Sinéad O’Connor y el estigma de la salud mental
HÍBRIDO

Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_

Sinéad O’Connor y el estigma de la salud mental
Documental Nothing Compares.

Todo artista debería ser recordado por sus contribuciones al arte antes que por su vida personal, pero la más grande batalla de Sinéad O’Connor durante toda su carrera musical fue ser tomada en serio por sus colegas, por el público y dentro de las industrias en las que se desarrolló: la discográfica y el espectáculo. Y aun cuando ya no está entre nosotros, la sociedad insiste en señalarla como el rostro del desequilibrio mental.

La vida de la cantante irlandesa es mucho más que una moraleja para advertir a los jóvenes sobre los peligros de la fama. En realidad fue una artista en toda la extensión de la palabra, una innovadora musical y una valiente vocera de los derechos humanos. Recordarla únicamente como el inocente rostro, de grandes ojos aceitunados, que derramaba una lágrima al cantar Nothing Compares 2U (el famoso cover de la canción de Prince) es ignorar su amplia trayectoria.

Afortunadamente, y porque aquí no estamos para dar clases de historia, existe un documental de reciente lanzamiento que hace un recuento muy completo y respetuoso de la carrera de O’Connor: Nothing Compares (2022), de la directora Kathryn Ferguson. Ahí nos dejan claro que hay historia antes y después de la canción que la volvió un fenómeno pop, si bien la industria del entretenimiento se empeñó en silenciarla por sus polémicas opiniones políticas, así es como pocos conocen los 11 álbumes (uno pendiente) que conforman su discografía.

Todo se remonta a la infame anécdota, por todos conocida, del día en que rompió la foto del Papa Juan Pablo II en televisión. Para muchos de nosotros es una imagen indeleble de la cultura popular, pero al ser tan jóvenes nos faltaba contexto. A todos nos tomó por sorpresa, pero algunos lo sentimos como un acto de rebeldía digno de admiración. Los líderes religiosos y los medios de comunicación se encargarían de condenarla y de advertirnos que ese tipo de conductas nos convertirían en apestados, como sucedió con ella.

Hicieron de Sinéad una paria y, desde ese día, nunca volvió a tener credibilidad. Cada vez que alzaba la voz era ridiculizada y los medios recogieron detalles de su propio historial médico para usarlo en su contra. Aunque Sinéad siempre fue abierta al respecto y su intención era visibilizar a aquellos que, como ella, padecían problemas de salud mental, los líderes a quienes no les convenía sus declaraciones se empeñaron en difamarla y en asesinar su reputación.

Hoy, gracias al documental Nothing Compares, sabemos que la foto del Papa que rompió en televisión era la misma que perteneció a su madre, quien abusó de ella, y que su descontento con la Iglesia Católica se debió al encubrimiento de sacerdotes violadores y pederastas, y a casos bien conocidos en Irlanda como el Asilo de las Magdalenas, operado por Las Hermanas de la Misericordia, con quienes tuvo contacto en su adolescencia por ser recluida en una institución similar. La denuncia de Sinéad se adelantó a su tiempo.

En lo referente a la música, sus aportaciones también son muchas. En 1987 lanzó su primer álbum, The Lion and the Cobra, emparentado con el sonido post-punk de cantantes femeninas como Siouxsie Sioux, pero ya sonaba tan novedoso como el britpop de Manchester, a la par de bandas como The Stone Roses y Happy Mondays. Ya desde entonces se presentó por primera vez en los Grammys y también estuvo nominada como Mejor interpretación de rock femenina. Tan solo dos años después ganaría el codiciado premio con su álbum I Do Not Want What I Haven’t Got, y el resto es historia.

Hoy usamos mucho el concepto de gaslighting, pero yo diría que entre los muchos intentos de traducción el más atinado en México sería “tirar de a loco”. Si alguna vez has padecido problemas de salud mental, sabes muy bien lo que se siente cargar con tal estigma porque nadie te toma en serio. Y eso fue exactamente lo que hicieron con Sinéad, tanto la industria de la música como los medios de comunicación, tratarla como una “loca”.

Y aunque esta palabra ya no es bien recibida en tiempos de corrección política, en el caso de Sinéad O’Connor se utilizó de manera literal. Bastaba con recordarle al público que ella misma habló abiertamente de su salud mental y de sus pensamientos suicidas, para revictimizarla y descartar sus opiniones. Incluso hoy, cuando todavía se ignora la razón de su muerte, la gente no para de especular sobre su estado mental.

Por eso, cuando años después Sinéad se convirtió en sacerdotisa (1999), la sociedad la tiró de a loca. Si hablaba de sus problemas de depresión (2012) también la tiraban de a loca. Si le escribió una carta a Miley Cyrus (2013), no bueno, qué loca. Cuando se convirtió al Islam (2018) insistieron en su locura. Y cuando, tristemente, su hijo Shane se suicidó (2022), también la culparon como la madre más loca de todas. Fueron pocos los que alguna vez le extendieron la mano, como reclamó el cantante Morrissey recientemente.

Aunque suena a cliché, la verdad es que hoy no se podría entender la historia del rock y de la música contemporánea sin la influencia que Sinéad tuvo en otras cantantes femeninas, desde su paisana Dolores O’Riordan (The Cranberries), pasando por Alanis Morissette (que acaba de hacerle un homenaje junto a los Foo Fighters) y aterrizando en la mismísima Björk. Pero yendo más lejos, también podemos detectar su estilo en mujeres tan diversas como Sarah McLachlan, Peaches, Miley Cyrus o Lady Gaga.

Tuvieron que pasar muchos años para que la Iglesia Católica aceptara sus errores y el tiempo le diera la razón a Sinéad O’Connor, pero no fue hasta ahora, con su muerte, que el público por fin se lo reconoció. En sus propias palabras, ella fue una cantante de protesta que no estaba destinada a ser una estrella de pop.

Nothing Compares nos cuenta cómo se rebeló a su compañía disquera cuando le pidieron que abortara a su primer hijo, la empatía que siempre sintió por la comunidad LGBTQI+ y su conexión con la comunidad negra a través de los artistas de reggae y hip hop. Por ello, también es considerada como una activista, pues siempre alzó la voz a favor de los derechos de las mujeres y de las minorías.

BREVES

Sinéad O’Connor: Nothing Compares ha pasado por diversas plataformas de streaming, dependiendo del país. Ya estuvo en Prime Video y en Paramount Plus, pero actualmente está disponible en Apple TV.

Dirigida por Steven Soderbergh, Full Circle (Círculo cerrado) es una de las mejores series en este momento. Una trama dinámica, llena de intriga y suspenso, con un elenco que incluye a Claire Danes, Zazie Beetz y Dennis Quaid.

Para los que están disfrutando los contenidos con elencos asiáticos, llegan dos opciones este mes. El 3 de agosto estrena en cines la comedia Joy Ride (Locas en apuros) mientras que la serie de fantasía Moving estará disponible desde el 9 de agosto en Disney Plus.

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