Con la recientes acciones y declaraciones emprendidas por el gobierno de los Estados Unidos, parece ser que los días de Nicolás Maduro al frente de Venezuela están contados.
Como ya he afirmado en este espacio, un régimen como el chavista es prácticamente insostenible sin la ingente cantidad de recursos con que contó Hugo Chávez durante su periodo como presidente de aquel país. Y es que, desde la llegada al poder como heredero político de Chávez, Nicolás Maduro además de carecer del liderazgo y carisma del primero, pudo observar cómo los recursos a los que tenía acceso su gobierno iban a la baja en la medida en que lo hacía su popularidad y la viabilidad de su proyecto político.
A las carencias anteriores, se sumó a través de los años una oposición que si bien ha tenido diversos liderazgos que se han caracterizado por coordinarse muy poco, con el paso del tiempo fue ganando espacios en un sistema diseñado para que el grupo en el poder se perpetuara ahí. El parámetro de actuación de Nicolás Maduro y del chavismo cada vez se tornó más represivo y antidemocrático ante la reducción del apoyo popular con el que llegaron a contar.
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Aunado a esto, esas formas represivas y antidemocráticas minaron de manera acelerada la posición de Venezuela en el mundo y su aislamiento la ha llevado a contar con muy pocos países aliados. Además, algunos de los líderes que naturalmente fueron aliados del chavismo han abandonado la idea de ser relacionados de alguna manera con este régimen, con las consecuencias de todo tipo que esto puede traer para un grupo político que no es más que una carga.
Con una corrupción rampante que lo mismo afecta al gobierno que al sector privado, una economía que se hunde cada vez más y un grupo gobernante con serias acusaciones de ser también un grupo delincuencial, Venezuela es un país que ya lleva muchos años padeciendo una crisis de la que le costará muchos años salir. La calidad de vida que hoy el Estado venezolano puede garantizar para sus habitantes es tan baja que la cantidad de personas que han emigrado en busca de subsistir es de tal magnitud que puede compararse con la emigración padecida por Estados fallidos que viven crisis tan profundas como guerras civiles. Hoy prácticamente la tercera parte de la población que hace unos años tenía Venezuela vive fuera de sus fronteras.
Al parecer cada día se encuentra más cerca el final de un régimen que ha dejado clara la inviabilidad del modelo que enarbola cuando este no se encuentra sostenido por las muy diversas condiciones con que requiere contar. Si el fin primordial de la organización política por excelencia que es el Estado es garantizar su propia subsistencia, de seguir así Venezuela no lo podrá hacer.
Las recientemente reveladas maniobras militares que los Estados Unidos se encuentran realizando cerca de las costas venezolanas son una clara señal de la presión que se busca ejercer sobre el régimen de Maduro, siendo lo deseable que sea el propio país que gobierna quien finalmente decida acabar con la cleptocracia que hoy impera ahí.
De cualquier manera, el fin de Maduro está cerca y con ello se abre la esperanza de que Venezuela tenga mejores épocas por venir.