Pedro siendo Pedro
Archipiélago Reportera cultural egresada de la ENEP Aragón. Colaboradora en Canal Once desde 2001, así como de Horizonte 107.9, revista Mujeres/Publimetro, México.com, Ibero 90.9 y Cinegarage, entre otros. Durante este tiempo se ha dedicado a contar esas historias que encuentra a su andar. X: @campechita
Pedro siendo Pedro
La fascinante vida y obra de Pedro Friedeberg. Póster: CALOUMA

“El arte ha muerto”, Pedro Friedeberg

Hombre de pocas palabras, sobre todo cuando no se siente nada cómodo, Pedro Friedeberg es un artista universal del siglo XX con alto impacto en el XXI, por sus venas corre sangre italiana y alemana, aunque también podríamos decir que mexicana y que su carrera artística comenzó en la galería Diana de la Ciudad de México en 1959. 

Inquieto y con una creatividad desbordada, Pedro vivió en una de las épocas más efervescentes en todos los sentidos y fue parte de una pandilla de cuidado como Mathias Goeritz, José Luis Cuevas, Chucho Reyes, Ida Rodríguez Prampolini y Alice Rahon, con ellas y ellos fundó Los Hartos, grupo artístico que iban en contra de la pretensión.

Friedeberg ha sido un seductor de la vida que incluso en 2011 compartió en el libro De vacaciones por la vida: Memorias no autorizadas del pintor Pedro Friedeberg, relatadas a José Miguel Cervantes, chulada de publicación de Trilce ediciones que, como dicen, al empezar a leer se siente como si estuviéramos en alguno de los salones de la casa del artista de la manía obsesiva.

Menudo personaje que fue inspiración para la cineasta Liora Spilk Bialostozky, quien tuvo la suerte de tener una abuela inmiscuida en el mundo del arte y que por ello tenía en su casa obra diversa, piezas con las que creció y en específico con una de Pedro Friedeberg. Con el tiempo ingreso a la Universidad Nacional Autónoma de México para estudiar comunicación y en un semestre tenía que hacer un cortometraje sobre alguien que le fuera fundamental en su vida y, ¿quién cree que fue?… exacto, Pedro Friedeberg.

El resultado es el documental Pedro, un filme entrañable que muestra su proceso frente a cámara de una manera poco convencional, desde el momento en el que la abuela le dice que tiene un teléfono de Pedro, pero tiene años que no habla con él, las llamadas y esas formas tan de Friedeberg que ya nos tienen sufriendo porque no son nada esperanzadoras, hasta ese viaje a Italia y la complicidad que se establece entre Liora y Pedro.

Fueron diez años de filmación, diez años de pensar que ya no iba a dar más y después comenzar a buscar apoyos para que la película fuera una realidad, fue entonces que una productora liderada por mujeres la arropó: Calouma Films; también CIMA y Cortes finos, se sumaron, además, Pierrot Films, The42Film, Yibrán Asuad y Alberto Muffelmann. Contó con la colaboración de un gran talento como la edición de Jonás García y Pablo Acevedo, Música de Giorgio Giampá y Pablo Acevedo, así como la animación de Zulu González, aquí hay que mencionar que una parte se hizo con recortes muy al estilo de Pedro.

Pedro se ha presentado en diversos festivales como el Festival Internacional de Cine de Morelia y Ficunam, ahora se presenta en cines y de verdad merece toda la pena ir a verlo. Para conocer más sobre Pedro les sugiero ir a la estación Bellas Artes y en transbordo de la línea 2 hacía la línea ocho, echarse el viaje hipnótico de su obra; si van en automóvil, por la zona de Río San Joaquín en la Anáhuac, pongan atención a los muros de Grupo Modelo, ya que cuenta con unos murales del gran Pedro.

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