¿Derechos de autor?
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Doctora en Comunicación y Pensamiento Estratégico. Dirige su empresa BrainGame Central. Consultoría en comunicación y mercadotecnia digital, especializada en tecnología y telecomunicaciones. Miembro del International Women’s Forum.

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¿Derechos de autor?
Foto: Photo Mix en Pixabay

México es ese país donde si plagias un trabajo académico, puedes ser ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Es ese país donde si además –comprobada y serialmente– copias ideas ajenas, puedes hasta reclamar tu dignidad y ampararte contra cualquier abuso mediático. Y también es ese país donde, en pleno uso de tus derechos universales a la conectividad y a la información, eres legalmente etiquetado como “pirata”.

Tal parece que la tercera es la vencida. El 4 de noviembre del año pasado, los senadores Ricardo Monreal, Alejandro Armenta, Miguel Ángel Osorio Chong y Miguel Ángel Mancera presentaron una iniciativa en materia de copia privada, que fue turnada a las Comisiones Unidas de Economía y de Estudios Legislativos Segunda. La propuesta de los coordinadores de Morena, PRI y PRD es auspiciada por la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM) que previamente intentó sacar sin éxito esta reforma en la Cámara de Diputados, la cual fue desechada por el pleno el 30 de abril de 2021.

Esta semana, la Comisión de Economía del Senado de la República tiene nuevamente la intención de votar este dictamen para aplicar un nuevo “impuesto” disfrazado de un instrumento llamado “remuneración compensatoria”.

La propuesta insistente por canon digital llega tarde y mal al suponer que una reforma a la Ley Federal del Derecho de Autor pretenda establecer un mecanismo por el que los fabricantes o importadores de aparatos, dispositivos, soportes tecnológicos o cualquier otro que permita la copia o reproducción sonora, visual o audiovisual de sus obras conocidas o por conocerse “paguen” una cuota, cuyo monto variará según el tipo de dispositivo.

¿Te acuerdas cuando hace muchos pero muchos años comprabas casetes y esperabas atento a que la estación de radio transmitiera la canción de moda para grabarla, haciendo lo imposible por evitar que la voz del locutor o los comerciales arruinarán tu grabación o comprabas CD vírgenes para armar tus propias playlist? Pues esos, entre otros, son los antecedentes históricos de hace décadas, en materia de protección de derechos de autor y de propiedad intelectual, que hicieron que algunos países gravaran los precios para compensar a los artistas de la piratería de sus obras.

La tecnología en su permanente evolución dejó esos tiempos atrás para traernos a una época de digitalización de contenidos y de transmisión vía streaming en plataformas de audio y video, a las que como consumidores ingresamos mediante el pago de una suscripción mensual, misma que considera el consumo legal de contenidos con pago de licencias digitales.

Evidentemente los fabricantes de equipos trasladarán el incremento de sus precios por remuneración compensatoria a los consumidores, quienes ya de por sí vivimos en una época de inflación que ha encarecido todo, sobre todo los productos tecnológicos y los servicios de telecomunicaciones. Y como si la brecha digital no fuera ya un tema de preocupación internacional, peor aún al inicio de la 5ta revolución industrial que ya no sólo desconecta a las personas que no entienden el uso de la inteligencia artificial, sino que las sumerge en el analfabetismo digital y las desaparece de una sociedad democrática y económica.

Esta intentona de reforma ignora la presunción de inocencia y propone el supuesto que los consumidores de tecnologías de la información y comunicación hacemos uso de los contenidos de forma ilícita, y por principio conduce a privarnos de nuestro derecho consagrado en el artículo 6 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Esperemos que en esta tercera ocasión, en el Senado se vote nuevamente en beneficio de los derechos de los consumidores mexicanos y sea el fin de esta clara inconstitucionalidad.

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