Si vamos a cubrir violencia de género, hagámoslo bien

Periodista especializada en perspectiva de género, miembro de Frontline Freelance. Es titular de la Unidad de Investigaciones Especiales en Once Noticias Digital y hace consultoría en comunicación y gestión de crisis. Con ellas y por ellas.

Twitter: @anagupin

Si vamos a cubrir violencia de género, hagámoslo bien
Reclamos por los feminicidios en México. Foto: Alexa Herrera/La-Lista

El 8 de abril pasado se cumplió un año del doloroso feminicidio de Debanhi Escobar en Nuevo León, o por lo menos de la fecha en que encontraron su cuerpo ya sin vida. Vi la nota del aniversario luctuoso en el noticiario de Milenio cuando escuché decir al colega (hombre) que realizó el trabajo decir que el asesinato de Debanhi marcó un antes y después en la historia de los feminicidios en México por la forma en que captó la atención y estremeció a miles de personas.

Para la familia de Debanhi y sus amigos por supuesto que fue un evento que seguramente cambió sus vidas de formas en las que sólo otras víctimas de violencia feminicida se pueden imaginar. Pero cuando escuché decir eso al reportero, cuyo nombre no recuerdo y no encuentro en la cuenta de YouTube de Milenio, dijo que cambió la historia de los feminicidios sentí una molestia muy grande porque no sé si ésta es la primera nota relacionada con violencia de género que mi colega cubre como para no recordar a Lesby Berlín, a Ingrid Escamilla, a Mara Castilla y a muchas otras mujeres que fueron asesinadas y torturadas por el único motivo de ser mujeres.

Y lo que digo sobre el trabajo de mi colega, pretendo hacerlo desde un lugar de respeto, pero también desde uno en el que apelo a mis compañeros a preguntaros siempre si nuestro trabajo cubriendo casos de violencia de género está suficientemente bien documentado, si cuento con la aptitud de jerarquizar la información de forma oportuna, pero sensibilizada.

En este caso, la nota me causó molestia por el juicio de valor con el que el colega o la persona responsable de la información en Milenio decidió firmarla “cambió la historia de los feminicidios”, ¿cuál fue el criterio para terminar que la cambió?, ¿cómo fue que la cambió?, porque de acuerdo con el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio apunta que en 2022 se registraron 3,755 asesinatos de mujeres, de los cuales sólo 968 casos fueron tipificados como feminicidio.

Después de que encontraran el cadáver de Debanhi y que la Fiscalía de Nuevo León dijera en primera instancia que la causa de su muerte fue que se cayó en la cisterna de un motel y que dicha caída causó supuestamente su muerte por ahogamiento, la Fiscalía de Jalisco se atrevió a sugerir que Luz Raquel (otra víctima de feminicidio en 2022) se prendió fuego a sí misma luego de que documentara en incluso en redes sociales el acoso que recibía de un vecino.

Tan no cambió nada ese feminicidio que no debió pasar nunca que el Manual para un periodismo con perspectiva de género en México que realizaron las periodistas Cristina Salmerón y Karla Casillas en 2021 sigue y se mantendrá vigente por más tiempo desafortunadamente. Pero entonces los medios y las personas que trabajamos en ellos tenemos aún mucho que aprender, pero también muchos espacios que ocupar con las personas adecuadas. 

El equipo Deep Digital Business de LLorente y Cuenca revisó más de 14 millones de noticias del último año con mención explícita al género, en 78.000 fuentes de información de 12 países (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, España, Estados Unidos, México) para elaborar el informe “Mujeres sin nombre: avances en la presencia de la mujer en medios de comunicación y el desafío pendiente”. En el informe se registró que las noticias son firmadas por hombres un 25% más que por mujeres (promedio en todas las secciones), además de que en 2022 se publicaron 2.5 más noticias sobre hombres que sobre mujeres.

Pero, hablando específicamente sobre las coberturas que tienen que ver con violencia, la perspectiva machista que aún predomina en las redacciones coloca el foco en la víctima en vez de en el agresor. De acuerdo con el informe, cuando se habla de violencia se nombra casi tres veces más a la mujer que al hombre, y el doble en situaciones de acoso. E incluso cuando sele menciona a él, es un 20% más probable que en el titular aparezca el término “mujer” en lugar de “hombre”, especialmente en secciones de sucesos o sociedad, en las que se publican más noticias sobre violencia de género.

¿Y qué pasa cuando se habla de la víctima como la protagonista? Indirectamente se le atribuye a cada una de ellas la responsabilidad de haber sido agredida. ¿Y qué pasa cuando se le atribuye a ella la responsabilidad? Que las autoridades legitiman su incompetencia y omisión en la consecución de justicia en estos casos, lo que a su vez sigue normalizando una ya de por sí letal y frecuente atmósfera para las mujeres.

Mientras más rápido comprendamos que el uso del lenguaje, y más en medios, tiene grandes repercusiones más en serio nos tomaremos nuestro rol en contra de la violencia de género. 

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