‘Eres un clasista’, me dijeron
Ciudadano Político

Provocador de ciudadanos, creador de espacios de encuentro y conocimiento. Exservidor público con ganas de regresar un día más preparado. Abogado y politólogo con aspiraciones de chef. Crítico de los malos gobiernos y buscador de alternativas democráticas. Twitter: @MaxKaiser75

‘Eres un clasista’, me dijeron
Andrés Manuel López Obrador, presidente mexicano, y Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del mandatario, arriban al Aeropuerto Internacional José Martí en La Habana, Cuba. Foto: Presidencia

Durante el pasado fin de semana escribí en redes sociales que el señor López viajaba a Centroamérica y a Cuba no por razones humanitarias ni estratégicas, ni por el bien de México o de esos países, sino para ser elogiado y sentirse cómodo entre aspirantes a tiranos como él, y dictadores de cuerpo entero, como el presidente cubano y el hermano Castro que lo mueve desde atrás, para ser aplaudido sin ser cuestionado y para sentirse grande entre pequeños. Eso dije, lo reitero y lo explico.

Si el presidente de México ya hubiera viajado a los foros internacionales más importantes del mundo, y ya hubiera amarrado grandes acuerdos estratégicos con nuestros socios de América del Norte y Europa, no tendría problema alguno. Si México fuera parte de la coalición internacional que abiertamente condena a Rusia por su absurda e inhumana invasión a Ucrania, y lo demostrara con sanciones económicas, políticas y diplomáticas, no tendría problema alguno. Si México fuera líder (como lo era) en los foros de Naciones Unidas en Viena sobre combate a la corrupción y al crimen organizado, que bueno que vaya a Centroamérica. Si fuera a Davos a ser parte de las grandes discusiones sobre economía, finanzas, desarrollo e integridad de las empresas, aplaudiría su viaje reciente. Si el señor López fuera un participante activo de los foros sobre cambio climático y cuidado del medioambiente, yo feliz de que vaya a consolidar relaciones con nuestros países vecinos. El problema es que este es apenas su cuarto viaje al extranjero en tres años de gobierno. Los tres anteriores fueron a Estados Unidos, y el primero de estos fue la controvertida visita a Donald Trump, mientras aquel estaba en plena campaña electoral. 

Así, la agenda internacional del señor López, antes del viaje en cuestión, se puede sintetizar de la siguiente manera: una visita absurda a un presidente en campaña que desprecia a los mexicanos, una visita a la ONU para hacer una “mañanera” en el pleno del órgano internacional y una visita de cortesía al presidente Joseph Biden. 

Mientras tanto en los grandes foros internacionales, a los que acuden presidentes y primeros ministros, México es representado por el secretario Ebrard que, cuando no está comprando pipas de gasolina o vacunas, se da tiempo para tomarse fotos, cerca de los grandes líderes del mundo y nada más. Nadie lo pela. En esas reuniones de altísimo nivel las grandes discusiones se dan entre jefes de Estado. A los ministros de Relaciones Exteriores los mandan al cuarto de al lado a preparar las tarjetas para los jefes.

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Pero lo peor sucede en los otros foros internacionales, a los que no van ni el señor López ni Ebrard. Amigos que tengo en United Nations Office on Drugs and Crime (UNODC) en Viena, oficina que se encarga de los temas de crimen organizado, drogas y tiene además el partenariado de la Convención de Naciones Unidas Contra la Corrupción (UNCAC, por sus siglas en inglés) y de la que he sido asesor por más de 10 años, me platican que el nivel de quienes representan a México en las reuniones más importantes es muy bajo, que utilizan los foros para tratar de maquillar el fracaso de México en esos temas y que han abandonado todo tipo de liderazgo que antes teníamos. 

Lo mismo me platican amigos que participan en foros sobre medio ambiente, economía, finanzas, energía y un largo etcétera. 

¿Por qué el presidente López y su gobierno no participan activamente en los foros internacionales más importantes? Propongo tres hipótesis: porque no tiene nada qué decir y por eso nadie los celebra, porque lo cuestionarían seriamente y porque quedaría claro que está muy lejos de ser el gran líder que sus feligreses creen que es.

En cambio, ¿por qué va a Guatemala, Honduras, El Salvador, Belice y Cuba? Propongo otras tres hipótesis: en esos países lo reciben con gran pompa y elogios, nadie lo cuestiona y se parece al gran líder que sus feligreses cree que es. 

Mi crítica nada tiene que ver con clasismo. Solo apunto una realidad dolorosa: el señor López y su gobierno abandonaron al mundo y a nuestros aliados para poder tomarse fotos en países que poco aportan al desarrollo de México. 

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