¿Quién gana y quién pierde el 5 de junio?

Gana Morena. Porque mantuvo una percepción de triunfo en cuatro estados (Quintana Roo, Oaxaca, Tamaulipas e Hidalgo) de los seis en disputa, prácticamente en todo el proceso electoral rumbo al 5 de junio. Por si fuera poco, después aparecieron encuestas que marcaban un empate técnico en Durango y luego Aguascalientes se cerró a una diferencia de menos de cinco puntos. Su dirigente Mario Delgado, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México Claudia Sheinbaum y el senador Ricardo Monreal incluso dijeron que su partido podía ganar “seis de seis”. Desde el momento en que ganen cuatro de seis, ya les sabrá a victoria. Cinco o seis serán la “paliza” que pronosticó Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Pierde el PAN. Porque su alianza y sus candidatos no prendieron. La que impuso en Aguascalientes, Teresa Jiménez, perdió la percepción de triunfo desde hace algunas semanas, faltó al segundo y último debate donde cuestionaron su administración como presidenta municipal y en un acto desesperado, en el PAN estatal mostraron a presuntos brigadistas de Morena sumándose a la campaña panista. El otro candidato que impuso el PAN, en Tamaulipas, César El Truko Verástegui –con el único mérito de ser el número dos en el gobierno de Francisco Javier García Cabeza de Vaca– no emocionó al electorado. A las encuestas me remito. Por eso, el PAN ya se fue hasta la Organización de los Estados Americanos (OEA) a denunciar narcoelección. Perder el 5 de junio el gobierno tamaulipeco dolerá a todo el panismo.

Pierde el PRI. Porque todo apunta a que va a perder Oaxaca y también Hidalgo el 5 de junio. El primero ya lo había perdido con Gabino Cué en 2010, pero en aquel entonces fue una elección que se perdió por unos 120 mil votos. Ahora parece que les va a pasar un carro encima, llamado Salomón Jara. Mientras que en Hidalgo, el gobernador Omar Fayad ni siquiera metió las manos por Carolina Viggiano, a quien desconoció desde antes de ser candidata. Sin estos dos estados, el PRI ya solo gobernará en el Estado de México y Coahuila, dos estados que se disputarán el siguiente año… con Morena.

Gana el presidente AMLO, porque los candidatos de Morena siguen imitándolo. Algunos no tienen identidad o campaña propia, sino que se remiten a repetir el diagnóstico y la fórmula de “ya sabes quién”. El partido del presidente sigue siendo visto como un cambio en los seis estados, donde Morena nunca ha gobernado.

Perdemos nosotros. Porque hubo candidatos que ni siquiera se presentaron a los debates. Sus estrategas les susurraron al oído o que iban muy alto en las encuestas o que ir los podría hacer caer. ¿Entonces para qué gastamos en este ejercicio? No se puede creer en una democracia plena si no hay confrontación de proyectos e ideas.

Pierde la alianza Va por México. Porque, para empezar, no se concretó en los seis estados. Quintana Roo y Oaxaca jugaron aparte y ahí tampoco despuntaron sus candidatos. En Durango, Aguascalientes, Tamaulipas e Hidalgo, donde sí hay alianza del PRI-PAN-PRD, los partidos en nada brillaron. Llevaron ‘cartuchos quemados’ a placearse, lo que sólo sirvió para la foto. La alianza hoy por hoy solo tiene posibilidades con Esteban Villegas y Tere Jiménez, no digamos de ganar, sino retener un gobierno.

Pierde Dante Delgado. Porque ninguno de sus candidatos pintó para nada. Ni siquiera el partido logró una campaña atractiva como en Jalisco y Nuevo León. Y tampoco declinaron por nadie. Parece que el dirigente está más bien calculando su voto duro para otra elección, la del 2024.

Pierde Marko Cortés. Porque de anticipar la derrota en cinco de seis estados, la campaña terminó con la expectativa de que pudieran perder todas el 5 de junio. No pudo retener Tamaulipas. Aguascalientes parece retenerlo con alfileres. Y en Durango aún si gana la alianza, el candidato es un priista, al mismo que por cierto combatió el actual gobernador panista, José Rosas Aispuro.

Pierde Alejandro “Alito” Moreno. Porque vaya espectáculo que dio, voluntaria o involuntariamente. Mientras su partido y sus bases hacían el mejor de los esfuerzos, él dilapidaba toda la credibilidad y calidad moral que aún pudiera tener el partido. Los audio escándalos que divulgó Layda Sansores lo dibujan de cuerpo entero y lo ponen contra las cuerdas, pero dice que él resiste. No tiene ninguna medalla que colgarse: el año pasado perdió ocho gubernaturas y ahora parece que perderá otras dos, para solo quedarse a pelear un par el año siguiente… si es que llega como dirigente.

*Los pronósticos incluidos en esta columna se hicieron con base en tres casas encuestadoras que hemos consultado este mes de mayo. Puede revisar cada una de las entrevistas: De las Heras Demotecnia, Enkoll y Poligrama.