Tragedias inconmensurables suceden a nuestro alrededor todo el tiempo. A veces somos los protagonistas, las vivimos en carne propia y otras veces somos testigos de cosas que les pasan a los demás y que no alcanza nuestra mente a comprender.
Puede ser un terremoto inesperado que acaba con la vida de miles de personas –como ahora en Turquía y Siria–, desastres naturales que vemos y sentimos todo el tiempo, actos de violencia entre los humanos, violaciones a derechos, desigualdad, abuso infantil, la larga lista del sufrimiento.
La patente vigencia inalterable e innegable de la vulnerabilidad de esta vida que puede cambiar en un segundo y que se sostiene de milagro por una conjunción de karma y de ciertas condiciones favorables.
La realización de que en un abrir y cerrar de ojos lo que nuestra percepción recibía como permanente ya no está.
El concepto budista de impermanencia es muy profundo y requiere que cada uno de nosotros nos comprometamos con una práctica espiritual diaria y contundente.
Al hacerlo vamos creando nuevas conexiones neuronales y emocionales que nos permiten establecer perspectiva y una nueva narrativa ante todo lo que sucede.
En esta búsqueda de la comprensión de la impermanencia, las tragedias son grandes maestras: se para el mundo, las prioridades cambian absolutamente e indefectiblemente hay que redireccionar la vida.
Para navegar la impermanencia sin desesperación y con alta calma, la práctica de rezos, oraciones y mantras es prioritaria porque nos coloca en el planeta vibratorio del agradecimiento, la conexión compasiva con nosotros mismos y con todo lo que nos rodea.
Pide por ti, reza por otros
Inclúyete en las oraciones, pide iluminación para todos los aspectos de tu ser y tu vida.
Comienza a practicar la meditación de la luz todos los días.
Cuando pides por ti, de inmediato el campo electromagnético de tu corazón se amplía y por consiguiente los demás reciben los beneficios de tu práctica consciente. Siempre considera al otro, conecta con altruismo, mira a quien puedes ayudar, cómo puedes servir al prójimo.
Pide por ti, reza por otros
Es una de los movimientos más concretos que puedes hacer para no desesperarte o anestesiarte con las tragedias que nos rodean y que la energía vital que tienes sea encauzada a generar efecto mariposa: un pensamiento libre de dudas y conectado con la inteligencia del corazón ayuda y cura un niño herido, bajo los escombros en Siria.
Activa mi nueva meditación de Noor, de la luz todos los días.
Pide por ti, reza por otros
Tu mente, palabra y cuerpo están salvando el mundo.
Aquí la tienes, úsala y compártela lo máximo que puedas.