El gobierno digital más allá de los trámites públicos

Director del proyecto Ciudadanía activa de la Iniciativa de Transparencia y Anticorrupción del Tec de Monterrey. Consejero ciudadano de Morelia y miembro de la Alianza por el Gobierno Abierto en Michoacán. Maestro en Derecho y Democracia por la U. del País Vasco y en Derecho Electoral por el TEPJF.

Twitter: @juanjotena

El gobierno digital más allá de los trámites públicos
Foto: Pixabay

Sin duda alguna el gobierno digital resulta una herramienta útil para mejorar la gobernanza, pues permite a la ciudadanía tener una mayor cercanía y accesibilidad a los servicios públicos; sin embargo, esta no es la única virtud del uso de las tecnologías de la información en el ejercicio de gobierno. Además, representa un cambio de paradigma en la transparencia y rendición de cuentas.

Pensemos, por ejemplo, en el sistema de contrataciones públicas. Un gobierno digital debería pensar en construir un sistema integral de evaluación para evitar que exista corrupción en los contratos públicos. En ese sentido sería necesario recabar, sistematizar y procesar la información al menos de los siguientes elementos por cada administración pública en todos los niveles de gobierno.

  • Planes de contratación y anuncios de oportunidades de contratación.
  • Tiempos de ejecución de los contratos, incluidos los pagos.  
  • Enlaces a normas y reglamentos y otra información que sea relevante para promover la competencia, la transparencia y los mecanismos de apelación.
  • Datos sobre niveles de participantes por contrato.
  • Indicadores sobre eficiencia y economía de la contratación, por ejemplo, monto presupuestado, monto final ejercido, porcentaje de variación y causas de ello.
  • Ofertas y procesos de contratación abiertos.
  • Perfiles de cada proveedor, estadística de ejecución de los contratos donde haya participado, niveles de satisfacción bidireccionales con la administración pública que lo contrató.
  • Seguimiento a todo el flujo de fondos públicos, desde el principio del procedimiento presupuestario y a lo largo de todo el ciclo de la contratación pública.
  • Datos sobre la implementación financiera del contrato.
  • Estadística y análisis de demografía comercial.
  • Estadística sobre los mecanismos de participación ciudadana por contrato.

Por ello, el mayor reto que los gobiernos deberían atender es plantear el uso de sistemas tecnológicos que ayuden a buscar, identificar y procesar la información relacionada con políticas públicas. En vez de resaltar los lanzamientos de estrategias digitales y aplicaciones tecnológicas que modernizan los servicios públicos y mejoran la vida de la ciudadanía.  

Siguiendo el ejemplo de las compras públicas, encontrar bases de datos abiertos de los múltiples componentes y dimensiones involucrados en la contratación pública a niveles de indicadores de resultado o procesos resulta muy complejo, pues existe una gran variedad de portales de Internet o herramientas tecnológicas de instituciones públicas que obtienen y protegen dicha información, con diversos mecanismos de acceso, interconexiones y formularios de búsqueda.

Así, un gobierno digital significa no solo suministrar trámites de gobierno, sino facilitar la rendición de cuentas de cara a la ciudadanía, discusión que seguimos sin escuchar en los discursos políticos de los “nuevos gobiernos digitales”.

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