¿Cómo podemos socializar las licencias menstruales?

Periodista especializada en perspectiva de género, miembro de Frontline Freelance. Es titular de la Unidad de Investigaciones Especiales en Once Noticias Digital y hace consultoría en comunicación y gestión de crisis. Con ellas y por ellas.

Twitter: @anagupin

¿Cómo podemos socializar las licencias menstruales?
Con la propuesta de iniciativa se busca establecer la obligación de las personas empleadoras a otorgar dos días al mes con goce de sueldo a las mujeres trabajadoras y personas menstruantes que presenten dismenorrea en grado incapacitante. Foto: Sora Shimazaki/ Pexels

En febrero pasado, el Congreso de la Ciudad de México aprobó enviar una propuesta de iniciativa al Congreso de la Unión para que reforme la Ley Federal del Trabajo y la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado a fin de establecer la obligación de las personas empleadoras a otorgar dos días al mes con goce de sueldo a las mujeres trabajadoras y personas menstruantes que presenten dismenorrea (cólicos menstruales) en grado incapacitante.

Hasta ahí todo bien, porque ya es hora que la ley y los centros de trabajo reconozcan las realidades que viven sus equipos de trabajo, en este caso algunos de los efectos físicos que viven las mujeres durante su menstruación. Bien, porque pensaría que en pleno 2023 es un buen momento para hablar de la menstruación sin los estigmas asociados a ella, más en un espacio laboral.

Sin embargo, la primera bandera roja que todxs vimos a partir de esta iniciativa de ley fue la desafortunada intervención del conductor de noticias Alejandro Villalvazo (sí, ésa que se compartió en redes sólo para evidenciar lo absurdo de su discurso cuando ridiculizó a sus compañeras que trataban de explicarle por qué algunas mujeres quedamos incapacitadas por cólicos insoportables). Pero la preocupación real llegó a mí por primera vez cuando escuché a una de mis conocidas decir que ella jamás pediría una licencia menstrual aunque sí lo necesitara.

¿Por qué no lo haría? “Mil veces he escuchado decir a compañeros que alguien está en sus días sólo porque se muestra molesta en el trabajo, ¿tú crees que me voy a sentir cómoda mostrando que no sólo estoy en mis días sino que además me siento fatal por eso? No”, me explicó. Y la entendí. Después, le pregunté a mi hermana si ella alguna vez ha tomado un permiso como éste y me dijo que no porque en su trabajo quienes son sus gerentes no han mostrado signos de confianza o flexibilidad como para que ella externe ese tipo de malestares.

“Me gustaría encontrar en el equipo de trabajo un espacio seguro para pedir días si llegara a tener cólicos fuertes. Quizá no cada mes, pero si de repente me agarraran cólicos horribles, pero no ha sucedido aún”, dijo. 

Entonces, me di a la tarea de encontrar testimonios de personas que sí han podido solicitar este tipo de permisos hasta que di con una abogada cuyo jefe, sin saber qué es endometriosis, autorizó que se tomara un día cuando supo que ella tenía cólicos porque, según explicó él, su esposa tenía episodios de dolor profundo cada mes.

Un caso no es suficiente para ser optimista, pero sí para prender los focos de alarma que debemos atajar mientras la legislación de los permisos menstruales avanza a nivel federal. No sólo necesitamos un marco jurídico que reconozca necesidades diversas y personales de todas las personas que forman parte de los equipos de trabajo sino que es primordial recabar y socializar la mayor cantidad de información que podamos para sensibilizar a todxs en los centros de trabajo. 

Para empezar, a nivel gubernamental, Inmujeres podría impulsar que el Inegi compile información de forma oficial respecto a la menstruación porque actualmente sólo se tiene data de la Secretaría de Salud. Y aunque privados como Essity y Menstruación Digna llenaron un vacío de Estado con la elaboración de su Primera Encuesta de Gestión Menstrual necesitamos un respaldo institucional e independiente para justificar la importancia de este tipo de licencias. 

Además, el Estado será responsable de vigilar que la aplicación de una eventual reforma no sea motivo de despido u otro tipo de discriminación dentro de los espacios laborales.

Por último, se tiene que sensibilizar a líderes de equipos para que creen espacios de confianza entre sus colaboradoras con el fin de que ellas desde un inicio sepan que trabajan en un lugar que reconoce sus necesidades y se atrevan a externar este tipo de situaciones, pero también para que sepan reaccionar de forma adecuada ante este tipo de solicitudes, sin cuestionamientos ni reproches, porque aunque técnicamente la persona trabajadora deberían acreditar a través de un certificado médico que sufre de algún padecimiento relacionado con su ciclo menstrual del IMSS o del ISSSTE, existen lagunas legales, pues no todos los cólicos son provocados por una enfermedad sino por el ciclo menstrual mismo. 

Este es un gran paso que no sólo beneficia a mujeres y personas menstruantes, pues la iniciativa también considera un día de descanso para tomarse mastografías y Papanicolaou, a los hombres se les da media jornada par realizarse estudios de próstata.

Es un ganar ganar en el camino de construir empleos más dignos. 

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