Doctora en Comunicación y Pensamiento Estratégico. Dirige su empresa BrainGame Central. Consultoría en comunicación y mercadotecnia digital, especializada en tecnología y telecomunicaciones. Miembro del International Women’s Forum.
¿Estamos listos para integrar la IA en la creación artística sin comprometer nuestra autenticidad cultural?
Al nutrirse de vastas bases de datos globales, la IA tiende a homogenizar patrones culturales, estilos y referencias, lo cual puede amenazar la identidad cultural de los pueblos y las naciones.
Al nutrirse de vastas bases de datos globales, la IA tiende a homogenizar patrones culturales, estilos y referencias, lo cual puede amenazar la identidad cultural de los pueblos y las naciones.
Los seres humanos defendemos la creatividad como un territorio exclusivo de nuestra esencia, argumentando que la inteligencia artificial (IA) carece de esta cualidad que solo nosotros poseemos. Sin embargo, muchos artistas y creadores alrededor del mundo exploran con IA para expandir sus posibilidades creativas. Algunos no sólo complementan su arte con esta tecnología, sino que la emplean para producir música “original”, crear obras de arte, escribir libros en minutos y generar imágenes que en el cine, por ejemplo, se han utlizado para revivir situaciones pasadas o incluso rejuvenecer actores para recrear escenas de un supuesto pasado en la historia.
DALL-E, MusicLM y ChatGPT, por mencionar algunas herramientas con IA, permiten el acceso a una cada vez más creciente oferta de algoritmos que replican contenidos muy similares a los que producen los humanos, y en algunos casos van mucho más allá. Esto conlleva retos significativos en cuestión de derechos de autor y propiedad intelectual, pero mucho más profundo que eso, está la autenticidad cultural de las naciones.
Al nutrirse de vastas bases de datos globales, la IA tiende a homogenizar patrones culturales, estilos y referencias, lo cual puede amenazar la identidad cultural de los pueblos y las naciones. Este fenómeno se produce porque los modelos de IA, aunque entrenados con una gran diversidad de datos, no siempre respetan ni reflejan las particularidades de cada cultura. Esto da lugar a resultados de enfoque global y, en muchos casos, comercial, diluyendo las expresiones culturales locales y mercantilizando la cultura.
Así, la estandarización cultural promovida por la IA está empezando a sobrepasar los principios de la globalización, cuyo beneficio consistía en el intercambio cultural y el acceso a tradiciones y expresiones individuales. Ahora, la IA tiende a destacar solo aquellos contenidos con mayor demanda, basados en tendencias comerciales, y elimina de la visibilidad a los creadores con menos influencia en el mercado global. Esto enmarca un nuevo sesgo de desigualdad, que ya no se limita al género y la raza, sino que afecta también a las industrias culturales, restringiendo el espacio para la diversidad y la autenticidad, y fomentando una cultura uniforme que responde a criterios mercantiles en lugar de a una convivencia de identidades.
La cultura como consecuencia, se convierte cada vez más en un conjunto de contenidos populares, determinados por algoritmos que, con rapidez y a un costo marginal, relegan a los creadores humanos. Esto da lugar a representaciones culturales con una visión distorsionada, lo que se traduce en una pérdida de la transmisión de tradiciones artísticas como patrimonio y conocimiento para las nuevas generaciones.
Si profundizamos más y analizamos la comunicación como una expresión central de la cultura, veremos que no solo transmitimos información, sino también valores, tradiciones y símbolos que conforman identidades colectivas. La descontextualización y universalización de la cultura global basada en algoritmos afectará drásticamente nuestros patrones y códigos de comunicación, reduciendo la diversidad cultural y lingüística, y vaciando a los símbolos de su carga cultural y valor emocional. Esto conducirá a una reinterpretación sin historia ni significado, creando una nueva estructura narrativa que transformará las relaciones sociales y nuestra comunicación interpersonal.
Insisto: ¿Estamos listos para integrar la IA en la creación artística sin comprometer nuestra autenticidad cultural?