Cannes y el silencio de las mujeres
HÍBRIDO

Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_

Cannes y el silencio de las mujeres
El equipo de "Club Zero" de la directora Jessica Hausner. Foto: festival-cannes.com

No podemos culpar a aquellos que se preguntan por qué las actrices de Hollywood y otras celebridades que se dicen feministas no se han radicalizado y siempre terminan como cómplices de un sistema que no solamente las oprime a ellas sino a todas las mujeres, con la imposición de una agenda que favorece a los hombres y la difusión de mensajes e imágenes estereotipadas, en el cine y en los medios de comunicación, que frenan el progreso de la mujer.

Tampoco se trata de juzgar a las actrices, directoras, productoras, guionistas y demás creativas y técnicas de la industria cinematográfica por pertenecer a un gremio que no es equitativo con ellas. Se entiende que es un juego sucio el que les ha tocado jugar y lo más probable es que, si se negaran a seguir las reglas, la batalla estaría perdida sin siquiera haber iniciado. ¿Pero en realidad se puede combatir al sistema desde dentro?

Recordemos el caso de la “alfombra negra” de los Globos de Oro de 2018 para apoyar a los movimientos de #MeToo y #TimesUp, una muestra del activismo-en-tacones que ejercen algunas estrellas de Hollywood en su afán por mostrarse comprometidas con la causa, aún cuando el resultado es tan absurdo e incongruente. A inicios de este mes, la actriz Jameela Jamil criticaba la hipocresía de “feministas famosas” por participar en la Met Gala, donde se celebró a un hombre que fue cruel con mujeres y sobrevivientes de violencia sexual.

¿Cuántos de nosotros pensamos en 2018 que las actrices debieron organizar formalmente un boicot a las entregas de premios -incluida la del Oscar- en lugar de vestirse de negro y acudir a estos eventos para seguir siendo humilladas tras la falta de premios para mujeres de la industria? Sucede que nadie se quiere arriesgar a quedarse sin su premio.

Algo similar ocurre este año en el Festival de Cannes, que finaliza este sábado 27 de mayo, y donde se puede ver a actrices brindando y bailando en fiestas VIP mientras el director del evento, Thierry Frémaux, se envalentona y “batea” los reclamos de activistas y cuestionamientos de la prensa que señalan a este festival como un evento machista, racista y elitista que sirve de refugio para un “club de Tobi”, conformado por los hombres más influyentes de la industria cinematográfica y donde varios han sido señalados con anterioridad como violentos, acosadores y hasta violadores.

La actriz Catherine Deneuve podrá ser quien engalana la imagen publicitaria de este año, pero lo cierto es que tras la pandemia el Festival de Cannes no ha hecho otra cosa que rendir homenaje en vida y dar ovaciones de pie a los grandes hombres de Hollywood, desde Tom Cruise en 2022 y Michael Douglas este año, hasta vacas sagradas como Martin Scorsese y nuevos provocadores como Sam Levinson.

Con ese cinismo que lo caracteriza, Frémaux decidió inaugurar la edición de 2023 con el estreno de Jeanne du Barry, la película estelarizada por el polémico Johnny Depp, su primer trabajo destacado tras el escandaloso juicio contra su exesposa Amber Heard, donde ella alegó violencia física y psicológica. La gala inaugural se convirtió en una declaración de intenciones por parte de Frémaux y una clara afrenta a los reclamos de las feministas.

Pero el asunto no para ahí. En días previos a esta celebración, se publicó una entrevista con la actriz Natalie Portman (que también se presentó en Cannes este año) donde se le cuestionó sobre su relación laboral cuando era una niña de 11 años con el director francés Luc Besson, acusado de abuso sexual por al menos nueve mujeres (aunque los cargos fueron desestimados por un juez), y ella respondió que era “un asunto complicado”, pues no había sido víctima de abuso aunque no pretendía “invalidar la experiencia de nadie”.

Una postura muy diplomática y totalmente opuesta a la de Maïwenn, la actriz francesa y directora de Jeanne du Barry, quien ha defendido a capa y espada su elección de Johnny Depp como protagonista, pero también al Festival de Cannes, a los directores de cine franceses y hasta a su exmarido Luc Besson, a quien conoció cuando era una niña de 14 años. Ella ha optado por volcarse en contra de otras actrices y directoras, de mujeres lesbianas y de feministas en la industria, e incluso de la prensa.

Maïwenn fue noticia por escupirle en la cara a Edwy Plenel, el periodista que publicó sobre dichas acusaciones contra Besson, pero el caso volvió a tomar vuelo durante esta edición del Festival de Cannes cuando Plenel declaró a medios que Maïwen es abiertamente anti #MeToo, y recordó declaraciones que ella ha hecho en contra de sus colegas, diciendo cosas como “es claro que a estas mujeres no les gustan los hombres”.

Es el cliché de la mujer machista que defiende a los hombres porque esto le ha permitido avanzar profesionalmente. Algo como el síndrome de Estocolmo, donde la víctima defiende a su victimario, una conducta muy arraigada en el espectáculo y en los medios de comunicación. El silencio voluntario y la complicidad de estas mujeres puede ser tan doloroso como la propia agresión para aquellas que han sido silenciadas en contra de su voluntad.

Más ejemplos desde Cannes. La actriz Brie Larson fue invitada a formar parte del jurado de esta edición junto a miembros como la directora francesa -y ganadora de la Palma de Oro en este festival- Julia Ducornau. En conferencia de prensa, se le preguntó a la actriz, conocida por ser parte del movimiento #TimesUp, qué opinaba de la participación de Johnny Depp en el evento, pero prefirió esquivar la pregunta. En contraste, una actriz como Adèle Haenel ha anunciado su retiro a manera de protesta.

La industria no ha sido particularmente generosa con Larson, quien ha sido blanco de ataques del público machista que aún resiente su entrada al universo de Marvel con el personaje de Captain Marvel, por lo que han castigado a esta saga y exigido que ella sea expulsada del universo de superhéroes. Pero la actriz volverá, aunque después de cuatro largos años, con la película The Marvels, donde su protagonismo ha disminuido considerablemente. Es claro que, en este momento, el silencio le sienta mejor.

Sólo recordemos lo sucedido con directoras como Kathryn Bigelow y Patty Jenkins. Bigelow ganó el primer Oscar para una directora en 82 años de historia y al poco tiempo empezó a ser ignorada, mientras que Jenkins convirtió a La Mujer Maravilla en un fenómeno de taquilla y demostró que las mujeres son capaces de dirigir películas con grandes presupuestos, pero el personaje le fue arrebatado con la llegada de James Gunn a DC.

A pesar de toda esta bravuconería, los organizadores del Festival de Cannes decidieron incluir a mujeres como Larson -ganadora del Oscar y supuesta activista- y Ducornau -una de las dos únicas directoras que han recibido una Palma de Oro en este festival-, quizá para dar la impresión de ser incluyentes, aunque la selección oficial sólo cuenta con seis directoras en una lista de 19 filmes considerados para el máximo premio.

El gobierno local había prohibido las manifestaciones en la vía pública ante los reclamos por las reformas a las pensiones en Francia, hecho que algunos interpretaron como un acto de represión anticipado, pero aún así no faltaron los clásicos exabruptos en la alfombra roja, como la activista que denunció la corrupción en la gestación subrogada. Es por todo lo anterior que la anécdota donde Thierry Frémaux fue reprendido por un policía terminó por convertirse en un acto de auténtica justicia poética.

El director del Festival de Cannes fue detenido por circular en bicicleta sobre la acera y, con su típica arrogancia, se puso al tú por tú con el oficial. Ni sus guardaespaldas pudieron ayudarlo cuando recibió un merecido estatequieto, ese empujón que ya le dio la vuelta al mundo y que nos recordó a todos lo pequeño que este hombre puede ser fuera de su gremio, donde el poder está en manos de la verdadera autoridad.

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