Succession, la historia desde adentro

Es guionista y coproductora ejecutiva de Succession. También ha escrito para series como Veep, The Thick Of It, Miranda, The Shrink Next Door y Smack the Pony.

Succession, la historia desde adentro
'Fue triste y serio escribir la última temporada'. Brian Cox como Logan Roy. Foto: AP

El episodio piloto de Succession se filmó en Nueva York en noviembre de 2016, justo cuando Donald Trump fue elegido presidente. Yo me encontraba al otro lado del país, en Los Ángeles, grabando un episodio de Veep titulado Georgia, que trataba sobre las primeras elecciones democráticas “libres” en la antigua república soviética, donde la oposición gana más votos que el número de habitantes. Mientras grabábamos a nuestros personajes de ficción escuchando los resultados con incredulidad, yo estaba de pie con mi playera de “Estoy con ella”, escuchando los resultados reales con incredulidad.

Un par de meses después, me sacaron de mi pozo sin fondo de desesperación (y de mi casa) cuando Jesse Armstrong, con quien había trabajado en varios programas de comedia en el pasado, me pidió que formara parte del equipo de guionistas de su nueva serie, que HBO había encargado.

El equipo original de guionistas de Armstrong para Succession estaba integrado en su mayoría por guionistas de comedia británicos. En algunos círculos se dudaba que este grupo de británicos desaliñados pudiera desarrollar un drama neoyorquino brillante y de prestigio. Y en muchos aspectos no pudimos. Después de que entregamos los guiones de los primeros episodios de la primera temporada, HBO contrató rápidamente a un asesor de superricos, cuyo trabajo consistía en explicar lo que significaba ser un multimillonario a un grupo de personas que se emocionaban de que alguien les pagara su sandwich.

La gente rica no usa abrigos, nos dijeron. Sus zapatos solo tocan la alfombra, ya que se mueven con soltura de sus autos a sus jets y a sus edificios. Y, lo que es crucial, no se agachan (cuando bajan de los helicópteros).

En la primera temporada, escribí un episodio ambientado en Acción de Gracias. El asesor de ricos realmente se ensañó conmigo. Yo había escrito una línea para la esposa de Logan, Marcia, en la que anunciaba que la comida estaba lista. Pero la gente rica no hace anuncios relacionados con la comida, aparentemente. Ni siquiera saben dónde están sus cocinas y, definitivamente, no dicen “¿Quién quiere más coles?”, mientras las sirven con una cuchara en los platos de la gente.

Escribí otro borrador en consecuencia. Esto no hizo más que enfurecer aún más al asesor de ricos. “¿De dónde diablos sacaste la idea de que habría criadas con uniformes de criadas?”.

Me rompí la cabeza. Los episodios de Tom y Jerry (o la pornografía) no parecían ser una buena respuesta.

Por lo visto, la gente rica dispone de hombres jóvenes y guapos en pantalones chinos y camisetas tipo polo que les sirven. Hay una agencia y todo. Y no me hagan hablar de lo que pensó de mi mención de un aro para servilleta. Simplemente digamos que Logan Roy se habría sonrojado por el lenguaje que usó.

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‘Escribimos la primera temporada creyendo que nadie vería la serie. Y nadie lo hizo, en realidad’. Foto: HBO

Las salas de guionistas son una extraña mezcla de terapia grupal, bocadillos y confesiones. Se comparten ideas, pero también secretos, miedos y humillaciones, con la esperanza de que esto pueda hacer surgir algún personaje o momento de la serie.

Empezábamos el día contando lo que habíamos hecho y lo que habíamos comido la noche anterior. Estos relatos oscilaban entre largas y exóticas anécdotas sobre asistir a una fiesta repleta de estrellas porque el escritor en cuestión era el padrino del perro de Yoko Ono (uno de los estadounidenses) y el más breve “Nada. Papas” (de uno de los escritores británicos).

Escribimos la primera temporada creyendo que nadie vería la serie. Y nadie lo hizo, en realidad. Ni la segunda temporada. Se necesitó una pandemia global, y la población mundial sentada en casa preguntándose qué podía hacer, para que las personas realmente empezaran a prestar atención.

Cuando llegó el momento de escribir la última temporada, sabíamos que la gente estaba viéndola. Cuando planeamos los episodios, no nos atrevimos a escribir “Logan muere” en la pared por si alguien lo veía y lo filtraba a la prensa. En su lugar, usamos una palabra clave: Larry David. El tercer episodio parecía un capítulo divertido: la boda de Connor, Larry David.

Una vez escritos los guiones, se necesitarían nueve meses para filmar una temporada de Succession. Eso significa nueve meses de madrugar, días helados y rodajes nocturnos. Horas y horas de espera. Jeremy Strong, Kieran Culkin y Sarah Snook por sí solos casi podían formar un equipo de futbol de Succession Babies con los hijos que han tenido desde el episodio piloto.

La mejor parte de la creación de Armstrong es que cada personaje merece un spin-off. Cada uno de ellos merece una mayor exploración y podría mantener nuestra atención. ¿Quién no querría ver una temporada de Colin? ¿O de Stewy? ¿O de Gerri y Roman? Pero sospecho que no ocurrirá eso.

Fue triste y serio escribir la última temporada. Creo que Armstrong y los guionistas se sintieron obligados a cumplir “la promesa de la premisa”. La idea de que alguien tome el poder queda implícita en el título. Sería un error no explorarla. Por un capricho del destino, cuando Larry David murió –y sus hijos comenzaron a luchar por la corona en nuestras pantallas– fue justo cuando, aquí en Gran Bretaña, veíamos al rey Carlos haciendo malabares con los detalles esotéricos medievales de su coronación mientras se hacía cargo de la empresa familiar.

Logan Roy nunca se sintió cómodo con la idea de que alguien lo sucediera, ni siquiera un heredero natural. Los directores de algunas empresas utilizan una “píldora venenosa” como estrategia de defensa para impedir que otras personas adquieran o tomen el control de su empresa. En el caso de Logan, eso no fue necesario, ya que había plantado eficazmente una “píldora venenosa” en el ADN de sus hijos. Si tan solo pudieran permanecer unidos, si tan solo pudieran confiar los unos en los otros, podrían ganar. Pero el legado de su padre implica que no pueden permanecer unidos y que no pueden confiar los unos en los otros.

En las últimas semanas de rodaje, existía una sensación palpable de pérdida, casi de duelo, en el set. El reparto y el equipo sentían que habían formado parte de algo especial y estaban tristes de ver cómo terminaba. Y ansiosos por el futuro.

Y habíamos completado el círculo. Unas elecciones presidenciales muy preocupantes –en segundo plano mientras filmábamos el episodio piloto– se convirtieron en el centro de atención en los últimos episodios de la serie. El legado de Logan, los peligrosos delirios de los medios de comunicación de derecha, demostraron ser tóxicos y de gran alcance. Algo mucho más importante que una pelea a golpes entre dos niños malcriados. Y ahora, se avecinan otras preocupantes elecciones en 2024.

Georgia Pritchett es guionista y coproductora ejecutiva de Succession. También ha escrito para series como Veep, The Thick Of It, Miranda, The Shrink Next Door y Smack the Pony.

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