Justine Triet ante la Francia neoliberal
Historias peregrinas

Periodista, escritor y editor. Autor de los libros Norte-Sur y El viaje romántico. Director editorial de purgante. Viajero pop.

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Justine Triet ante la Francia neoliberal
La película francesa fue una de las más aclamadas en el pasado Festival de Cannes. Foto: Twitter

Ahora que la cinta está en carrera para encumbrarse durante la próxima ceremonia del Oscar y mantiene su recorrido en algunas salas mexicanas, me interesa recuperar el discurso antineoliberal que profirió la directora francesa Justine Triet tras haber sido condecorada con la Palma de Oro en Cannes el año pasado por Anatomía de una caída.

Triet cargó directamente contra el mandatario francés Emmanuel Macron no solo por reprimir las manifestaciones masivas en contra de las reformas a las pensiones sino por haber montado un “esquema de poder dominador, cada vez más desacomplejado”, “mercantilizar la cultura” y “destruir la excepción cultural” de Francia.

En su día, Macron, un banquero antisistema reconvertido en político outsider, se erigió como la alternativa más viable para evitar el inminente triunfo de la ultraderechista Marine Le Pen en las elecciones presidenciales, pero su gestión neoconservadora, articulada por una serie de reformas y recortes neoliberales a la usanza tatcheriana, ha provocado más estallidos sociales de los que ha podido apagar a últimas fechas.

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Con todo este contexto, hay motivos para inferir que lo que le costó a la cinta ser desplazada por A fuego lento, del vietnamita Anh Hùng Trầnno, y ser seleccionada por Francia para representar al país en la ceremonia del Oscar como Mejor Película Extranjera, tiene tintes políticos. Por ello, su aparición dentro de las candidatas a ganar el premio principal otorgado por la Academia supuso una hazaña tanto para Triet como para la actriz alemana Sandra Hüller, quien interpreta en la trama a una escritora que se convierte en la principal y única sospechosa de la muerte de su esposo.

Hablando sobre lo que propone la historia de Triet —cuyo guion fue coescrito por ella misma y su pareja, el también director y guionista Arthur Harari— en temas discursivos, soy de los que piensa que más que un drama o thriller judicial al uso, Anatomía de una caída debe ser interpretada como una bitácora sentimental sobre el desmoronamiento de una familia, un tratado sobre el conflicto inexorable entre realidad y ficción y las sombras de un matrimonio incapaz de lamerse las heridas.

Después de todo lo que ha ocurrido en torno a la cinta, es perfectamente razonable exigir más creadores artísticos como Justine Triet: sensibles, talentosos y, de ser posible, con consciencia política.

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