona que vive con esta condición, incluso la señalaron como un factor que agravó la tasa de mortalidad de la pandemia en México. También se agrega como variante en los libros de medicina y las campañas de prevención: cuide su alimentación si no quiere padecer X o Y enfermedad. La obesidad se ve como una consecuencia de nuestros actos.

Y además olvidamos este otro frente: el entorno hostil que también viven a diario las personas con obesidad y de lo que, aquí sí, todos somos responsables, no importa lo que diga la báscula. Porque en mayor o menor medida hemos contribuido. Yo mismo me he escuchado siendo parte de esa hostilidad con comentarios que parecen inofensivos, porque existe un sesgo que creemos inconsciente, pero que sale a la menor oportunidad. Reconocerlo es el primer paso.

Nos hemos construido a partir de una cultura que definió unilateralmente los modelos estéticos. Las redes sociales están plagadas de ellos. La industria de la moda alimentó estos conceptos, aunque poco a poco hay modificaciones y han comenzado a adoptar lo tradicionalmente rechazado. Cuando hablamos de diversidad, también hablamos de esto, no solo del color de piel, no solo de la identidad de género, hablamos de la diversidad de cuerpos.

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Las políticas de alimentación están enfocadas en qué y cuánto, nos enseñan que medir tanto y pesar tanto está mal y es peligroso. Esto a pesar de saber que la susceptibilidad de una persona a padecer obesidad es consecuencia en ocho de cada 10 casos de polimorfismos genéticos.

La obesidad la vemos como algo a combatir y no como una arista de la diversidad de nuestra especie. Hemos construido toda una cultura a partir de esto. Comenzar a cambiarlo podría tener un efecto más inmediato que la iluminación programada de unos edificios, sobre todo si quienes gestionan políticas de salud dentro de esas instalaciones, aún piensan en la obesidad como gordofóbicos y sin asumirse como tales.

PD. Por cierto, ahora con el fin del programa de Escuelas de tiempo completo, ¿cómo contribuirán a la buena alimentación de 3.6 millones de estudiantes? ¿Vendrá otra temporada de spots protagonizados por botargas?

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