México, la paradoja y la utopía tecnológica

Analista y consultor político. Por más de 12 años, creador de estrategias de comunicación para el sector público y privado. Licenciado en comunicación y periodismo por la UNAM y maestro en gobierno por el Instituto Ortega y Gasset. Observador del uso de las nuevas tecnologías y su impacto en la democracia.

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México, la paradoja y la utopía tecnológica
Trabajadores en la fábrica de Foxconn en Shenzhen. Foto: Steve Jurvetson para Wikipedia Commons, licencia CC BY 2.0 DEED Attribution 2.0 Generic

De acuerdo con el medio estadounidense The Wall Street Journal, los gigantes tecnológicos Nvidia, Amazon, Google y Microsoft están empujando a su principal proveedor, la taiwanesa Foxconn, a trasladar su actividad a México y así dejando a China de lado. Este movimiento se enmarca en una lucha geopolítica de largo aliento en la que Estados Unidos al identificar como estratégica a la industria tecnológica busca romper su dependencia con el gigante asiático comandado por Xi Jinping.

Las 4 big techs están entre las principales generadoras de inteligencia artificial en el mundo. Uno de los principales cambios de paradigma para la humanidad en el arranque del siglo XXI es que, cada vez más, el verdadero poder de las naciones radica en la capacidad que tengan para desarrollar su propia tecnología. Al menos esa fue una de las varias lecciones que dejó la pandemia global de Covid-19 en donde resquebrajamiento de las cadenas de producción en general, incluidas las de tecnología de punta, exhibió la fragilidad de las superpotencias de occidente, entre ellas Estados Unidos.

Bajo este panorama, en donde el país puede consolidarse como el epicentro de producción de hardware indispensable para el desarrollo de inteligencia artificial es clave preguntar ¿cómo podría beneficiar esta nueva dinámica a México? Primero habría que empezar por abordar su estatus al respecto.

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De acuerdo con el Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial, México no cuenta con una estrategia vigente, ni en lo que se refiere a adopción y mucho menos a promoción o desarrollo propio; sin embargo, sí existe madurez entre el ecosistema que puede hacerlo realidad: universidades, inversionistas, así como talento y capacitación están en el promedio de la región. A nivel internacional, el país destaca en la participación en la definición de estándares, tanto en IOS como en organismos y comités internacionales.

En el ámbito de la regulación, el país a nivel federal solo tiene legislación sobre la protección de datos. Por otro lado, se identificó un caso de experimentación regulatoria junto con el Banco Interamericano de Desarrollo para sistemas de lA transparentes y explicables.

Con estos elementos, se podría pensar que México solo tiene oportunidad de ser reducido a ser simplemente el patio trasero de Estados Unidos en donde es más barata la manufactura del hardware que usan las big techs para desarrollar inteligencia artificial, al tiempo que una cercanía física permite controlar de mejor manera los procesos de producción para evitar el robo de los secretos tecnológicos y espionaje que sufría Estados Unidos a manos de China cuando la fabricación de estos insumos se llevaba a cabo en el país oriental.

Sin embargo, en este nuevo reacomodo geopolítico que va más allá de las cadenas logísticas, comerciales y de manufactura, sino que se centra también en la construcción del poderío tecnológico que tiene implícito la reconfiguración del orden mundial, puede abrir la puerta para que México sea más proactivo y no solo receptivo en la materia.

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Es decir, más allá de la derrama económica que implica el eventual arribo de Foxconn y con ello la creación de infraestructura, empleos y una nueva sinergia respecto a la capacitación y talento humano, se debe trabajar para promover una filosofía conjunta respecto al diseño, desarrollo y ejecución de los algoritmos sobre los cuales ya se están construyendo las sociedades.

Es decir, México debe pasar de ser un espléndido lugar para hacer negocios a partir de una manufactura barata y comenzar a configurarse, poco a poco, también como un hub de pensamiento y debate sobre la adopción de la inteligencia artificial. ¿Hasta dónde podremos los mexicanos aprovechar la nueva dependencia tecnológica que Estados Unidos está fincando sobre el país? Está por verse si solo se queda en una utopía o existe liderazgo para concretarse.

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