Coordina la Red Eslabones por los Derechos Humanos, que atiende asuntos de justicia, principalmente personas desaparecidas. Es consejera ciudadana de búsqueda en la Ciudad de México, Estado de México y a nivel federal. Con estudios de periodismo, derechos humanos, derecho y otros. Facebook: Red Eslabones por los Derechos Humanos Nacional.
¿Felices fiestas?
En las mesas de más de 95 mil familias en México hay sillas vacías. Noventa y cinco mil seres humanos que no se sabe dónde están y cada día son más.
En las mesas de más de 95 mil familias en México hay sillas vacías. Noventa y cinco mil seres humanos que no se sabe dónde están y cada día son más.
Fin de un año, año nuevo, fiestas, deseos, regalos, familias reunidas, felices… más de 95 mil familias en México lo único que piden con toda su fuerza y esperanza es encontrar a su hija, a su hijo, a su padre o madre, hermanos, tíos, esposos… en sus mesas hay sillas vacías.
Noventa y cinco mil seres humanos que no se sabe dónde están y cada día son más. Se les dice “los desaparecidos” aunque en la realidad ninguno está desaparecido, las personas no pueden desaparecer, siempre están en algún lugar vivas o muertas, están ahí esperando a que alguien las rescate, alguien que vaya por ellas, alguien que las regrese con su gente, a su comida favorita, a su música, a sus amistades, a sus sueños, a su vida…
Todos quieren que vuelvan y ellos quieren volver, el deseo profundo es que regresen vivos, pero los quieren aunque sea muertos, aunque los rescaten de una fosa clandestina donde los escondieron sus agresores o de una fosa común donde los desecharon y olvidaron las autoridades. Quieren que los traigan pronto, quieren que las autoridades se apuren, antes de que sus cuerpos sean llamados tejido putrefacto, cadáveres, restos óseos, fragmentos, cráneos, huesos áridos, segmentos, fragmentos.
Más de 95 mil personas quieren ser encontrados antes de que sus familiares se sumen a la legión de personas buscadoras que se desgranan en el camino, antes de que su desaparición disuelva a su familia, que sus padres enfermen y mueran en la angustia y la incertidumbre sin haberlos encontrado, antes de que sus hermanos hayan tenido que abandonar sus propios sueños por buscarlos, antes de que sus hijos crezcan asomados a la ventana esperando su regreso, antes de que el resentimiento y la impotencia se convierta en depresión o venganza, antes de que los olviden como si su presencia hubiera sido un sueño que se convirtió en pesadilla.
Pero para encontrarlos hay que buscarlos, hay que querer entender el fenómeno feroz de la desaparición de personas. Para traerlos de regreso a casa, le deben interesar realmente a quienes tienen el poder político y económico en México, para rehacer y enfocar la eficacia de las políticas públicas de investigación, búsqueda, prevención para que realmente sirvan para encontrar a las personas desaparecidas, pero eso… todavía no sucede.
En gran medida, las autoridades ministeriales demuestran que no saben dónde buscar porque hay miles de kilómetros con ríos, lagos, cuevas, pozos, barrancas… ¿cómo saber en esa inmensidad de probabilidades dónde hay otra fosa clandestina más? Lo que hacen es con base en la información que les dan las propias familias.
Les decimos que empiecen por rescatar donde ya no tienen que buscar, que los saquen de sus propias fosas comunes en las que ya se les acumularon más de 50 mil personas sin vida y sin identidad, a las que en muchos casos no les practicaron ni siquiera las periciales de ley.
Hoy es el momento de abrir esas miles de fosas comunes, es decir, las fosas que hicieron los mismos gobiernos, hay que rescatarlas de ahí, realizarles las pruebas necesarias para saber quiénes son y así devolverlos con sus familias que los buscan incansablemente en todos lados, sin saber que la misma autoridad los tiene desaparecidos en sus propios laberintos de ineficacia, negligencia e irresponsabilidad, por decir lo menos, pero que no descartamos incluso complicidad criminal.
Hoy no hay pretexto que valga a las autoridades estatales ni federales, porque desde el 5 de diciembre de 2019 se consolidó la creación del Mecanismo Extraordinario de Identificación Forense ( MEIF), que tiene como principal objetivo periciar a las personas sin vida que están en poder de los gobiernos del 4 de diciembre de 2019 para atrás.
Los recursos con los que operará el MEIF son federales y de ayuda internacional, lo único que deben hacer las autoridades que tiene bajo su resguardo y responsabilidad a las personas sin vida ni identidad es recibir la ayuda del MEIF, ¿con qué cara podrían negarse a recibir ayuda federal para resolver sus propias tareas que han incumplido por años? Solamente que decidan ser de los que “ni pichan, ni cachan, ni dejan batear” y en ese punto tendrían que dar la cara a las familias de personas desaparecidas que en sus estados les exigirán con vigor y derecho la intervención pericial inmediata, sin excusas ni pretextos.
En la próxima columna les diré qué es y para qué sirve el MEIF, cómo surge, cómo se construyó, quiénes intervinieron. Cómo de ser un deseo que pedimos cada año, finalmente se materializó en una herramienta para toda la sociedad.