Todo lo que hay en la palabra ‘naco’
Columnista invitado

Es Maestro por la London School of Economics y cuenta con estudios en la Universidad de Harvard. Es docente en la Universidad Panamericana (UP) y en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). Con más de 20 años en el campo de la comunicación política ha ganado varios premios internacionales. Actualmente es presidente de Núcleo Comunicación. Twitter: @RobertoMorris

Todo lo que hay en la palabra ‘naco’

I am. I am. I am”.
Sylvia Plath

En algún momento de mi vida fui apologista de la palabra “naco”. ¿Cómo puede ser una palabra racista si se usa entre blancos? ¿Cómo puede ser un dicho clasista si se usa entre ricos? Sin embargo, es justo esa elasticidad que hace que este término no solo sea racista y clasista, sino que representa a la perfección la evolución de la discriminación contemporánea. Su ambigüedad es una herramienta que permite a sus usuarios minimizar las connotaciones implícitas en su uso y si bien conversacionalmente se usa de manera transversal entre clases y pigmentos, su función principal es una: fijar una supuesta superioridad cultural de la blanquitud1

“Naco” es una palabra que promueve el racismo cultural, un estrago del colonialismo que significa que una cultura dominante busca juzgar otras culturas (Kendi, 2019). Esta vertiente del racismo inició a la par de la colonización europea, así podemos entender que una función de la palabra “naco” es discriminar y devaluar todo lo divergente a la blanquitud europea elitista. En este rubro también entran las personas consideradas “nuevos ricos”, un término que siempre me ha llamado la atención debido a que da por entendido que las personas que no heredaron su dinero no tienen derecho “social” a tenerlo o que, de alguna manera, su dinero vale menos que la riqueza generacional. “Qué ‘nacos’ son los gringos” es algo que se escucha mucho entre las élites mexicanas y, desde luego, no se refieren a los Kennedy o los Rockefeller.

Las ramificaciones del racismo cultural se desprenden en dos corrientes discursivas que también se manifiestan en políticas públicas: la asimilación y la segregación. “No seas ‘naco'” es una afirmación comúnmente hecha hacia personas que demuestran un comportamiento no afín a la norma de la blanquitud, pero también es una invitación implícita a “blanquearse”. Dada una larga historia de agresión a los pueblos originales de México, a través de políticas asimilacionistas (Moreno y Wade, 2022), es importante entender cómo la palabra “naco” encaja en esta dinámica social: “naco” protege y posiciona a la blanquitud de manera aspiracional y criminaliza al pobre y al moreno.  

Al describir el comportamiento de una persona como “naco” se busca presionar a que modifique su manera de comportarse por otra, en la cual la blanquitud es el estándar superior. Esta manipulación es fundamental en la fijación del racismo y del clasismo, pues busca que el sujeto acepte e interiorice la superioridad de la blanquitud. 

En cuanto a la ramificación segregacionista, pareciera sencilla pero no lo es. Una primera interpretación sería la obvia: los “nacos” no entran a los antros o restaurantes de moda; pero hay una segregación urbana más compleja que el filósofo Walter Benjamin hacía notar desde hace mas de un siglo. Benjamin criticaba la segregación en los centros comerciales de París que, en realidad, eran zonas de exclusión, manteniendo lejos de ellos a la pobreza que los construyó (Jeffries, 2016). Un ejemplo reciente de la construcción de estas fantasmagorías lo presenta Sandra Cuevas en la alcaldía Cuauhtémoc, en la Ciudad de México, al remover los rótulos populares de los comerciantes y en su lugar se colocar calcas con la imagen institucional de su gobierno en un esfuerzo por desaparecer y asimilar las diferencias culturales.

Otra función de la palabra “naco” es exculpar a las élites de comportamiento antisocial para no restarle la pureza a la blanquitud. ¿Cómo? Diciéndoles “nacos”. Cuando un blanco de clase privilegiada se pasa un alto o incluso agrede a una mujer es común decirles “nacos”. Desde luego que visibilizar y condenar estas conductas es positivo, pero ¿qué implica decirles “nacos”? Al determinar este comportamiento como algo “naco” –en vez de algo criminal– significa que ese comportamiento no es de blancos, significa que es una manera de comportarse atípica de “gente bien” y común de la gente pobre y morena. 

Un componente importante de la blanquitud es el capitalismo y la cultura de consumo. Esto es relevante porque para discriminar, la palabra “naco” se basa en el consumo cultural de las personas (música, indumentaria, entretenimiento). Se le dice “naco” a alguien que se viste de tal manera o, como recientemente sucedió en la Ciudad de México, cuando se escucha Grupo Firme. 

Al determinar que una persona es “naca” por una decisión de consumo cultural, se le está otorgando una personalidad a un objeto (una camisa, un corte de pelo, una canción ) y restándosela a un sujeto. Parafraseando al filósofo Gyorgy Lukacs (Jeffries, 2016), esto arroja un mundo en donde las cosas se vuelven personas y las personas se vuelven cosas. Las personalidades de las personas se definen por los productos que consumen, los que no consumen productos que se alinean con los valores de blanquitud elitista no son personas, son “nacos”. 

Entender todo lo que implica y significa “naco” es un punto de partida para comprender un profundo malestar en nuestro país. El que se utilice la palabra “naco” tan libremente en México implica una validación social de que existe una cultura superior. En este sentido, “naco” más que un insulto es una palabra propagandística que busca fijar una visión de superioridad de la blanquitud elitista. Esta aceptación social justifica políticas públicas segregacionistas y asimilistas que únicamente profundizarán la actual brecha social. 

Si uno contextualiza el uso de la palabra “naco” y considera las políticas de asimilación que se han implementado en México (Moreno y Wade, 2022), se dará cuenta que todo esto es un esfuerzo sistemático de “blanquear la raza”. Un ejemplo reciente de esta visión son las declaraciones de Enrique de la Madrid en un debate con la doctora Viridiana Ríos en el que invita a los ricos a “adoptar un mexicano”. Aquí vemos que la blanquitud trata a la “naquez” como si fuera una patología social que debe ser extinguida (Cortina, 2022).

Ante esta situación y reconociendo que la libertad de expresión protege el uso de la palabra “naco”, lo que puede hacer cualquier ciudadano es asumir una posición antirracista, esto implica la confrontación. Implica, entre muchas cosas, elevar el costo social de hacer comentarios racistas o clasistas a través de expresar abiertamente su desacuerdo y condena a estas actitudes con personas que así se expresen en redes sociales o conversaciones presenciales.

Por último, como una desambiguación, es perfectamente normal tener gustos y preferencias, saber lo que te gusta y lo que no te gusta es igualmente importante para todos los seres humanos. También me parece importante visibilizar a personas que infringen la cultura cívica (como “los ricos” que usan placas de Morelos en la Ciudad de México), pero lo fundamental es que nuestros gustos, cultura o valores no nos hacen superiores o inferiores a nadie.

Referencias

Anaya, A. (2004). “Explaining the Politics of Recognition of Ethnic Diversity and Indigenous’ people’s rights in Oaxaca, Mexico”, en Bulletin of Latin American Research, 23 (4), p. 414 – 433. 

Cortina, Adela (2022). Aporophobia: Why we reject the poor instead of helping them. Princeton University Press, Princeton, New Jersey.

Kendi, Ibram X (2019). How to be an antiracist. One World

Krozer y Gómez (2023). Not in the Eye of the Beholder: Racialization, Whiteness, and Beauty Standards in Mexico. Latin American Research Review (2023), 1–18 

Jeffries, Stuart (2016). Grand Hotel Abyss: the lives of the Frankfurt School. Verso.

Moreno y Wade (2022). Against Racism: organizing for social change in Latin América. University of Pittsburgh Press. Pittsburgh, Pennsylvania.

Morris, Roberto (2007). Al borde del multiculturalismo: evaluación de la política lingüística del estado Mexicano en torno a sus comunidades indígenas. Confínes 3/5 enero – mayo 2007. Monterrey, Nuevo León.

Morris, Roberto. (2019) La criminalización del otro: La pobreza y el discurso neocolonial en México. Economía y sociedad. Nexos. México. https://economia.nexos.com.mx/?p=2134

Morris, Roberto. (2020) “No soy racsita, pero…”. La retórica racista, clasista y sexista como herramienta de control social. Economía y sociedad. nexos. México. https://economia.nexos.com.mx/no-soy-racista-pero-la-retorica-racista-clasista-y-sexista-como-herramienta-discursiva-de-control-social/ 

Morris, Roberto. (2020) No se saben su lugar:el clasismo y las élites mexicanas. Revista Rio Arriba. 

Navarrete, Federico (2017). Alfabeto del racismo mexicano. Malpaso ediciones. Barcelona.

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