Andar de puntitas para no despertarse
Archipiélago Reportera cultural egresada de la ENEP Aragón. Colaboradora en Canal Once desde 2001, así como de Horizonte 107.9, revista Mujeres/Publimetro, México.com, Ibero 90.9 y Cinegarage, entre otros. Durante este tiempo se ha dedicado a contar esas historias que encuentra a su andar. X: @campechita
Andar de puntitas para no despertarse
La bailarina Elisa Carrillo. Foto: EFE / Isaac Esquivel

 “Deberíamos considerar perdidos los días en que no hemos bailado al menos una vez”.

Nietzsche 

 

Si los pasaportes de Elisa Carrillo Cabrera hablarán, quizá se quejarían del ajetreo que llevan. La bailarina mexicana tiene 26 años yendo y viniendo por el mundo gracias a esa pasión que irradia con o sin zapatillas de ballet.

Originaria de Texcoco, Estado de México, Elisa comenzó a bailar siendo una niña. La doctora Elisa Cabrera, su madre, la llevó a una academia de danza a la espera de que obtuviera una buena postura. Apenas entró a las clases, sus maestras con ojo clínico detectaron que tenía talento y, en menos de cinco años, Elisa Carrillo no solo dominaba su postura y el dolor de los pies por las ampollas, sino que además había desarrollado pasión y disciplina que le llevaron a crear sueños y poco a poco cumplirlos. Desde entonces han pasado 26 años y sigue explorando.

Empecemos con una infancia como cualquier otra de su época y entorno, Elisa empezó a sobresalir en sus clases de ballet y con apenas 14 años obtuvo una beca para estudiar en el English National Ballet School de Londres, fue una decisión difícil para todos, pero con el amor y la complicidad de su familia hizo sus maletas y se subió al avión. Fueron horas y horas, semanas y meses de ensayos, lágrimas cargadas de extrañamiento y un miedo que la acechaba vaticinando el fracaso, todo un cóctel de emociones que sabía no abonaría y más bien debía enfrentar, ya que no estaba dispuesta a volverse su propia enemiga.

Londres la vio florecer entre el gris de la ciudad, su dedicación, su presencia y su talento la llevaron al Ballet de Stuttgart y al Ballet Estatal de Berlín, ambos en Alemania. Estas compañías dotaron de madurez a Elisa, tiempo en el que la mexicana se perfiló como una de las mejores de su época y con ello le quedó claro que los imposibles no son más que posibilidades infinitas. Vino el nombramiento como primera bailarina y, al poco tiempo, obtuvo el papel de Blanca Nieves. No había vuelta atrás, Elisa Carrillo comenzaba a forjar su leyenda.

Rodeada de reconocimiento, Elisa Carrillo no olvidó su origen y en cuanto pudo creó la Fundación Elisa Carrillo Cabrera, institución que desde 2012 tiene por misión provocar a las y los bailarines de Texcoco y otros municipios del Estado de México ha superar sus propios límites. Para ser congruente con el mensaje, Elisa no ha bajado un ápice su entrega y eso le ha válido ser la primera bailarina mexicana y latinoamericana en obtener el Prix Benois de la Danse, el Alma de la Danza de Rusia, así como el Festival Dance Open en San Petersburgo. 

Con su marido Mikhail Kaniskin ha organizado la Gala de Estrellas del Ballet y Danzatlán, Festival Internacional de la Danza, eventos que convocan a grandes exponentes del ballet y la danza contemporánea que comparten su talento sobre el escenario y en clínicas con bailarines de todos los rangos. Una vez más, el contar con una base cargada de amor le ha hecho rebasar límites. 

Justo en ese ánimo de no soltar los sueños es que Elisa Carrillo regresa a México con un nuevo reto superado, pues hace unos años se le metió entre ceja y ceja bailar Bolero de Maurice Béjart, pieza que ha sido poco presentada debido a la exigencia, algo que para Elisa resulta más que seductor y eso la motivó a volver a subirse a aviones durante varios meses para tomar clases en la compañía de Béjart en Lausanne, Suiza. 

Fue una misión titánica que no solo requirió la entrega de Elisa, sino el compromiso de 40 bailarines mexicanos y latinoamericanos que bailarán por primera ocasión esta pieza en el Auditorio Nacional, un momento que sin duda corona la carrera de Elisa y devuelve con creces el amor prodigado por sus padres, la admiración de su pareja y el amor incondicional de su hija. Hay mucho por delante, pero ahora justo dice Elisa que al convertirse en madre le cayeron los veintes sobre el concepto de sacrificio sin esperar nada más que la felicidad de los retoños, eso al final resulta el acto más revolucionario de amor.

La cita para vibrar con Bolero es el 30 de octubre a las 18:00 horas en el Auditorio Nacional. Si por el tiempo, el dinero o la distancia no les es posible asistir, asómense a su canal de YouTube, les motivara a estar atentos a sus siguientes presentaciones y en una de esas a desbloquear esos obstáculos que no les permiten dar el gran salto.

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