Snailbrook: Elon Musk construye una nueva ciudad y podría meterse en problemas

Digan lo que quieran de Elon Musk, pero lo cierto es que está muy ocupado. La mayoría de las personas estarían al tope de trabajo dirigiendo Twitter, criando varios hijos, burlándose públicamente de sus exempleados, probando chips cerebrales en cerdos, recibiendo miles de millones de dólares en subvenciones públicas, construyendo automóviles e intentando llegar a Marte. Musk, por su parte, compagina todo eso con la construcción de una ciudad en Texas en la que alojará a sus sirvientes y aduladores.

La nueva comunidad se llama Snailbrook (en referencia a la mascota de la empresa Boring Company de Musk) y, según los reportes del periódico Wall Street Journal, Musk la describe como una “utopía tejana” donde sus empleados pueden vivir y trabajar.

Musk se mudó a Texas desde California en 2020 y criticó duramente su antiguo hogar como “la tierra de la regulación excesiva, el exceso de litigios, el exceso de impuestos”. No contento con las regulaciones más laxas de Texas y la falta de impuesto sobre la renta, parece, de forma sospechosa, que está intentando construir su propia ciudad para que pueda tener aún más libertad para hacer lo que le apetezca (como solicitar el vertido de millones de galones de aguas residuales en sus terrenos cerca del río Colorado), sin que las aburridas y viejas regulaciones gubernamentales lo detengan. Aparentemente, Musk pidió a Steve Adler, que fue alcalde de Austin, Texas, hasta principios de este año, garantías de que sus proyectos no se toparían con la burocracia. “Lo que él quería de la ciudad era rapidez”, comentó Alder al Wall Street Journal.

Musk no es el primer libertario que intenta construir su propia utopía libre de regulaciones llamada Snailbrook. ¿Has escuchado sobre el Free Town Project (Proyecto Pueblo Libre)? A mediados de la década de 2000, un grupo de activistas libertarios decidió convertir un pequeño pueblo de New Hampshire llamado Grafton en un paraíso inspirado en la escritora y filósofa Ayn Rand. Sin normas, sin regulaciones, solo buen ambiente. Como escribe Matthew Hongoltz-Hetling en su libro sobre el experimento, cientos de bichos raros llegaron a Grafton y comenzaron a quitar todos los servicios públicos. Todo se vino abajo y los osos hambrientos empezaron a invadir la ciudad. Los libertarios comenzaron a luchar entre sí, contra los osos y contra una llama enfurecida llamada Hurricane. En resumidas cuentas: el experimento no fue exitoso.

Veamos si a Snailbrook le va mejor. La buena noticia para Musk es que en Texas no hay muchos osos.

Arwa Mahdawi es columnista de The Guardian.