El sueño que nació en una mesa de un salón de baile
Contextos

Reportero egresado de la UNAM, formó parte de los equipos de Forbes México y La-Lista. Con experiencia en cobertura de derechos humanos, cultura y perspectiva de género. Actualmente está al frente de la Revista Danzoneros. X: @arturoordaz_

El sueño que nació en una mesa de un salón de baile
Foto: Revista Danzoneros

Mientras estaba sentado en una mesa de la dulcería del salón Los Ángeles, miré a un par de jóvenes que bailaban danzón entre la multitud. Casi no se veían, todos los de su alrededor eran adultos mayores. “Estaría genial armar un reportaje y buscar más jóvenes que bailaran esto”, pensé en aquel momento. Esa inquietud la descargué en mi trabajo final en la universidad. 

En ese entonces, sabía muy poco del mundo del danzón. No conocía a nadie más que a mis compañeros con los que practicaba todos los sábados en la Ciudadela de la Ciudad de México. Por ello, le pedí a mi profesor Antonio Camargo que me presentara a un par de jóvenes que también estuvieran cautivados por este ritmo. Así fue como emprendí una búsqueda por hallar más “chamacos del danzón”. 

El reportaje salió y aprobé la materia, solo me quedaba subirlo a redes sociales, no tenía nada que perder. A los pocos días, la comunidad danzonera aplaudió el trabajo, ese fue motivo suficiente para empezar una locura: Revista Danzoneros

El primer pitch que hice en vida fue a un grupo de amigos para que se unieran al proyecto. Los cité en una zona de comida rápida de una plaza comercial para tratar de convencerlos de unirse a una secta, la del danzón. Diseñadoras, fotógrafos, editores de video y reporteros, todos ellos con buenas aptitudes y en busca de generar un portafolio para hacerle frente al mundo laboral. 

Después de algunos meses de planeación, nos lanzamos al mundo digital el 30 de octubre de 2019. Con errores y aciertos, nos presentamos ante la comunidad danzonera. El objetivo era promover este ritmo musical con material periodístico, pero con la teoría y la práctica que tenía un grupo de recién egresados. Sin embargo llegó un evento que le cambió la vida a todos: la pandemia de Covid-19. 

¿Cómo crear contenido, imagen y video desde casa? Ese fue el primer reto al que nos enfrentamos, aunque esa migración digital nos ayudó a que más gente nos conociera. Hoy han pasado tres años desde que emprendimos esta travesía, la cual nos ha dejado demasiadas satisfacciones, raspones y aprendizajes. Me atrevo a contar esta historia para compartir lo poco que sé con quienes también tienen la espinita de iniciar un sueño. 

1. Salta, no esperes el momento. Después de varios meses de planeación, un par de colegas no estaban convencidos de que comenzáramos a operar, faltaban muchas cosas por afinar. “Si no salimos ahorita, no vamos a salir nunca”, les dije. Mi intención no es alentar a que salgas sin un plan o te lances a la improvisación, es súper importante definir una estrategia, pero no esperes el momento indicado para iniciar. 

2. Necedad. “El periodismo es para los necios”, me dijeron alguna vez, y esto también aplica a este caso. Hay días en los que te arrepientes de iniciar un plan, quieres dejarlo todo y tener una vida más sencilla, pero al final hay una recompensa. No importa cuántas veces se caiga, siempre y cuando esa labor te dé un poco de vida. 

3. Pasión. Ese sentimiento profundo y visceral que te recorre todo el cuerpo y te da la suficiente fuerza para seguir. Si lo que estás intentando no te llena, tal vez habría que considerarlo. Entrevistar a un personaje sobre el danzón y contar su historia es como un alimento para mi alma, aún sin ganar un solo peso. 

A lo largo de estos tres años también me he dado cuenta de varias áreas de oportunidad, tanto en mí como en la sociedad. La primera es que no estamos acostumbrados a pagar o retribuir por un producto cultural, pareciera que no es lo suficientemente importante como para destinar una remuneración. Urge dignificar el trabajo de los artistas y de la industria cultural. 

También es importante expandir los horizontes de los estudiantes o de los recién egresados. La vida no se limita a ejercer una carrera o estudiarla, tampoco a entrar en un trabajo y un prototipo de vida de una familia perfecta. Está bien cambiar de sueños, así como darse cuenta que no te gusta lo que más anhelabas o simplemente estar en busca de tu empleo ideal. Nunca es tarde para comenzar una idea. 

Emprender un sueño siempre es complicado, sobre todo cuando no tienes las oportunidades y necesitas buscarlas, pero lo construido siempre vale la pena. A veces quisiera no haber iniciado Revista Danzoneros para tener una vida más sencilla, pero no seguiría en este mundo sin este proyecto. Ojalá y este mensaje sea un aliento para quien está a punto de tirar la toalla, como lo he pensado en muchas ocasiones, o tiene la duda de iniciar un sueño. Solo tenemos una oportunidad y es esta, se llama vida. 

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