Villamil: el bufón de la corte
Pasillos del palacio
Villamil: el bufón de la corte
Foto: Jenaro Villamil/Facebook.

La corte de Palacio se llena de merodeadores que piden ver a su líder máximo. Van y vienen con la petición del favor de una audiencia con el presidente López Obrador. Funcionarios, exfuncionarios y compañeros de partido al unísono se presentan en la antesala del despacho presidencial con el ruego de unos minutos solo para hacer reverencia y reiterar su lealtad, y, de paso, asegurarse de que no los olviden en la repartición de encargos.

Así, han desfilado candidatos, exfuncionarios y aspirantes que se alistan pacientes para el dichoso día en que se les conceda la gracia de una audiencia que con frecuencia les es negada.

Y aquí es cuando los suspirantes comienzan a recurrir a cualquier medio posible para persuadir al presidente de otorgarles un espacio de agenda. El recurso que aplican por default es el elogio, pero ante la ineficacia de esta estrategia, han buscado otros medios, desde las filtraciones en la prensa hasta los mensajes por conducto de amigos o padrinos.

Esta carrera por la obtención de la gracia presidencial ha pasado desapercibida del ojo público. Acaso, en los pasillos del Palacio se han escuchado voces que intrigan en uno y otro sentido al respecto, pero no había pasado de ahí hasta que Jenaro Villamil, en unos cuantos segundos movilizó la atención nacional.

Tras haber sido señalado como uno de los artífices del accidentado proceso de extinción de Notimex, acompañado de la turbulenta salida de su última directora, Sanjuana Martínez, diversas fuentes hicieron público el malestar que habría provocado en el presidente López Obrador la gestión de Villamil, quien, al ver disminuidos sus bonos frente al titular del Ejecutivo, ha buscado, sin éxito, ser recibido en la oficina presidencial de Palacio.

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Villamil, muy probablemente motivado por la intranquilidad de sentirse distante del presidente, pasó del elogio a la zalamería, para acabar en un acto de naturaleza freudiana. Su reciente mensaje en las redes, portando una playera de la Santa Muerte, con un mensaje incomprensible, machista e innecesario, produjo una ola de tensión y debate público que alcanzó proporciones surrealistas cuando frente al Senado se sacrificó salvajemente a un ave.

El sentido común nos indicaría que este acto desesperado de Villamil para congraciarse con Andrés Manuel López Obrador lo tiene más lejos que nunca de la consideración presidencial. Ahora la pregunta es si los estrategas de Morena tomarán medidas para evitar que los trepadores y los “quedabien” afecten el ambiente político a solo unas semanas de las elecciones. Ya lo veremos. Por lo pronto, vale recordar que no hay historias que acaben bien cuando los bufones de la corte salen de su ámbito para dictar la agenda pública.

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