La deuda moral con el periodismo internacional
Historias peregrinas

Periodista, escritor y editor. Autor de los libros Norte-Sur y El viaje romántico. Director editorial de purgante. Viajero pop.

X: @ricardo_losi

La deuda moral con el periodismo internacional

En la que a mis ojos fue la mejor crónica publicada en 2023, Nuria Tesón hablaba del paso fronterizo de Rafah como la llave de la supervivencia de Gaza: “Rafah es la única ruta para que la ayuda entre en Gaza desde fuera de Israel, y también la única salida para sus habitantes que no conduce a territorio israelí”.

El texto que aludo vio la luz apenas un par de semanas después del ataque terrorista perpetrado por Hamas en territorio israelí, bajo el cobijo de Revista 5W, un medio independiente de periodismo narrativo y fotografía que opera bajo el formato de suscripción y que fue fundado en 2015, por faros del oficio como Agus Morales, Maribel Izcue, Anna Surinyach, Mikel Ayestarán, Xavier Aldekoa e Igor G. Barbero. 

Allá por 2019 tuve el privilegio de entrevistar a Agus Morales, director editorial, en la sala de máquinas de la revista, ubicada en el barrio multicultural del Raval, en la zona centro de Barcelona. Hablamos de Martín Caparrós, su maestro; de su formación periodística en la agencia EFE y la India; de Pakistán antes y después de Osama Bin Laden; y, desde luego, de la Revista 5W como la reivindicación de las crónicas de largo aliento. Sobre la génesis del proyecto, Morales me contaba que nació “de muchos profesionales de la información internacional, de periodistas que están por todo el mundo, que tienen un espíritu compartido, que se han formado profesionalmente entre una época dorada que ya se esfumó y otra muy dura, o bien sin el apoyo de grandes medios, con varias generaciones que ya son freelance”.

Hoy, con casi nueve años sobre la espalda, son un medio referente de la crónica y la fotografía periodística en clave internacional. Ofrecen su contenido vía podcast, video y un novedoso formato de newsletter al que llaman rickshaw —esos triciclos motorizados también conocidos como tuk tuk en algunos países—. Desde el año pasado comenzaron a publicar fogonazos de periodismo literario a modo de columnas, en donde confluyen perfiles como los de la escritora Laura Ferrero y el periodista David Jiménez. Y, por si fuera poco, siguen apostando por el papel como testigo revolucionario a través de sus especiales anuales y libros corales de la colección Voces. 

Reparo en esto porque hace unos días compartieron un comunicado en el que manifestaban que, de a poco, el barco se estaba hundiendo y necesitaban aumentar el número de socios inscritos al contenido para estabilizarlo: “Nacimos del calor de la gente, y eso es lo único que nos puede mantener a flote. Lo tenemos claro. Entender el mundo es imposible, pero vale la pena intentarlo. Ayúdanos a salvar una forma de ver el mundo. Ayúdanos a que 5W remonte”. 

Soy de los que piensan que tenemos una deuda moral con el periodismo internacional y que no podemos seguir siendo tan indiferentes con las guerras silenciadas. Apenas el año pasado, cuando todos hablaban de Ucrania y de Gaza, Sudán, Nagorno Karabaj y Birmania estaban siendo desangradas por guerras intestinas que también exigían una cobertura y un tratamiento mediático. 

Nunca antes había sido tan necesario tener periodistas fiables sobre el terreno, contrastando las narrativas que nos han sido heredadas e impuestas. El mundo cada vez es más complejo de interpretar. Si no luchamos por un periodismo internacional digno, corremos el riesgo de que las guerras que están por venir sean contadas por voces sesgadas, distorsionadas y, en el peor de los casos, corrompidas. 

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