El multiverso de Tlatelolco

Viernes 25 de julio de 2025

Carlos Celis
Carlos Celis

Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_

El multiverso de Tlatelolco

El Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco ha funcionado como escenario para historias que evocan el aura espectral que recorre este sitio.

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Película: No nos moverán.

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Foto: Pimienta Films

No extraña que hasta el día de hoy, el Conjunto Urbano “Presidente Adolfo López Mateos” de Nonoalco Tlatelolco siga dándonos historias conmovedoras. Inaugurado el 21 de noviembre de 1964, el proyecto del arquitecto Mario Pani fue construido en los restos de la ciudad de Tlatelolco, la primera zona de la urbe ocupada por los españoles y donde sucedió la última batalla contra los mexicas, cuando Cuauhtémoc fue obligado a rendirse ante Hernán Cortés.

De la antigua ciudad solo queda la Zona arqueológica de Tlatelolco, que forma parte de la Plaza de las Tres Culturas, inaugurada por el propio presidente Adolfo López Mateos como elemento central del entonces nuevo conjunto habitacional, y que fue nombrada así porque los conjuntos arquitectónicos ubicados en el entorno provienen de tres etapas históricas diferentes: la cultura de Mesoamérica, la cultura española y la cultura del México moderno.

Empezando por las historias de sacrificios infantiles debido a la hambruna y un brote de enfermedad entre los años 1454-1457, la zona está marcada históricamente por la tragedia. El proyecto de Mario Pani para modernizar ese cuadrante contemplaba regenerar lo que se identificó como la “herradura de tugurios” o “cinturón de miseria” que rodeaba a la ciudad y pretendía reubicar a los marginados en más de quince supermanzanas.

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Esto implicó la eliminación de alrededor de mil viviendas, donde también resultaron afectadas casas de las colonias colindantes. En total, fueron desplazadas más de 7 mil personas y, aunque en el proyecto contemplaba la adquisición de vivienda a precios accesibles para los afectados, las condiciones de venta impidieron a la población pobre desplazada acceder a este conjunto habitacional.

Y este fue solo el principio. Como es bien sabido, después vinieron otros sucesos que marcarían nuestra historia como mexicanos. La matanza de Tlatelolco, hecho ocurrido el 2 de octubre de 1968 en el contexto del movimiento de 1968 en México, y en la que estudiantes perdieron la vida a manos del ejército y la policía por órdenes del presidente Gustavo Díaz Ordaz.

Posteriormente, el sismo de 1985 afectó a 12 edificaciones, donde el edificio Nuevo León, un inmueble de 15 pisos con 288 departamentos sufrió daños en cuatro de sus cinco secciones y su derrumbe fue una de las imágenes más representativas de aquella tragedia que azotó a la Ciudad de México.

Quizá parezca banal que, tras una larga historia de desgracias, intentemos hacer un recuento de lo que el cine mexicano ha podido rescatar de todos estos sucesos. O quizá no. En realidad, el Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco ha funcionado como escenario para otras historias imaginadas que se sirven del aura espectral que recorre este sitio y evocan el dolor que sus muros contienen.

Aunque películas como la hoy clásica Rojo amanecer (1990) intentaron transmitir la angustia de lo vivido durante la matanza de Tlatelolco, no fue estrictamente un trabajo documental apegado a los hechos. Recientemente, la serie Cada minuto cuenta (2024) se dispuso a recrear los eventos del terremoto de 1985 con mucho énfasis en lo sucedido en Tlatelolco, pero también mucha licencia en la parte melodramática.

El estreno de esta semana, No nos moverán (2024) del director Pierre Saint-Martin, es una interesante adición al “multiverso” de Tlatelolco, donde una estupenda Lisa Huertas interpreta a una abogada consumida por la amargura, como sobreviviente de la matanza del 68 donde su hermano perdió la vida. Esta comedia de humor negro, filmada en blanco y negro, hace un guiño a Temporada de patos (2004), la película del director Fernando Eimbcke que también se filmó en Tlatelolco y que apenas el año pasado cumplió su 20 aniversario.

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Ok está bien (2020), de la directora Gabriela Ivette Sandoval, también se desarrolla en los departamentos de este conjunto habitacional e igualmente fue filmada en blanco y negro, lo que la conecta directamente con las dos anteriores. Otras películas como La caja vacía (2016) y El camino de Sol (2021), de la directora Claudia Sainte-Luce, evocan estos mismos espacios de viviendas multifamiliares.

Aunque producciones como la reciente Arillo de hombre muerto (2024) de Alejandro Gerber, Roma (2018) de Alfonso Cuarón o Ciudad de ciegos (1991) de Alberto Cortés también son dramas intramuros que bien podrían suceder en este multiverso, sus locaciones específicas son otras. Pero, desde la filmación de Los olvidados (1950), el clásico de Luis Buñuel que retrató los tiempos de aquella “herradura de tugurios” anterior a la construcción del proyecto de Mario Pani, el cine mexicano siempre ha puesto el dedo en la llaga… y en este preciso punto del mapa.

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