Ramón Márquez, el músico mexicano que trató de competir con el chachachá
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Reportero egresado de la UNAM, formó parte de los equipos de Forbes México y La-Lista. Con experiencia en cobertura de derechos humanos, cultura y perspectiva de género. Actualmente está al frente de la Revista Danzoneros. X: @arturoordaz_

Ramón Márquez, el músico mexicano que trató de competir con el chachachá
Foto: FB/Ramón Márquez y su Orquesta

La primera vez que escuché una canción de Ramón Márquez pensé que era un clásico cubano, en ese entonces yo no tenía conocimiento de grupos y artistas de música afroantillana. Cuando oí “Las clases del chachachá” se sentí un ritmo viejo, ya que la grabación era muy antigua, pero muy festivo que invitaba a bailar. Quien iba a pensar que detrás de esa melodía iba a estar un gran músico.

El miércoles pasado se cumplieron 27 años del fallecimiento de Márquez Carrillo. Era oriundo de Guadalajara, Jalisco y estudió en el Conservatorio Nacional de México. También fue fundador de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM); así como del Sindicato Único de Trabajadores de la Música (STUM). Lo anterior, refleja el papel tan importante que tuvo en las instituciones musicales del país.

Las décadas de los 50 y 60 fueron el esplendor para la música afroantillana en México. Los ritmos que se gestaron en países como Cuba, Colombia, Puerto Rico y demás llegaron para establecerse en las tierras aztecas. En ese tiempo fue cuando el mambo hizo explotar la cabeza a muchos jóvenes con su ritmo tan provocativo y eufórico; mientras que otras agrupaciones mexicanas traban de hacer lo propio, desde la Universitaria de Pepe Luis hasta Carlos Campos y Gamboa Ceballos.

Tal fue la euforia de la música afrocaribeña en México que se formó una oleada de nuevas propuestas musicales con el sello mexicano. Y muestra de ello fue el “Chivirico” de Ramón Márquez, el cual trató de posicionarse con un ritmo contagioso, alegre y muy bien orquestado. Si bien no tuvo el impacto tan grande como el chachachá o el mismo mambo, forjó parte de la historia de la música en este país.

Márquez Carrillo tuvo varios éxitos, desde creaciones propias como “Las clases del chachachá”, que compuso en colaboración con Sergio Marmolejo, hasta arreglos como del clásico cubano “El Manicero”.  Otras de las canciones más sonadas fueron “Corazón de melón”, “El mandarín” y “Ábrete sésamo”.

El estilo de Ramón Márquez era singular, los arreglos bien orquestados daban un buen sabor de boca por la finura de los instrumentos, así como de la dirección de los mismos. Esto no fue casualidad, ya que el tapatío también curso dirección de orquesta en la UNAM. Para muestra de lo anterior, basta escuchar “Moliendo Café”.

Si todavía no has escuchado a este músico mexicano, te recomiendo ampliamente que lo hagas. La música afroantillana en México no solo llegó para quedarse, también para evolucionar y tener buenas propuestas. Hay un universo entero que va más allá de lo que pensamos que engloba la mal llamada “música tropical”.

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