“La esquizofrenia no puede entenderse sin comprender la desesperación”.
Ronald David Lang
Las relaciones humanas son complejas, las relaciones familiares no sólo tienen su grado de malos momentos o diferencias sino que, en ocasiones, resguardan violencias que se callan por el simple hecho de ser familia.
Si a eso le sumamos que la salud mental ha sufrido un desequilibrio e incluso rasgos de esquizofrenia se hacen más presentes, las dinámicas de convivencia sin un apoyo se trastocan.
Algo así les ocurre a las hermanas que protagonizan Celeste Soledad, ópera prima de Alex Argüelles, quien desde su propia experiencia como una persona con ansiedad social empezó a escarbar en su relación con los otros; esas situaciones que en ocasiones lo vulneraron y la mayoría de las veces sentía que era por su culpa, algo completamente equivocado.
Una ficción íntima que nos aproxima a una familia rota, los padres mueren y las hermanas Celeste y Soledad se reencuentran en un escenario sin la mediación de alguien más, el duelo, miedo y ese humor ácido tan característico de nuestra sociedad son los ingredientes de una película con tintes oscuros, salpimentados de suspenso.
Es importante destacar el trabajo de las dos actrices, Michelle Betancourt y Fernanda Echevarría, dos mujeres que logran tomar su parte en la dualidad de personalidades e interpretar esas pinceladas que conforman la experiencia de vivir con esquizofrenia.
Sin caer en melodrama o una visión capacitista, Celeste Soledad cuenta con un trabajo de producción inmersivo, esto con la intención de hacer partícipe al espectador de eso que atraviesan los personajes en momento de vulnerabilidad, un ataque de pánico o una crisis.
Cine hecho en México que una vez más muestra que los tópicos en pantalla son diversos y, a la vez, muy cercanos.
Les invito a asomarse a la conversación con Alex Argüelles con respecto del filme Celeste Soledad:
Tráiler: