Duplicidades

A las personas nos gusta sentirnos reafirmadas constantemente. Buscamos la seguridad y evitamos a toda costa la incertidumbre. Por ello, cada vez son menos los individuos que disfrutan las sorpresas, pues estas disparan sentimientos como el miedo, el estrés y la ansiedad. De acuerdo con exámenes de personalidad como el Indicador Myers-Briggs y el 16 Personalities, esto depende del tipo de persona y qué tan sensible es.

Por razones como esta, desde hace tiempo los avances de las películas revelan demasiados detalles de la historia, llegando incluso a arruinar la experiencia para aquellos cinéfilos que prefieren no saber nada de la trama. Esto se debe a que varios estudios de mercado realizados con focus groups han demostrado que gran parte del público prefiere saber con anticipación lo que va a pasar.

Una lógica similar se emplea para filmar las películas “de fórmula”, aquellas que tienen éxito masivo porque siempre cuentan lo mismo: chico conoce a chica, chica se mete en apuros, todo sale bien al final. A muchos productores solo les interesa recuperar su inversión y poco ha cambiado con el tiempo, tal vez los roles de género y un poco más de inclusión, pero la realidad es que la gente es la que quiere ver el mismo tipo de historias porque le reconforta saber que las cosas siempre sucederán como se espera.

Las películas de superhéroes son un claro ejemplo de esto. Los personajes pueden cambiar, las situaciones varían y el diseño de los efectos especiales va evolucionando, pero en esencia siempre son la misma historia: ganan los buenos, pierden los malos, héroes salvan al mundo. El guionista Blake Snyder explica algo así en su influyente libro Save the Cat!, y si has tenido la sensación de estar viendo la misma historia una y otra vez no estás alucinando, hay otros fenómenos que refuerzan esta idea de que el público siempre quiere ver lo mismo.

Por un lado, está el caso de las twin movies, que es cuando dos grandes estudios de cine compiten con películas aparentemente basadas en una misma idea. Los expertos explican que esto se debe a que los escritores presentan un mismo guión a diferentes casas productoras, y cuando alguna se anima a producirlo otras optan por plagiarlo. Lo extraño es que, como público, pagamos por ver ambas. Se trata de una simple estrategia mercantil que ha venido sucediendo desde hace muchos años, pero que fue redescubierta por la generación de las redes sociales con este hilo de Twitter.

También está la peculiar situación de aquellas personas que les gusta repetir sus películas y programas favoritos y que pueden ver un mismo título decenas (o cientos) de veces. Este fenómeno se extiende a libros, comida, lugares y experiencias y aquí la explicación tiene un matiz más psicológico. Se conoce como Efecto de mera exposición o Principio de familiaridad cuando las personas desarrollamos preferencia por ciertos estímulos simplemente porque estamos familiarizados con ellos. Más allá de ser una respuesta emocional, pues estos evocan una época o una sensación de bienestar, todo lo que ya conocemos requiere de menos energía mental y es por esto que lo consideramos bueno.

Hoy, la sobreoferta de contenidos en cine, televisión y plataformas de streaming ha empujado a los productores a crear historias que repiten la misma trama, y cuando están basadas en un caso real, aparecen distintas versiones en diferentes formatos: primero documentales, luego series y después una o varias versiones para el cine. Como casos recientes están la chef Julia Child, con el documental Julia de 2021, una película anterior con Meryl Streep y ahora una serie en HBO Max; o Elizabeth Holmes, con el documental The Inventor, la serie The Dropout y una película que ya se anunció con Jennifer Lawrence.

Podemos argumentar que se trata de falta de originalidad, pero es más que eso. Los productores quieren apostar a lo seguro y siempre están a la caza de las tendencias para tratar de entender qué es lo que el público quiere y por qué. Una teoría muy personal es que, desde hace ya varios años, construyen sus ideas a partir de los pronósticos de empresas de análisis de datos y tendencias, como WGSN, Trend Union o The Future Laboratory.

Pero aún sumando todas estas razones, no hay una explicación concluyente para entender por qué, como público, aceptamos y consumimos todo esto. Quizá el motivo sea aún más profundo y tenga que ver con el inconsciente colectivo. El Principio de Rashomon o Efecto Rashomon es un concepto utilizado por filósofos, psicólogos, antropólogos e, incluso, periodistas, para tratar de explicar por qué las personas interpretamos las cosas de distintas maneras. El término surgió de la película de Akira Kurosawa de 1950.

En un mundo donde la verdad se ha vuelto tan relativa, presentar diversos puntos de vista de una misma situación (o la misma historia, pero contada por diferentes personas) puede servir para alcanzar a distintos públicos de distintas mentalidades, y así generar mayores ganancias con una sola idea. Pero también debería funcionar para expandir nuestra mente, para reflexionar sobre la subjetividad de la percepción humana y la ambigüedad de las cosas. Sin embargo, en el clima político en el que vivimos actualmente, hablar de lo relativo ya se está volviendo peligroso.

BREVES

Petite Maman (Pequeña mamá) es la nueva película de la directora Céline Sciamma (Portrait of a Lady on Fire) que ya se exhibe en la Cineteca Nacional. Hablando de duplicidades y paralelismos, tiene algunas coincidencias temáticas con Madres paralelas de Pedro Almodóvar, aunque cuenta una historia totalmente diferente.

Si quieren aprovechar su tiempo libre para hacer un maratón de películas de suspenso que tratan sobre estos temas, pueden revisar La-Lista de sugerencias que armamos aquí. Aunque Rashomon de Kurosawa no está disponible en plataformas, The Last Duel de Ridley Scott se puede ver en Star Plus y es un buen ejemplo del mismo principio.

La 71 Muestra Internacional de la Cineteca Nacional inicia el 8 de abril y se extiende hasta el día 25. Pueden consultar la programación y las sedes en su sitio.