Succession: El ocaso de la lucha por el poder
Perístasis

Jefe de la División de Educación Continua de la Facultad de Derecho de la UNAM, socio de la firma Zeind & Zeind y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

X: @antoniozeind

Succession: El ocaso de la lucha por el poder
Foto: La-Lista

Normalmente todo final va acompañado de melancolía o a veces simplemente de un sentimiento de alivio, aunque es cierto que solo algunos de ellos llevan aparejadas también sensaciones positivas como el regocijo que produce uno tan bien logrado como el de la serie Succession, definitivamente una de las mejores de la historia.

Luego de que en enero del año pasado escribí en este mismo espacio sobre esta multipremiada serie, afortunada y desafortunadamente en esta ocasión lo hago (sin spoilers) sobre la magistral conclusión –privilegio del que no gozaron series como House of Cards o Game of Thrones– que sus creadores decidieron darle a esta forma tan peculiar de abordar un fenómeno que es un invitado permanente en las vidas de todas y de todos: el poder. Digo afortunadamente por lo satisfactorio que fue ser testigo de un remate a la altura del lugar que esta serie se ha ganado y desafortunadamente por lo que extrañaremos esperar cada noche de domingo por una entrega más. 

Y es que en todos los espacios en los que cada una y cada uno nos desenvolvemos en la vida, disfrutamos y padecemos en carne propia la férrea lucha por el poder, siendo en estos momentos en los que conocemos a las verdaderas personas que están detrás de las máscaras con las que en muchas ocasiones tratamos. De ahí el extraordinario interés que desde su inicio ha despertado una obra tan bien lograda como lo es Succession, pues la lucha por el poder está presente en prácticamente cualquiera de las relaciones humanas.

Durante las cuatro temporadas que duró esta serie, quienes la disfrutamos pudimos conocer a la muy poderosa familia estadounidense Roy, a su entorno social y a parte de sus adversarios. Logan Roy, además de ser el patriarca de esta singular familia, fue el creador del conglomerado denominado Waystar Royco, demostrándose durante todos los capítulos que tanto Logan como la empresa serían el punto de convergencia entre Ken, Shiv, Roman y Connor, hijos de Logan y potenciales herederos de su obra. A estos personajes se sumaron otros que, sin ser parte de la familia nuclear, también creyeron merecer convertirse en beneficiarios de la impredecible voluntad de un duro y frío empresario como Logan, entre ellos Tom Wambsgans y Greg Hirsch.

Sin embargo, algo que quedó claro es que apelar a la voluntad de una persona no sería suficiente para quienes perseguían un objetivo tan anhelado por otras personas, pues de un momento a otro las condiciones de la lucha por el poder pueden cambiar de manera radical y romper de tajo con la estrategia de quienes pensaban haberla encontrado. Esa es precisamente parte de la naturaleza de la lucha por el poder: no hay garantías de que las condiciones presentes persistan en el futuro y, por lo tanto, jamás se tiene certidumbre respecto del buen éxito que puedan tener nuestros esfuerzos para conquistarlo.

De esta manera, el pasado domingo llegamos al final de una serie que con un memorable plot twist hizo volar la mayoría de las predicciones respecto de la persona que finalmente se haría del poder.

Dentro de la diversidad de ángulos desde los que se puede analizar tanto el desarrollo como la conclusión de esta historia extraordinaria, podemos decir que ciertamente la lucha por el poder se presenta y es igual de brutal en cualquier círculo social, haciendo feliz o infeliz a cualquier persona y dejando claro que el ser poseedor de una mayor o menor riqueza no hace diferente a nadie.

La lucha por el poder suele ser cruel y despiadada pero, para serlo, requiere de personas dispuestas a hacer todo por resultar ganadoras, incluso el trabajo sucio.

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