Hip-Folk: la innovadora propuesta que fusiona lo folklórico con lo urbano en la pista 
Contextos

Reportero egresado de la UNAM, formó parte de los equipos de Forbes México y La-Lista. Con experiencia en cobertura de derechos humanos, cultura y perspectiva de género. Actualmente está al frente de la Revista Danzoneros. X: @arturoordaz_

Hip-Folk: la innovadora propuesta que fusiona lo folklórico con lo urbano en la pista  Hip-Folk: la innovadora propuesta que fusiona lo folklórico con lo urbano en la pista 

Ante la inmensa penumbra del escenario, una luz iluminaba a un par de jóvenes parados sobre una pequeña tarima de 1.2 metros por 1.2 metros. Cada uno portaba botines color negro, un pantalón de vestir gris y sobre el pecho una playera blanca de tirantes. Mientras su zapateado retumbaba por todo el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, ese sonido se convertía en un logro para el proyecto: Hip-Folk

Isa Rivera y Tonathiu Meyer se conocieron en el bachillerato, pero su pasión por la danza folklórica los terminó de unir. Sus coincidencias van más allá de su lugar de origen: Zacualtipán de Ángeles, Hidalgo. En 2020 se juntaron para darle vida a un proyecto nuevo, disruptivo, que le diera una bocana diferente a la danza tradicional de este país, mezclándola con géneros urbanos actuales. 

Según cuenta Rivera en entrevista, ante la gran ola de desaprobación que leían en los videos de sus compañeros bailarines, decidieron hacer hacer un collage, a manera de juego, para zapatear piezas musicales de géneros urbanos. 

“Teníamos claridad sobre el cúmulo de elementos que dan identidad en la danza folklórica mexicana respecto al ‘como debería ser’ el bailarín mexicano, optamos por contrastar esa idea para poder expandir la forma de ejecutar el zapateado y las posibilidades a otras formas de ejecución. Elegimos bailar como nosotros queríamos. Acordamos un objetivo: que nuestro zapateado sea tan irreconocible que no quedará más remedio que llamarlo como nosotros mismos y así nació Hip-Folk”, explicó el bailarín. 

La idea que detonó todo el proyecto fue de Tonathiu, joven de 25 años egresado de la Escuela Nacional de Danza Folklórica. A partir de ahí, comenzó a trabajar la idea con Isa, bailarín de 24 años de edad con estudios en el Instituto de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH). Al inicio, el nombre del proyecto comenzó como un juego de palabras y de broma, pero con el tiempo ambos se dieron cuenta que embonaba perfecto con lo que estaban buscando: Hip-Folk.

¿Cuál es el propósito del proyecto?
–Nuestro proyecto se perfila hacia la creación de nuevos diálogos en el entorno dancistico folklórico. Reconocemos que en nuestra propuesta hay una gran cantidad de posibilidades para el aula, la escena y la danza en general. De esta manera, nuestro propósito decanta en la germinación de nuevas propuestas escénicas que puedan integrar conceptos, aunque siempre orbitales en la academia y espectáculo, que ahora puedan darle un rostro fresco y otra forma de zapatear. 

–¿Qué tiene de innovador? 
Es innegable que con la danza folklórica la escena ha estado experimentando nuevos conceptos desde hace ya algunas generaciones. Proyectos como Danzariega, Break The Folk, Zapateo Contemporáneo, etcétera. Así como algunas personalidades como Paula Villaurrutia, Pablo Parga, Juan Pablo Sosa, entre otros, han sido destacados referentes para la creación de este proyecto. Sin embargo, consideramos que la innovación en nuestra propuesta yace en relación con tres elementos principales.

La primera es la metodología co-docente que proponemos en nuestros laboratorios, ya que consideramos brinda un panorama mucho más dinámico y más atento en el ecosistema creativo. Segundo, el uso de las redes ha servido de herramienta de difusión esencial de nuestro trabajo. Y por último, nuestro vínculo con la música urbana en tendencia sin importar si transitamos de un rap a un danzón. Nuestra flexibilidad en este aspecto vuelve casi cualquier canción una oportunidad para darle un toque percusivo Hip Folk. 

¿Qué logros han tenido? 
–Hemos tenido la oportunidad de compartir nuestra danza en diversos espacios, en los que al inicio no imaginamos poder colarnos, entre ellos está la Escuela Nacional de Danza Folkórica, la Escuela Nacional de Danza Nellie y Gloria Campobello y el Instituto de Artes de la UAEH. 

Como creadores logramos estar en la final del concurso de coreografía 4×4 CDMX Nights (Teatro Esperanza Iris), en la que también estuvieron otros coreógrafos y creadores del resto de la República, por lo que estar en una final junto con coreografías de tanto nivel representó para nosotros un gran paso en nuestro camino como creadores.

¿Cuáles han sido sus principales desafíos? 
–Al ser un proyecto en dupla, nos resulta esencial disponer de espacio y tiempo para seguir creando. Somos personas que tuvieron que emigrar de casa para perseguir una licenciatura en danza. Ahora nos dedicamos en cuerpo y alma a este arte y, por lo tanto, hemos tenido que cambiar nuestras prioridades para subsistir en esta caótica ciudad. Anhelamos que este proyecto nos pueda dar la oportunidad de vivir de él, pero mientras no sea así, siempre será una dificultad el tener que pensar en pagar la renta antes de seguir creando.

¿Qué los motiva a seguir? 
–Creemos que Hip folk es un pequeño autoretrato de nuestra danza, amistad, intimidad y confidencia que aún no termina de contarse. Nos inspira el compartir este proceso y reflexiones para detonar en más personas la curiosidad y darles el poder de desmembrar la danza y el zapateado para poder llegar cada vez más lejos. Creemos totalmente que la danza sobrepasa fronteras, nos sentimos entusiasmados de ver hasta donde podemos llegar.

¿Qué esperan del proyecto? ¿Cómo lo ven en el futuro? 
–Nuestro objetivo en nuestro presente y futuro va perfilado a consolidarnos como un referente dancístico en la escena mexicana contemporánea. Queremos lograr colarnos cada vez más en instituciones y programas como una forma más de que la danza folklórica invada y asuma su lugar en el México actual. Somos entusiastas, como la danza folklórica lo propone, de que pueda ser una forma de integrar a todxs, sin importar las restricciones que coloca en los cuerpos la danza blanca, colonial y  académica. Poder ser una alternativa para aquellxs que buscan darle lugar a su palabra por medio de su zapateado.

¿Qué le dirías a la nueva generación de bailarines?
–El tratar de dedicarse a la danza y ser joven ya es un sinónimo de ser radical, valiente, atrevido y rebelde. Nos gustaría decirle a lxs chicxs, principalmente lxs que hacen danza folklórica, que estas palabras siempre estén presentes en su danza. Que tengan siempre la inquietud de exponer sus ideas y seguir explorando nuevas posibilidades a través de sus memorias e historias, pero sobre todo nombre, de un rostro para que cuando tengan que vestirse de alguien que tal vez sientan que no los representa, puedan darle una pizca de su personalidad o simplemente dejarlo a un lado para bailar como realmente quieren.

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