La inspiratería de OpenIA
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Doctora en Comunicación y Pensamiento Estratégico. Dirige su empresa BrainGame Central. Consultoría en comunicación y mercadotecnia digital, especializada en tecnología y telecomunicaciones. Miembro del International Women’s Forum.

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La inspiratería de OpenIA
Foto: Matheus Bertelli/Pexels

George R. R. Martin, creador de Juego de Tronos, Josh Grishman, autor de El tiempo de matar, entre otros autores, demandaron a OpenIA por violación de derechos de autor y robo sistemático en escala masiva, al integrar el contenido de sus obras para el entrenamiento de sus modelos de lenguaje de Inteligencia Artificial generativa (LLM por sus siglas en inglés: Modelo grande de lenguaje).

Aunque la tecnología de IA generativa no es exclusiva de Open IA sino también es utilizada en plataformas de IA de Google y Meta, no es la primera vez que la empresa dirigida por Sam Altman y respaldada por Microsoft es demandada por escritores y creadores de contenido, quienes argumentan que con el pretexto de integrar lenguaje humano sofisticado a su plataforma para imitar al ser humano, violan los derechos de autor de obras protegidas por las que no piden ninguna autorización a sus creadores.

Así, el 20 de septiembre de 2023, John Grisham, junto con otros 9 mil escritores estadounidenses, presentaron ante un tribunal federal de San Francisco una demanda colectiva en la que aseguran que GPT-4 incluye en su acervo pasajes de sus libros, presentando como evidencia por parte de los autores Paul Tremblay (The Cabin at the End of the World) y Mona Awad (13 Ways of Looking at a Fat Girl) resúmenes muy precisos de sus obras, que confirman el plagio. 

No obstante hay pruebas de que conserva el conocimiento de trabajos particulares, OpenAI ha negado las acusaciones de los autores argumentando que utilizó sus propios datos para entrenar GPT-4, y no las obras de los autores sin su permiso, de modo que la IA utiliza solamente sus lenguajes como inspiración. ¿No habrán querido decir inspiratería?

Los autores aseguran en la demanda OpenAI entrenó a ChatGPT con 294 mil libros supuestamente descargados de Library Genesis (LibGen), Z-Library (Bok), Sci-Hub y Bibliotik o bien de BookCorpus y Smashwords, plataformas de descarga de libros de forma gratuita sin consentimiento, crédito ni compensación para los autores.

La demanda contra OpenIA podría durar muchos meses o incluso años en resolverse y seguro iría acumulando cargos por derechos de reproducción, distribución y disposición al público sin consentimiento de los autores, violando la ley de competencia desleal y negligencia en Estados Unidos o países de autores de otros países que se puedan ir sumando; sin embargo, los autores solicitan medidas cautelares permanentes que podrían obligar a Meta, Google y OpenAI a hacer cambios en sus herramientas de IA.

Este caso de “inspiratería” se suma al presentado a finales de 2022 por el despacho de abogados Joseph Saveri que demandó a GitHub Copilot por violación de derechos de desarrolladores de código abierto y eliminación de sus licencias de la plataforma basada también en OpenIA, que sugiere códigos de programación, cobra a sus usuarios entre 10 y 100 euros al año, pero sin pagar a los creadores por derechos de autor. A principios del 2023, el mismo despacho presentó también una demanda colectiva contra Stability AI, Midjourney y DeviantArt sobre los generadores de imágenes de IA, que no se quedan atrás en violación contra derechos de autor.

En paralelo a la demanda contra OpenIA, se encuentra el de Jane Friedman, escritora también estadounidense que encontró a la venta en Amazon libros falsos escritos a su nombre por una supuesta IA generativa que imita su estilo, incluyendo títulos similares a sus obras. Aparentemente muchos autores han declarado haber tenido la misma experiencia con obras apócrifas que a su nombre se venden en Amazon. Ante la queja, la empresa eliminó la venta de esas obras y aseguró reforzar sus sistemas para evitar que la situación se repita.

Así como Open IA es acusada de inspirarse y piratear a diferentes autores, también el Sindicato de Actores de Hollywood acusa de “amenaza existencial” el fomentar la creación de dobles digitales mediante IA para no pagar salarios o regalías a los creadores y actores, y sugerir su remplazo por máquinas o robots que terminarían con el talento y la industria de autores, actores, guionistas humanos.

Y esto apenas comienza.

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