Las que quieren trabajar y no pueden
Con lupa de género

Es maestra en Administración Pública por la Universidad de Columbia y licenciada en Economía por el ITAM. Actualmente es directora de Sociedad Incluyente en el IMCO donde investiga y coordina proyectos sobre género, educación, competitividad, salud pública y desarrollo urbano. Previo a su ingreso, trabajó como consultora independiente para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Instituto Nacional de Ecología.

Las que quieren trabajar y no pueden
Foto: Especial

Loana fue empleada y emprendedora hasta que la vida la sorprendió con cinco hijos, entre ellos ¡dos pares de cuates! La demanda de cuidados familiares que enfrenta es enorme, y aunque su mente y energía son imparables, no recibe un salario por la mayoría del trabajo que ejecuta. De vez en cuando vende unos pasteles deliciosos y decorados de forma impecable, pero lo hace por gusto más que por generar un ingreso suficiente para ella. Sin embargo, no ha dejado de capacitarse en diferentes temas porque está convencida de que cuando sus hijos crezcan un poco más emprenderá de tiempo completo.

Loana, al igual que casi 8.6 millones de mujeres forma parte de la brecha laboral. Aunque este indicador es difícil de explicar, resume las pocas oportunidades que tienen las mujeres en el mercado laboral, entre ellas, la falta de acceso a empleos de tiempo completo. En un mundo en el que las mujeres asumimos la mayor parte de los cuidados, ¿cómo se puede compaginar una jornada larga e insegura con las tareas personales?

En el tercer trimestre de 2021, la brecha laboral acumuló a un millón de mujeres desocupadas, 4.8 millones de mujeres no económicamente activas disponibles y 2.8 millones de subocupadas. Juntas equivalen al 31% de las mujeres que podrían trabajar, pero no tienen la oportunidad para hacerlo. Vayamos por partes.

Por desocupadas se entiende aquellas mujeres de 15 años o más que no tienen un trabajo, pero que lo buscan activamente. En específico, debieron haber mandado un currículum o solicitado empleo en la semana en la que las encuestaron. Ese millón de mujeres en dicha situación equivale a 4% de ellas que podrían trabajar, una proporción similar a la de los hombres.

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Las mujeres no económicamente activas disponibles se refieren a aquellas de 15 años o más que no participan en el mercado laboral porque no han encontrado trabajo o consideran que por el momento no tienen posibilidades de emplearse. Es decir, en este grupo se incluiría una mujer que buscó empleo durante meses y se cansó de que le cerraran las puertas o a mujeres que por decisión prefieren no trabajar por ahora como Loana. Este grupo equivale a 17.3% de las mujeres que podrían trabajar, cifra casi 10 puntos porcentuales mayor que el 7.8% de los hombres.

Por último, las subocupadas son las mujeres que tienen la necesidad y disponibilidad de ofertar más horas de trabajo de lo que lo hacen. Es decir, trabajan menos horas de lo que quisieran, aunque esto perjudique sus ingresos. Este grupo equivale a 10% de las mujeres que podrían trabajar, contra 11% de los hombres.

Este fenómeno afecta a todos los estados, sin haber una región más afectada que otra. A nivel estatal, los estados con la mayor brecha laboral son Tlaxcala (44%), Veracruz (40%) y Guanajuato (39%). En contraste, los estados con menor brecha laboral son Jalisco (17%), Coahuila (19%) y Querétaro (21%).

Para que Loana, y el resto de las mujeres contabilizadas en la brecha laboral tengan la libertad de acceder a mejores empleos, autoridades y centros de trabajo deben implementar cambios. Estos deben concentrarse en incentivar una mayor corresponsabilidad en las tareas no remuneradas en el hogar, ofrecer un sistema de cuidados alternativos y diseñar condiciones más flexibles de empleo basados en resultados.

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