La Chomba, el grupo que supo escuchar al barrio

Domingo 1 de junio de 2025

Arturo Ordaz
Arturo Ordaz

Reportero egresado de la UNAM, formó parte de los equipos de Forbes México y La-Lista. Con experiencia en cobertura de derechos humanos, cultura y perspectiva de género. Actualmente está al frente de la Revista Danzoneros. X: @arturoordaz_

La Chomba, el grupo que supo escuchar al barrio

La Chomba, nombre que tomó de una canción de la Sonora Matancera, se encargó de representar al barrio y demostrarles que sí se puede salir de él.

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El objetivo de la Chomba era tocar covers de grandes éxitos sonideros.

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Imagen: captura de pantalla.

Alejandro Olivares era originario de Nezahualcóyotl, Estado de México. Desde muy joven se interesó en la música, sobre todo en la sonidera, esa que sale de las grandes bocinas que cuelgan en los barrios para el baile popular. Los últimos 15 años de su vida los dedicó al grupo La Chomba, hasta que falleció el viernes pasado dejando a sus fans atónitos.

Era muy común encontrar al Grupo La Chomba en el Gran Salón de la Ciudad de México, me atrevo a decir que era el conjunto consentido de la casa. También se podía escuchar su música otros salones como El Caribe y el Candela. Pero su éxito más grande fue hace unos años, cuando se popularizó el tema “El baile de San Juan”.

Cuando escuché ese tema hace unos años pensé que hacía referencia al pueblo de San Juan de Aragón de la Ciudad de México, pero resulta que es cover. Hay una versión que data de 1992 que grabó Ricardo Suntaxi y su Rumba Tres pero con nombre de “Tusuchendo El Anaco”. Sin embargo, el mismo Ricardo reconoce que la versión mexicana fue un éxito con casi 50 millones de reproducciones en Spotify.

El objetivo de la Chomba era tocar covers de grandes éxitos sonideros, según lo declaró el mismo Alex Olivares para Baila Mi Rey. Este grupo buscaba que la gente pudiera bailar con música en vivo lo que escuchaban en la radio o en las grandes bocinas de los bailes callejeros. Sobre todo, revivir viejos temas como “El travieso”, “Agárrate la brocha”, “Ritmo y palmeras”, entre otros.

Olivares era el cantante principal y líder de su agrupación, la cual se componía de ocho elementos: un bajo, dos teclados, timbal, congas, bongó, güiro y voz. La agrupación no contaba con instrumentos como trompetas, trombón, saxofones o clarinetes; ya que usaban “samples” y efectos que hacían los tecladistas para sustituir a los metales.

La Chomba, nombre que tomó de una canción de la Sonora Matancera, se encargó de representar al barrio y demostrarles que sí se puede salir de él, o al menos eso es lo que pregonó Alex Olivares al comentar sus giras ante Estados Unidos.

La calidad musical de este grupo no fue su mayor virtud, desde el hecho que se concentró tocar éxitos pasados y su integración careció de instrumentos de viento. Sin embargo, es innegable el éxito que tuvo y la promoción que logró para revivir temas antiguos en las nuevas generaciones.

Alejandro no tenía la mejor voz o la virtud musical como un ejecutante del conservatorio, pero supo escuchar a su público y tocarles la música que querían bailar. En el caso del género tropical, el bailador es el más exigente porque es quién marca la batuta sobre lo que puede ser o no un éxito, ya que es lo que se va ejecutar sobre la pista. Olivares entendió que había que ponerle atención a cliente que pagaba su boleto para irlo cantar un miércoles en el salón de baile.

Más allá de los éxitos en Youtube, las giras por la Unión Americana y la escala social; el mayor aprendizaje que dejó Alex a su gremio es aprender a conocer a su público, porque antes de convertirse en cantante él fue un escucha y nunca dejó de serlo. Tal vez el debate en el gremio musical está en crear música para el bailador o en compartir el arte que sale del artista. Podría ser que ambos extremos tienen su parte cuestionable, pero un punto medio podría funcionar.

Podrá gustarnos o no la música de la Chomba, pero los aprendizajes y herencia de Alejandro Olivares ahí están. Admiro su resiliencia, paciencia y pasión; ya que le tomó más de dos décadas llegar a su éxito con las herramientas que tuvo a la mano en su barrio. “Ave María” y que descanse en paz.

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