Reportero egresado de la UNAM, formó parte de los equipos de Forbes México y La-Lista. Con experiencia en cobertura de derechos humanos, cultura y perspectiva de género. Actualmente está al frente de la Revista Danzoneros. X: @arturoordaz_
Para clausurar el X Festival Nacional de Danzón en Reynosa se colocaron 6 filas de sillas sobre el escenario. Poco a poco, cada una se llenó con niños y jóvenes que vistieron un camisa y pantalón negro. Poco antes de que anocheciera, un nutrido grupo de 60 integrantes se apoderó del la atención de todos, puesto que se trataba de la Banda Infantil Sinfónica de “Raúl Flores García”.
El más pequeño de esta agrupación se ve que no pasa de los siete años, pero desde la sillas del público se puede ver su gran compromiso con las claves y el güiro. El integrante más grande de la banda se ve que apenas rebasa los 20 años, la mayoría de los más experimentados tocan instrumentos como el saxofón, las trompetas y el clarinete. Sin un gran equipo de audio auxiliar, ese conjunto de jóvenes artistas logran cautivar a los asistentes con clásicos como “Teléfono a larga distancia” y “Zacatlán”.
El actual director de la banda, Raúl Flores, me comentó en entrevista que esta agrupación se formó en honor a su padre, quien llevaba sus mismo nombre y apellido. Para honrar sus memoria, me explicó que una primaria federal también lleva su nombre, pero fue en esa institución musical donde salió la idea de hacer una propuesta que tuviera un mayor impacto que una placa en un edición, sino que cambiara la vida de la comunidad. Fue así como surgió este proyecto musical.
Flores explicó que participar en la Banda Sinfónica Infantil no tiene ningún costo, lo único que le piden a los integrantes es asistencia, disciplina y estudio. Esta fórmula la han mantenido desde hace 14 años, en septiembre de 2010, por lo que no cobran cuota alguna, ni siquiera para la reparación de los instrumentos. Es un proyecto independiente que no cuenta con recursos públicos ni privados, se mantiene del compromiso de los integrantes.
En un inicio, el repertorio del conjunto era muy básicos, según cuenta su director, se componía de boleros, música regional del norte del país y música de navidad. El arranque tenía que ser algo sencillo, puesto que la primera generación se conformó con niños de primaria que no rebasan los 10 años, además, ninguno de ellos sabía tocar o leer música.
Desde que comenzó el Festival Nacional de Danzón en Tamaulipas en 2014, la banda sinfónica siempre formó parte del carnet musical. Ahí fue cuando se gestó una relación muy estrecha entre este ritmo y el proyecto musical.
“En un principio yo me encargué de hacer los papeles de los danzones, después Jesus Mata fue uno de los que nos apoyó con danzones para la banda. A raíz de participar en los eventos de danzón, surgió apoyo como el de Pepe Ramos que nos regaló 3 danzones”. Flores explicó que también han recibido apoyo de agrupaciones de otros estados que les han donado partituras, como es el caso del Centro Nacional de Investigación y Difusión del Danzón A. C., quien les ofreció papel de 30 danzones.
“El danzón ha sido de la musica más completa que ejecutamos con la banda. Al ser un genero muy bien elaborado con su introducción, primer movimiento, segundo segundo y montuno. Musicalmente se aprende interpretación y diferentes secuencias; la lectura se desarrolla bastante. Esto ha ayudado en gran medida a que la banda pueda crecer musicalmente, en gran parte por el danzón, a diferencia de las baladas o géneros regionales que armónicamente son más sencillos” comentó.
El impacto del danzón en la banda ha sido tal, que un extracto de la misma conformó una danzonera que lleva por nombre Cokeno, tal como era el apodo en el gremio musical del abuelo actual director.
– ¿Cuál ha sido el impacto de la banda en los niños y jóvenes?
“Cuando empezó la banda, (Reynosa) era un lugar conflictivo, abrieron un punto rojo, había demasiada actividad delincuencia. A pesar de esas condiciones, en 2010 abrimos la banda. Eso impactó en la comunidad, al pasar de los años se ha mantenido el crecimiento de la banda. Hay alumnos se quedan más tiempo y otros se van, pero les ayuda mucho porque el 99% de los elementos de la banda son profesionistas, graduados o continuaron con sus estudios. Eso ha sido un buen impacto en la comunidad. La musica y la disciplina, así como el compromiso y el aprendizaje de valores en la banda ha permitido que los jovenes lleven una ruta de vida sana.
“La banda no ha sido una escuela. Es cierto que se trabaja cuestiones básicas como la lectura y displina, les damos herramientas, pero han habido elementos que deciden tomar los estudios profesionales. Tenemos 5 ex integrantes que ya están en la vida profesional de la música, unos en CDMX, otros Saltillo y Matamoros. El enfoque a la banda ha sido más hacia la comunidad”.
– ¿Cómo ha impacto esto a la comunidad, a las familias?
“El primer impacto positivo está en las familias, porque es lamentable que a veces los círculos familiares carecen del amor propio, de autovalorarse, ya que no concebían la idea de que un niño de 7 o 9 años tocara un instrumentos dentro de una agrupación. Al principio era mucha incredulidad en el proyecto, por esa razón se tomó la decisión de que se hiciera muy accesible, y lo más practico para ello era evitar el manejo de dinero, que no significara un costo, para ofrecerles algo más genuino y demostrarles qué se puede hacer con los jovenes”.
Raúl Flores explica que los proyectos a corto plazo se cumplen por el sistema y planeación que tienen, incluso ya tienen planes para 2025. La banda cuenta con integrantes con nivel avanzado, medio e inicial, sin embargo esto permite que los más adelantados también participen en el aprendizaje de los que van comenzando. De esta forma, se forma una cadena de valor que hace que la orquesta siga avanzando.
Cuando se le pregunta al director cómo le gustaría ver a la banda en el futuro o qué esperaría de este proyecto, insiste en que se siguiera sosteniendo como lo han hecho durante los últimos 14 años.
“Quisiera ver la banda crecer lo más posible, como tener de 300 integrantes. Ya hemos llegado a 120 elementos antes de la pandemia, pero después nos quitó el ritmo. Aunque este año estamos muy recuperados con 65 elementos. Quisiera multiplicar este proyecto en otras partes de la ciudad”, subrayó.
La música también transforma vidas, puede jugar como eje rector en las comunidades. Sólo hay que darle la oportunidad y herramientas para su desarrollo, y así lo han demostrado durante los últimos 14 años la Banda Sinfónica Infantil de Raúl Flores García.