“Para ver claro, basta con cambiar la dirección de la mirada”
La experiencia de un festival como el Festival Internacional de Cine de Guadalajara comienza desde que llega el correo de confirmación de acreditación, vienen días de organizar, contestar correos, mandar WhatsApps y por supuesto revisar el estado del tiempo para elegir los cambios de ropa que deberán ser cómodos, pero también verse formales en las transmisiones.
Recomendamos: Me aguanto, pero no perdono
En mi caso no estuvimos en la inauguración, cubrimos a partir del día 3 y fue llegar en modo torpedo para lograr recuperar los días perdidos, llegamos a la Cineteca de la Universidad de Guadalajara, fue estar ahí y comenzar a reconocer caras conocidas, recibir invitaciones directas, correr a la conversación entre Juan Antonio Bayona y Eugenio Caballero, dos personajes que se ha atrevido a hacer realidad sus sueños.
Charlar con jóvenes realizadores que te hablan de su primer cortometraje, de todo lo que tuvieron que hacer para llegar al FICG, unos pasos más y un cineasta tapatío nos contó de su ópera prima, charlamos con él y una de sus actrices que al final termino en lágrimas de emoción. Fue sentarnos un ratito a un costado de la dulcería y mientras salivábamos por unos nachos con queso nos percatamos de la corredera de decenas de personas por llegar a las funciones.
Al estar en por ahí y con la intención de no perder detalle nos fuimos a comer a la librería Carlos Fuentes del Fondo de Cultura Económica y ahí fue encontrarnos con mucha pandilla, darnos el tiempo para echar un ojo a los libros y salir con la panza llena y corazón contento, íbamos a grabar un enlace cuando nos dicen que hay posibilidad de charlar con Juan Antonio Bayona y pues nos aferramos, al final fue una conversación enriquecedora.
Recomendamos: Arte hasta la médula
Cada día es una sorpresa en un festival, las agendas cambian o se abultan, nos armamos un hueco para charlar con amistades que no miramos en otro lugar, nos emocionamos con los jóvenes que emocionados hicieron fila para la master class de Ean McNamara, las clases con Erick Estrada y muchos más.
Por supuesto, los cocteles, fiestas y demás convivencias son otra parte fundamental de la experiencia de cualquier festival, quizá ya lo he platicado, pero muchas entrevistas, contactos y amistades salieron al ritmo de una buena canción y cerveza en mano.
De la edición 40 del Festival me queda la alegría de ver a los cineastas ver en pantalla sus proyectos, me queda ver el empeño de mujeres como Estrella Araiza, Karla Bañuelos, Xa, Ximena Urrutia, pero también Paco Morales y todes los voluntaries del FICG que nos hicieron más fácil la chamba, gracias a mi compañero Christopher Dávila por poner en imágenes eso que quería contar con un texto hecho desde lo que vibre en cada entrevista y evento.
Recomendamos: Tepito existe porque resiste
El logro desbloqueado fue conversar con Gustavo Dudamel y también constate que en el camino hay compañeros que se vuelven familia. Si en su vida se vislumbra la posibilidad de asistir a un festival de cine, música, teatro o cualquier otra disciplina artística no lo desaprovechen, de verdad les va a cambiar la vida tener el chance de asistir a una función con sesión de preguntas y respuestas al final, sentarse a comer una chapata junto con un creador, elegir entre omellete o molletes con un colega coreano que al final se decidió por un plato de menudo.
La vida se va armando de retazos de vivencias y que mejor si nos aferramos a momentos luminosos y creativos.