El parlamento abierto de la contrarreforma energética, ¿ejercicio democrático?
Intringulis Legislativo

Maestra en Gobierno y Políticas Públicas por la Universidad Panamericana. Socia fundadora de InteligenciaMás, firma especializada en asuntos gubernamentales y análisis del entorno político nacional. Desempeñó cargos de alto nivel en la SHCP encabezando los equipos de negociación en el Congreso, asesora legal en la Comisión de Hacienda de Diputados y abogada especialista en amparo en la Procuraduría Fiscal de la Federación. Twitter: @jimena_ortiz

El parlamento abierto de la contrarreforma energética, ¿ejercicio democrático?
Foto: YouTube Cámara de Diputados

Después de casi mes y medio de sesiones interminables de parlamento abierto sobre la contrarreforma energética en la Cámara de Diputados, vale preguntarnos: ¿cuál es la experiencia de este ejercicio?

El parlamento abierto es una vertiente del “gobierno abierto”, es una herramienta para que la ciudadanía pueda tener toda la información disponible para participar en las decisiones legislativas. Es una de las mejores herramientas de ejercicio democrático. En él, los legisladores se informan de la materia que pretenden legislar, escuchando opiniones plurales de expertos sobre la materia.

En contraste con lo anterior, el primer error del parlamento de la reforma energética fue el formato que partía de una premisa de exclusión para los expositores: ¿estás a favor o en contra de la reforma? Sin permitir una posición neutra. ¿Por qué las posturas tienen que circunscribirse a blancos y negros, defensores de la iniciativa presidencial vs traidores a la patria? La verdad suele ser gris; en pocos casos es blanca o negra, y tampoco debe circunscribirse a posiciones de partidos. Este lamentable formato impedía el auténtico debate, más bien propiciaba una tensión en las posiciones que difícilmente motivaba la disposición a escuchar al otro, a construir juntos un diálogo en vista de alcanzar la verdad y las soluciones a los problemas públicos.

El segundo error fue inclinar la balanza, y quizá con descaro, en favor de las personas que se declararon a favor de la propuesta lópezobradorista, particularmente de funcionarios de la CFE que llenaban la sala. El problema es que de ese modo la discusión, más que llevar a los legisladores a intercambiar y construir sus puntos de vista, les llevó a enraizar sus convicciones previas, con efectos nugatorios sobre lo que supone que se persigue como un auténtico debate. Podemos decir que después del parlamento, las posiciones de cada parte se han consolidado.

Otro error ha sido la desorganización del parlamento abierto. De un debate que iba a durar un mes, finalmente se alargó a mes y medio. Muchos diputados que hicieron preguntas se ausentaban inmediatamente. El PAN se ausentó por largos momentos en las reuniones y en algunas ni se presentó. Algunos diputados, como Gerardo Fernández Noroña, faltaron al respeto a los expositores que se manifestaban en contra de la reforma, expositores que incluyeron a académicos, investigadores de centros de pensamiento, representantes de cámaras industriales, profesionales independientes o miembros de la sociedad civil organizada.

Por otro lado, Morena y sus aliados demostraron mejor estructura y organización para conducir la dinámica de los foros mediante preguntas a los expositores oficialistas, de tal manera que se le diera más exposición a la propuesta de reforma y no a una visión crítica de los demás participantes. Hay ejemplos de una clara extralimitación, como lo fue el foro 23 con personajes polémicos de la vida pública que carecen de conocimientos técnicos sobre electricidad. Tal fue el caso del Rafael Barajas Durán “El Fisgón”, Pedro Miguel, Fernanda Tapia y la youtuber Meme Yamel, quienes abusaron del discurso ideológico polarizante a favor de la reforma.

Por parte de la oposición, es importante decir que presenciamos preguntas interesantes y bien elaboradas, quizá las mejores intervenciones fueron del PRI y Movimiento Ciudadano, destacando por mucho las de la diputada Blanca Alcalá quien mostró, además de constancia, agudeza al preguntar a todos los participantes.

Una pérdida: una reforma con aspectos positivos, como elevar a derecho humano el acceso a la energía eléctrica, crea por otro lado un súper monopolio en el que CFE tendrá funciones de regulador, comprador, vendedor de energía eléctrica y hacedor de políticas públicas para llevar a cabo de forma exclusiva la transición energética. El caso de los autoabastos y la participación de los privados, así como los aspectos negativos de la reforma de 2013, pueden resolverse sin reforma constitucional mediante la legislación secundaria; desafortunadamente las soluciones no se han debatido. Demasiada “ideología”, poco conocimiento e ínfimas ganas de aprender del sector eléctrico. Después de los foros del parlamento, se puede concluir que este fue un mero formalismo, la reforma eléctrica se negociará en otros ámbitos.

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